Han pasado de ser padres a abuelos y han cuidado de nosotros y nuestros hijos, pero con el tiempo algunos de ellos se han convertido en “niños” también. Al llegar a cierta edad, y dependiendo de sus facultades, los padres son una responsabilidad que hay que asumir, necesitan de nosotros para recibir afecto, para sentirse seguros, para tener quien los escuche…
Pero también tienen derecho a mantener cierta independencia, a que respeten su forma de pensar y a organizar su vida. En esto son muy distintos de los hijos, sólo puedes aconsejarles y ayudarles, sin imponerte, porque tu responsabilidad no te da autoridad. Es posible que todas las recetas para aprender a tratar a los mayores se resuman en una: trátalos como te gustaría que te tratasen a ti. Necesitan todo el respeto, paciencia y sentirse queridos:
Respeto. A sus ideas, a su pasado y a cómo desean vivir su momento.
Paciencia. A veces les cuesta entender las cosas o hacerlas de otro modo, parece que se niegan a escuchar y, sin embargo, puedes ser tú quien no sabe escuchar.
Cariño. Es lo más importante, lo que ellos valoran más y tu arma más eficaz si quieres suavizar la convivencia. Sobre todo cuando las facultades merman sustancialmente, el afecto es un lenguaje universal. Lo que no debes consentir es el chantaje. Si te preocupas por darles todo lo que necesitan, no tienes por qué ceder al victimismo. Ellos también deben saber respetar y poner de su parte
Pero también tienen derecho a mantener cierta independencia, a que respeten su forma de pensar y a organizar su vida. En esto son muy distintos de los hijos, sólo puedes aconsejarles y ayudarles, sin imponerte, porque tu responsabilidad no te da autoridad. Es posible que todas las recetas para aprender a tratar a los mayores se resuman en una: trátalos como te gustaría que te tratasen a ti. Necesitan todo el respeto, paciencia y sentirse queridos:
Respeto. A sus ideas, a su pasado y a cómo desean vivir su momento.
Paciencia. A veces les cuesta entender las cosas o hacerlas de otro modo, parece que se niegan a escuchar y, sin embargo, puedes ser tú quien no sabe escuchar.
Cariño. Es lo más importante, lo que ellos valoran más y tu arma más eficaz si quieres suavizar la convivencia. Sobre todo cuando las facultades merman sustancialmente, el afecto es un lenguaje universal. Lo que no debes consentir es el chantaje. Si te preocupas por darles todo lo que necesitan, no tienes por qué ceder al victimismo. Ellos también deben saber respetar y poner de su parte
No hay comentarios:
Publicar un comentario