
Se suele decir que los abuelos “malcrían” a los niños, les conceden
sus caprichos, les permiten hacer ciertas cosas que a los padres nos
cuesta más. Pero cuando son los abuelos los que pasan la mayor parte del día con los niños, ya no podemos decir que los malcríen, sino que directamente son ellos los que educan a los nietos.
Esto significa asumir una nueva responsabilidad, que no siempre
viven como propia, y arriesgarse a un enfrentamiento con los criterios
de sus hijos, que pueden tener otras ideas concebidas en cuanto a
educación, pero no las desarrollan ellos mismos. No es de extrañar que,
en el marco de esta sociedad en la que mas de la mitad de los abuelos cuidan a sus nietos casi todos los dias estos abuelos se conviertan en los verdaderos educadores de los pequeños.
¿Es esto bueno o malo? Podríamos decir que, si no hay más remedio… Pero, ¿cuántos abuelos llegan a desarrollar el sindrome del esclavo
¿Cuántos consideran que esa tarea ya la llevaron a cabo en su momento y
que no les corresponde? ¿Tienen los padres derecho a “quejarse”?
El reciente estudio dedicado a conocer el papel y la opinión de los
abuelos en las familias muestra una demanda firme de los mayores: la
necesidad de imponer límites que racionalicen la obligación de manera
clara.
Están dispuestos participar como cuidadores de los nietos solo en las situaciones en que verdaderamente sea necesario,
cuando el padre y la madre tienen auténticas responsabilidades
laborales, no para que estos puedan disfrutar de su tiempo libre a costa
del de los abuelos y abuelas (y aquí me acuerdo de la madre del anuncio ya no puedo mas.
Pero cuando los límites no se respetan es cuando los mayores se
sienten “utilizados”, “angustiados” ante la responsabilidad educativa.
Creo que los padres deberíamos ser más conscientes de los
sentimientos de los abuelos que cuidan a los niños, dialogar con ellos,
saber cómo se sienten (muchos no reconocerán sus sentimientos si estos
son negativos) y, en la medida de lo posible, no relegar la educación de nuestros hijos a los abuelos.
Está claro que las situaciones familiares son mil y una, que habrá
abuelos conviviendo en el mismo núcleo familiar por necesidad, que hay
padres a los que no les queda mas remedio, otros que se “aprovechen” de los mayores (en la medida que estos se sientan utilizados)...
Los abuelos tienen mucho que ofrecer a los nietos, pero deberían
disfrutar de ellos, “malcriarlos” si es necesario. El núcleo familiar,
el hogar, es la base de la educación de los niños, y el papel de los
padres en este sentido es fundamental, más cuanto más pequeños son los
niños. La relación padres-hijos-abuelos sería especialmente difícil si
los valores, las normas, el modo de relacionarse, se conciben de manera
diferente entre abuelos educadores y padres.
En el caso de padres, digamos, “independizados” o “indiferentes”,
imaginamos que no tendrán problema, aunque en este caso estamos ante hijos que han sido criados y educados por los abuelos.
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