Se
reitera el incremento que en los últimos años ha tenido la población de
adultos mayores, hecho que repercute en el número también cada vez más
alto de personas residentes en asilos para ancianos, lugares que por lo
regular dependen del estado y cuyas características tanto materiales
como su infraestructura en cuanto a personal especializado para atender a
las personas que ahí viven, deja mucho que desear. Este último aspecto
es el punto cardinal de este trabajo, ya que los cuidadores, trátese de
enfermeras, psicólogo, médicos, trabajadoras sociales, entre otros,
realizan un papel crucial en el funcionamiento de tales instituciones.
El cuidador, al igual que los residentes, es un ser humano, con una
carga inherente a la labor que realiza y que, además, transita por todas
las emociones o conflictos que implica desempeñar su puesto, al igual
que los que cuida, necesita ser cuidado y atendido para el logro del
bienestar de ambos.
Para la población en general, así como para el personal de salud, no es ajeno que el trabajo de enfermería es difícil, estresante y delicado, ya que nos enfrentamos cotidianamente con el dolor humano, así como con la vida y la muerte.
La adaptación al envejecimiento no es tarea fácil para los adultos
mayores y requiere que los profesionales que participan en su cuidado se
caractericen por una muy especial vocación y amor al trabajo con este
grupo etáreo, lo que se traduce en una actitud que trasunta valores como: el
respeto por el otro, la autonomía y la compasión para brindar cuidados
humanizados al adulto mayor y que se extiende también a su grupo directo
de cuidadores.
El enfermero del Adulto Mayor debe dar cuidados de Enfermería al individuo anciano, tanto en situación de salud como de enfermedad; orientando estos cuidados hacia la promoción y protección de la salud, la atención y la rehabilitación de los enfermos; organizando y evaluando las funciones propias de la Enfermería, en cualquiera de los niveles de atención del ciclo Salud‑Enfermedad.
El adulto mayor requiere de un cuidado transdiciplinario efectivo, que
incluya no sólo la recuperación sino también y, muy destacadamente, la
promoción de su salud, el crecimiento individual y familiar. Es en este
contexto general donde la profesional de enfermería debe entregar su
contribución específica complementando a la ciencia del curar.
La enfermería profesional se inserta de esta manera con su propia
perspectiva en el cuidado integral del adulto mayor por lo que es necesario
fortalecer desde el pregrado los fundamentos que sustentan el cuidado
humanizado del adulto mayor y la formación técnico-profesional de sus
cuidadores formales e informales.
Para la población en general, así como para el personal de salud, no es ajeno que el trabajo de enfermería es difícil, estresante y delicado, ya que nos enfrentamos cotidianamente con el dolor humano, así como con la vida y la muerte.
La adaptación al envejecimiento no es tarea fácil para los adultos
mayores y requiere que los profesionales que participan en su cuidado se
caractericen por una muy especial vocación y amor al trabajo con este
grupo etáreo, lo que se traduce en una actitud que trasunta valores como: el
respeto por el otro, la autonomía y la compasión para brindar cuidados
humanizados al adulto mayor y que se extiende también a su grupo directo
de cuidadores.
El enfermero del Adulto Mayor debe dar cuidados de Enfermería al individuo anciano, tanto en situación de salud como de enfermedad; orientando estos cuidados hacia la promoción y protección de la salud, la atención y la rehabilitación de los enfermos; organizando y evaluando las funciones propias de la Enfermería, en cualquiera de los niveles de atención del ciclo Salud‑Enfermedad.
El adulto mayor requiere de un cuidado transdiciplinario efectivo, que
incluya no sólo la recuperación sino también y, muy destacadamente, la
promoción de su salud, el crecimiento individual y familiar. Es en este
contexto general donde la profesional de enfermería debe entregar su
contribución específica complementando a la ciencia del curar.
La enfermería profesional se inserta de esta manera con su propia
perspectiva en el cuidado integral del adulto mayor por lo que es necesario
fortalecer desde el pregrado los fundamentos que sustentan el cuidado
humanizado del adulto mayor y la formación técnico-profesional de sus
cuidadores formales e informales.
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