domingo, 28 de febrero de 2010

EL TIEMPO VUELA

Creemos, mientras nos corre la vida, impertérrita.

Es una más de nuestras falsas creencias. Lo que realmente ocurre es una de las siguientes situaciones:

1: El trabajo nos tiene tan absorbidos que deja poco espacio para otras actividades. Permanecemos agobiados por el trabajo. Lo urgente no da tiempo para atender lo importante. Hay cada vez más comités, asesores, consultores, comisiones… que en lugar de facilitar acciones, entorpecen y obstaculizan las gestiones. Las reuniones, juntas, asambleas y demás son cada vez más insulsas e improductivas. El trabajo se ha tornado la mejor disculpa para no escucharnos, ni sentirnos a nosotros mismos.

2: Cuando empezamos a sentir los años en las piernas y en los hombros, nos hacemos conscientes de que llevamos un montón de años en esta tierra y que ya nos quedan pocos… entonces vemos como pasa el tiempo ante nuestra impavidez¡¡¡ Quejándonos cada minuto de cuán rápido pasan las hojas del almanaque y sin embargo no acometemos el trabajo de fijarnos metas y objetivos y trabajar por alcanzarlos. Nos agobia la pereza: Que pereza ejercitarnos, que pereza tal trabajo, que pereza tal paseo, que pereza tal compañía, que pereza tal juego, que pereza tal programa…. Nada llena las expectativas de un perezoso.

3. Pero el tiempo más perdido es el tiempo de nuestro retraso espiritual, intelectual y el de la alquimia del pensamiento. Es el tiempo en que no nos detenemos a comprender todo lo que nos sucede cuotidianamente, en que no atendemos lo que nos dicen nuestros sentidos, en que no desarrollamos nuestra espiritualidad… es el tiempo más vilmente perdido pues no lo usamos en aprender, en crecer y en trascender.

El tiempo no es más que la medición que hace el hombre de los movimientos de los astros sobre si mismos, sobre otros astros y de estos sobre el universo. Pero la vida es un minúsculo instante que el hombre debe utilizar en la comprensión de sus defectos y debilidades, en tornar sus traumas y creencias en VERDAD, en depurar su pensamiento que, finalmente, es la antena que lo mantiene en contacto con la esencia divina del universo. Eso hace que el pensamiento sea omnipresente, es decir, ocupa todo el universo simultáneamente, en contacto directo con DIOS.

La prueba de que estamos superando nuestras limitaciones, es la medida en que ganamos paz interior que nos permite comprender y amar. Mientras no alcancemos dicha paz, nuestro tiempo en la tierra ha sido en vano.

Les dejo cubiertos bajo un gran abrazo de amor.

No hay comentarios: