Siempre cantando, siempre bailando, yo quisiera morir. De cara al cielo sobre este suelo, en el que yo nací. No quiero que me lloren, cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como a la misma felicidad. Pues yo estaré en el aire, entre las piedras y en el palmar, estaré entre la arena y sobre el viento que agita el mar.
"Él estaba contento, yo no", contó su médico personal Sergio Perrone. Por la última fecha del torneo Apertura 2009, Sandro lo gastó por el triunfo de Banfield, y la posterior vuelta olímpica, y la derrota de Newell's, club del cual es hincha el doctor. No se le conoció un profundo amor por el fútbol a Roberto Sánchez, pero la alegría que le dieron sus vecinos sirvió para olvidar por un ratito el sufrimiento.
Ayer, a las 20.40, El hombre que cuidaba su intimidad como nadie, que hacía delirar a las nenas y que quedará en la historia de la música nacional. Desde acá, un simple homenaje, un breve recuerdo, a un grande de verdad
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