lunes, 4 de mayo de 2009

ALCOHOLISMO EN LA TERCERA EDAD

Entre un 2 y un 3 por ciento de los alcohólicos tiene más de 65 años. En algunos casos el alcoholismo es el resultado de una larga historia de abuso, pero en la mayoría adopta la forma de un escape a una realidad difícil de asumir.

Si bien la mayor parte de la investigación y de los esfuerzos por parte de los programas que combaten las adicciones suele estar enfocada en aquellos que caen en las garras del alcoholismo a temprana edad, ésta es una enfermedad que puede presentarse en cualquier etapa de la vida. Con respecto a la franja etaria que abarca a las personas con más de 65 años, se estima que esta representa aproximadamente un 2 o un 3 por ciento del total de personas que sufren la adicción.

Según los expertos, en las personas mayores de 65 años el alcoholismo puede adoptar dos formas. La forma terminal de la alcoholización se caracteriza por la dependencia física, y a la que las personas mayores llegan luego de "una larga carrera" de 10, 15 ó 20 años de beber en forma constante (pero acompañada de una alimentación regular que permite la supervivencia). Estos alcohólicos crónicos suelen estar bastante deteriorados y presentan signos característicos como la pérdida de la memoria y demencia, entre otros.

Sin embargo, es más común el caso de los abusadores, personas mayores con una mala situación socioeconómica, que viven solas y que suelen ser rechazadas por sus familias; ellos recurren al alcohol (generalmente de mala calidad) para obtener el efecto de una droga. Utilizan una sustancia adictiva como el alcohol para escapar de una realidad que no pueden asumir.

Las consecuencias

Según el Manual Merck: "El alcoholismo es una enfermedad crónica caracterizada por una tendencia a beber más de lo debido, intentos infructuosos de dejar la bebida y mantenimiento de la costumbre a pesar de las adversas consecuencias sociales y laborales".

¿Cuáles son los efectos sobre la salud de quienes padecen esta enfermedad? Las consecuencias a largo plazo del consumo de alcohol afectan al organismo de muy diversas formas. Desde un punto de vista nutricional, la disminución de los valores de ácido fólico, hierro y niacina que acompañan al alcoholismo favorecen la aparición de anemias, lesiones cutáneas, diarrea y depresión.

Las alteraciones gastrointestinales del alcohólico afectan el esófago (inflamación y cáncer), el estómago (inflamación y úlceras), el hígado (hepatitis, cirrosis y cáncer) y el páncreas (pancreatitis, bajos valores de azúcar en sangre y cáncer).

En cuanto a complicaciones cardiovasculares, las principales son arritmia, insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial y aterosclerosis. Mientras que neurológicamente, las consecuencias del alcoholismo abarcan una amplia gama que va de lo leve a lo severo: confusión, coordinación reducida, limitación de la memoria de corto plazo, deterioro de los nervios que controlan los movimientos de los brazos y las piernas, psicosis y accidentes cerebrovasculares.

En lo que hace al impacto de la dependencia, tanto psicológica como física, la que genera el alcohol interfiere con la capacidad de relacionarse y trabajar, y puede generar además un gran número de conductas autodestructivas. El constante estado de embriaguez del alcohólico suele alterar las relaciones familiares y sociales, y las estadísticas demuestran que es una frecuente causa de divorcio. Con respecto a los problemas laborales, el ausentismo que acompaña al alcoholismo es una comprobada causa de desempleo.

Para dejar la bebida

Para aquellas personas de edad que padecen de alcoholismo, es importante respetar las normas de tratamiento convencionales, afirma el doctor Verruno. Actualmente existen estrategias farmacológicas de tratamiento cada vez más específicas: antidepresivos, ansiolíticos, fármacos de efecto aversivo (disulfiram) y fármacos que bloquean el efecto de "recompensa" que ocasiona el alcohol (acamprosato). La utilización de drogas debe hacerse en el contexto de un tratamiento más amplio supervisado por un especialista.

Un recurso muy eficaz al que pueden recurrir quienes se encuentran en la lucha por dejar su adicción son los grupos de autoayuda, entre los cuales se cuenta Alcohólicos Anónimos. Este tipo de grupos procura brindar al paciente un lugar en donde entablar relaciones sociales fuera del bar, con amigos no bebedores, quienes luego sirven de apoyo cuando surge la necesidad de beber y puede producirse una recaída.

En cuanto al otro grupo de alcohólicos mayores, aquellos que al igual que los jóvenes utilizan el alcohol como una forma de escape de una realidad difícil de asumir, existe un compromiso incumplido: la sociedad y/o el Estado debe insertarlos dentro de su dinámica.

2 comentarios:

Lu. Mamá, psicóloga, blogger. dijo...

Germania qué buenos datos!

Aquí estoy, intercambiemos los enlaces.

Un fuerte abrazo,

Lu
Mamá de DOS chancletas

Para el Adulto Mayor dijo...

ya te puse gracias y saludos.