lunes, 18 de mayo de 2009

ESCARAS

Escaras, llagas o úlceras por decúbito.
La frase úlceras por decúbito indica la presencia de lesiones por la permanencia del paciente en una sola posición por largos períodos de tiempo. Ese término significa lo mismo que las palabras llagas o escaras.
Estas lesiones son causadas por la presión prolongada sobre alguna zona del cuerpo al apoyarse contra la cama (sacro, crestas ilíacas, talones, codos, glúteos, hombros, rodillas, etc.), ocasionando la disminución de la circulación ya de por sí difícil. Como consecuencia se aminora el aporte de oxígeno a esos tejidos comprimidos, llevándolos a morir.
Las lesiones más superficiales de la piel enseguida afectan a todos los tejidos que están debajo de ésta. La lesión primaria semeja a una ampolla, en ocasiones a una quemadura cuando ha perdido la parte más superficial de la piel. El tejido se advierte rosa vivo, casi rojo, formándose una capa forma en una placa o costra de color oscuro. Estas lesiones se forman con extraordinaria rapidez, en ocasiones el mismo día es posible ver esos cambios.
Todas las áreas del cuerpo del adulto mayor que estén apoyadas directamente contra la cama son susceptibles de deteriorarse, conduciendo a formar esas tan temidas llagas o escaras.
Un factor que favorece extraordinariamente la formación de estas lesiones es la humedad, la presencia de excremento y de orina, macerando muy rápidamente la piel y dando lugar de inmediato a la formación de la escara.
Una vez que la llaga o úlcera se ha presentado en forma de costra, los tejidos que se encuentran debajo sufren mayor compresión, aumentando por consecuencia la extensión de la lesión. Y si alguna bacteria penetra bajo esta lesión se desarrolla una infección.
Como con mucha frecuencia las llagas están cerca del ano, se contaminan con el excremento, y obviamente, con las bacterias que éste contiene.
Pasados unos días (en ocasiones hasta 30 días), los bordes de la costra se levantan hasta que finalmente cae, descu-briendo porciones profundas de la piel, el músculo y hasta de hueso. Si no se manejan adecuadamente, estas lesiones se cavitan (forman túneles), lo que hace cada vez más difícil su curación. Un olor característico denota la mala evolución de este problema. En el lecho de la herida se forma una secreción amarillo-verdosa, de mal olor, que denota también el desarrollo de un proceso infeccioso.
Una vez que esta llaga alcanza niveles o estratos más profundos de la piel o de los músculos, la probabilidad de que se presente una septicemia (infección que se disemina por todo el organismo a través del torrente sanguíneo) es mayor y eso constituye la causa número uno de las muertes por esta complicación.


Manejo y prevención.
Como en todas las cosas, pero especialmente en medicina, el mejor manejo o tratamiento es la prevención.
Cuando al adulto mayor, o cualquier persona, lo obliga su estado a permanecer la mayor parte del día en la cama, es necesario preparar una cama preferentemente de tamaño individual u hospitalaria que facilitará la tarea de moverlo. El colchón puede ser convencional, de agua, de aire de presión intermitente, un colchón de “huevera” (algunas personas lo llaman de cascarón de huevo) o cuando menos una zalea de borrego.


Colchón de agua.
Este colchón permitirá que con el menor de los movimientos del adulto mayor enfermo, incluso su respiración, el agua se mueva y por lo tanto la circulación se mantenga activa en esas áreas críticas de su piel. Este colchón se llena con agua de la llave y no necesita de ninguna instalación adicional. Antes de que llenes de agua el colchón, colócalo sobre la cama donde permanecerá, y ahí llénalo. El colchón contiene cerca de 150 lts. de agua y el subirlo del piso a la cama puede ocasionarte fácilmente una hernia o que desaparezcan todas tus buenas intenciones.


Colchón de aire de presión intermitente.
Está formado por una enorme cantidad de rombitos inflables cuyo aporte de aire tiene diferentes e independientes conductos de origen. Una vez inflado, el colchón requiere de una fuente de poder o batería que gobierna su funcionamiento. Un pequeño regulador que forma parte del equipo, desinfla unos rombitos e infla otros, modificando o alternando la presión en ellos, con
una frecuencia de cada 15 segundos. De este modo, las distintas zonas de la piel nunca permanecen apoyadas en el mismo punto por más de 15 segundos, favoreciendo la circulación en todo el cuerpo.
Los inconvenientes de estos colchones son el costo y que pueden pincharse con cierta facilidad. No obstante, se reparan como las cámaras de bicicleta.


