“Cuando mires a los ojos a otra persona, a cualquiera, y veas tu
propia alma reflejada, entonces sabrás que has alcanzado otro nivel de
conciencia” Brian Weiss. En general la gente cree que un alma gemela es
la persona con la que encajas perfectamente, ese que nos va a
comprender, valorar, seducir al instante, aquel compañero fiel pero a la
vez seductor y misterioso, para nosotras las mujeres es el príncipe
azul con el que todas soñamos.
Tu alma gemela vibra en la misma frecuencia que tu, por eso te
sientes atraído hacia esa persona, porque en definitiva te refleja quien
realmente eres.
Sin embargo, creo que un alma gemela auténtica es en realidad un
espejo, es esa persona que te saca de adentro todo lo que tienes
reprimido, que te hace cuestionarte, confrontarte, mirarte sin caretas
para poder crecer como persona. Una verdadera alma gemela es,
seguramente la persona más importante que vayas a conocer en tu vida,
porque te tira abajo todas tus certezas, tus autoengaños y te despierta
de un porrazo a la realidad de quien verdaderamente eres.
Algunos no están preparados para
reconocer a su alma gemela, otros se pierden en su búsqueda valorando
cosas superficiales, persiguiendo seguridad, estabilidad, certezas. Hay
personas que totalmente desilusionados creen que no existe para ellos y
abandonan la búsqueda.
Para encontrar al alma gemela que tenemos en esta vida creo que es
fundamental correr riesgos, vivir fracasos, decepciones, dolores, que
son la puerta de entrada para el amor. Continuamente le comento a mis
pacientes lo importante que es tener la valentía suficiente como para
equivocarse y volver a confiar, eso nos hace más humanos, más reales.
Las derrotas, los fracasos y las desilusiones son las guías en el camino
para re conocer a quien verdaderamente es nuestra alma gemela, lo
fundamental es creer y perseverar en la búsqueda a pesar del desánimo y
cansancio. Tener la convicción de que todo tiene su sentido a pesar de
que muchas veces no podemos verlo.
Para eso recomiendo ejercitar la humildad, aprender a “agachar el
moño” a no quedarse siempre con la última palabra, a no defenderse en
exceso de las críticas, eso nos ayuda a estar más receptivos para los
demás, a no estar a la defensiva y poder reconocer y aceptar nuestros
errores, creo que una persona humilde es más fuerte que quien no lo es,
ya que tolera sus errores y los mide en su justa medida, lo que nos
ayuda a entrar en sintonía con el amor.
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