martes, 1 de mayo de 2012


Un día…nos miramos al espejo y nos vemos distintos, diferentes….ya no tan jóvenes, ya no tan frescos….Nuestra piel ya no es la misma, nuestro cuerpo ya no está tan firme, nuestras lineas han  cambiado y nuestra mirada se detiene frente a esa imagen que le devuelve el espejo y nos encontramos con las huellas del tiempo que ademas de quedar marcadas en nuestro interior también se registraron en nuestra apariencia externa, en nuestro rostro, en nuestro cuerpo.
La vejez  muchas veces es difícil de aceptar y es por ello que hoy vemos tanta gente recurrir a cirugías, a tratamientos, a tinturas y  apliques…..
Pero sumando a lo externo, sumando a la imagen del espejo está también nuestra vejez interior.
Muchas personas son jóvenes en apariencia pero están envejecidas interiormente por que no alimentaron con felicidad, alegría , fuerza y amor ese interior.
Como así hay ancianos cuyo interior es tan bello que al relacionarnos con ellos sentimos estar al lado de una persona llena de sabiduría pero también de paz y con un espíritu joven.
No podemos amargarnos ni resentirnos ante el paso de los años. La edad cronológica no es la que importa, como así tampoco importa la imagen que nos devuelve el espejo.
Importan: nuestra esencia, nuestros conocimientos, nuestra alegría, nuestra lucha, nuestro esfuerzo, pero por sobre todo….nuestras ganas de vivir. Ser uno mismo, más allá de las arrugas, de la pancita, de la calvicie….Estar en paz.
Si logramos tener paz interior, si todos nuestros esfuerzos, nuestros sueños, nuestras alegrías, nuestro amor a la vida son potentes…¿ Por que temerle a la vejez ?. ¿ Por que entristecernos ante el paso del tiempo?.
La juventud está en cada uno de nosotros, más allá de los años que tengamos, por que ser joven no significa tener pocos años, sino tener un  espíritu joven, un interior repleto de vivencias hermosas, un corazón que late siempre de la misma forma y que no se detiene ante el paso de los años, al contrario se fortalece día a día.
El paso de los años desluce inexorablemente las bondades del cuerpo, en cambio quienes cultivan lo lindo de su interior, con el paso del tiempo ocurre lo contrario, el cuerpo envejece, pero el espíritu se hace cada vez más noble y más hermoso.

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