Colchón de “huevera” o de cascarón de huevo.
Se le llama así porque se asemeja a los empaques donde se acomoda el huevo para su venta. Tiene la misma dimensión que un colchón individual y su forma permite que el aire pase entre el colchón y la piel del paciente, manteniéndola seca y ventilada. Estos colchones también se pueden lavar. El con-sejo es que coloques una sábana sobre el colchón para que sea más efectivo.


Protectores para talones y codos.
En el comercio local existen unas taloneras y coderas hechas de lana, de espuma tipo huevera o forradas por dentro de zalea de borrego. Poseen cintas con cierre tipo velcro que se ajustan perfectamente y evitan la compresión y el roce de estas partes del cuerpo con las sábanas o con el piso. Estos accesorios son magníficos y muy recomendables.
Algo bueno para prevenir muchos problemas será aplicar algún lubricante sobre toda la piel, como crema, aceite, vaselina; en especial sobre las superficies donde los huesos están inmediatamente bajo la piel o amenazan con asomarse (crestas ilíacas, codos, hombros, rodillas, sacros, talones, etc.). Nunca olvides que a pesar de tener el mejor de los colchones preventivos, debes cambiar la posición de la persona, cada hora al menos, ya de un costado, ya del otro, boca arriba, semisentado o sentado, y siempre colocando un cojín entre sus rodillas.


Tratamiento.
Supongamos que a pesar de todos los cuidados que le proporcionas al adulto mayor, una llaga apareció...lo único y, desde luego, lo mejor que debes hacer, es tratarla para evitar las consecuencias que se mencionaron anteriormente.
Al principio, la llaga es solamente una raspadura que muestra la parte central con un color rojo fresco, vivo. En este momento hay que lavarla con agua y jabón neutro y a continuación, utilizando gasas esterilizadas (el uso de algodón deja filamentos en la lesión que impiden su satisfactoria evolución), aplica un antiséptico, como Isodine en espuma, frotando vigorosamente aunque eso le cause un poco de dolor. Será un excelente remedio si después de este aseo rocías la llaga con Rifocyna en spray, y la cubres con una gasa estéril. Este procedimiento deberás repetirlo al menos cada 24 hrs.
Si a pesar de tus cuidados aparecen zonas amoratadas y reblandecidas en su piel, por favor no las retires, solamente acolchónalas con algodón envuelto en gasa e impide que la persona permanezca apoyada sobre esa área por mucho tiempo. Una vez que se tornen como costras y sus bordes se empiecen a levantar, entonces sí es oportuno que las retires, ya que la dureza de la costra ocasiona mayor presión debajo de la misma y favorecerá la extensión de la llaga.
Al levantar la costra, aparecerá un agujero, con bordes blancuzcos, verdosos y amarillentos, que en ocasiones sangran un poco y tienen cierto olor característico que no es desagradable, pero sí lo será cuando la lesión esté infectada. Esas porciones cuyo color no sea rosado o rojizo, deberás retirarlas con tijeras y pinzas, puesto que se encuentran necrosadas (son tejidos muertos).
A esta altura del tratamiento se recomienda que la primera curación la haga un médico, pues a ti te resultará especialmente doloroso, sin mencionar lo que sienta la persona.
Una vez limpia la lesión de tejido muerto o necrótico, lava escrupulosamente con agua estéril o hervida y jabón o Isodine en espuma, pasando por alto el sangrado que pueda presentarse, siempre que sea discreto. Si el sangrado es abundante, comprime la zona con una gasa durante tres minutos hasta que se detenga. El cepillado de la lesión con la gasa recomendada es la mejor forma de asear a conciencia y asegurar la menor cantidad de curaciones y, como consecuencia, menos sufrimiento de la persona. Una vez debridada (limpia del tejido necrótico) y aseada, toma una gasa estéril, imprégnala de Isodine en solución y empapa perfectamente la lesión con ella, cubriéndola con otra gasa gruesa y utilizando cinta adhesiva del tipo Micropore, que causa menos lesiones en la piel al desprenderla. Otra excelente cinta es la Transpore aunque es más difícil de encontrar en el mercado local.


1 comentario:

veronica dijo...

Interesante artículo. Un producto esencial para prevenir las úlceras por presión o escaras es comprar un cojín antiescaras. En este artículo Cómo elegir y dónde comprar el mejor cojín antiescaras hay una práctica guía sobre estos cojines antiescaras.