El
Desafío de Aristóteles
Cualquiera puede ponerse furiosa/o .. eso es fácil.
Pero estar furioso con la persona
correcta,
en la intensidad correcta, en
el momento correcto,
por el motivo correcto, y de
la forma correcta... eso no es
fácil.
ARISTÓTELES,
Ética a Nicómaco.
En los noticieros de todos los
días abundan informes de
este tipo sobre la desintegración de la cortesía y
la seguridad , un ataque violento del impulso ruin que todo lo destruye. Pero las
noticias
sólo reflejan en una escala más
amplia la sensación de que existen cada vez más
emociones
fuera de control en
nuestra propia vida y en la de quienes nos rodean. Nadie queda
apartado de esta errática corriente de arrebato y
arrepentimiento; impregna la vida de todos, de una u otra
forma.
En la última década
hemos visto una constante sucesión de informes de este
tipo, que reflejan un aumento de la ineptitud emocional, la
desesperación y la imprudencia en nuestras familias,
nuestras comunidades y nuestra vida colectiva.
Una extendida enfermedad emocional
se expresa en el aumento de los casos de depresión
en el mundo entero , y en los recordatorios de una creciente
corriente de agresividad: adolescentes
que van a la escuela con
armas,
accidentes en
autopistas que acaban con disparos, etc. Maltrato emocional,
disparos indiscriminados y estrés
postraumáticos son expresiones que han pasado a formar
parte del léxico común. E l"déjame en paz"
ahora ocupa el lugar de "que le vaya bien".
Por qué
emprender ahora esta exploración
La última década, a
pesar de las malas noticias que produjo, también fue
testigo de un entusiasmo sin precedentes con respecto al estudio
científico de las emociones. Más increíbles
son las visiones del cerebro en
funcionamiento, posibilitadas por métodos innovadores como las nuevas
tecnologías de las imagenes
cerebrales. Estos métodos han hecho visible por primera
vez en la historia de la humanidad lo
que siempre ha sido una fuente de absoluto misterio: exactamente
cómo opera esta intrincada masa de células
mientras pensamos y sentimos, imaginamos y
soñamos.
Esta corriente de datos
neurobiológicos nos permite comprender más
claramente que nunca cómo los centros de la emoción
del cerebro nos provocan ira o llanto, y cómo partes
más primitivas del mismo, que nos mueven a hacer la
guerra y
también el amor,
están canalizadas para bien o para mal. Esta claridad sin
precedentes con respecto al funcionamiento de las emociones y sus
fallos revela algunos nuevos remedios para nuestras crisis
emocionales colectivas.
La ciencia es
capaz de abordar con autoridad
estos interrogantes urgentes y sorprendentes que despierta la
psiquis en su aspecto más irracional, con el fin de trazar
con cierta precisión el mapa del corazón
humano.
Este mapa ofrece un desafío
a aquellos que adhieren a una visión estrecha de la
inteligencia, argumentando que el cociente intelectual es un
factor genético que no puede ser modificado por la
experiencia vital, y que nuestro destino en la vida está
fijado en gran medida por estas aptitudes.
Este argumento pasa por alto la
pregunta más desafiante ¿Qué podemos cambiar
que ayude a nuestros hijos a tener mejor suerte en la vida?
¿Qué factores entran en juego, por
ejemplo, cuando las personas que tienen un elevado cociente
intelectual tienen dificultades y las que tienen un cociente
intelectual modesto se desempeñan sorprendentemente
bien?
Yo afirmaría que la
diferencia suele estar en las habilidades que aquí
llamamos inteligencia emocional, que incluye el
autodominio, el celo y la persistencia, y la capacidad de
motivarse uno mismo.
Y estas habilidades, como veremos
más adelante, pueden enseñarse a los niños,
dándoles así mejores posibilidades de utilizar el
potencial intelectual que la lotería genética
les haya brindado. El propósito del viaje es comprender
qué significa proporcionar inteligencia a la
emoción y cómo hacerlo.
Primera Parte: EL
CEREBRO EMOCIONAL. Arquitectura
emocional del cerebro que ofrecen una explicación de los
momentos más desconcertantes de nuestra vida, cuando el
sentimiento arrasa con toda racionalidad. Comprender el
interjuego de estructuras
cerebrales que dominan nuestros momentos de rabia y temor revela
mucho acerca de cómo incorporamos los hábitos
emocionales que pueden minar nuestras mejores intenciones,
así como acerca de lo que podemos hacer para someter
nuestros más destructivos impulsos
emocionales.
Segunda Parte: LA
NATURALEZA DE
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL. Ver cómo
intervienen los factores neurológicos en el talento
básico para vivir llamado inteligencia
emocional: ser capaz, por ejemplo, de refrenar el impulso
emocional; interpretar los sentimientos más íntimos
del otro; manejar las relaciones de una manera fluida; en
palabras de Aristóteles, la rara habilidad de " ponerse
furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el
momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma
correcta".
Tercera Parte:
INTELIGENCIA EMOCIONAL APLICADA. Cómo
dichas habilidades pueden preservar nuestras relaciones
más preciadas, o la falta de las mismas pueden corroerlas;
cómo las fuerzas del mercado que
están dando nueva forma a nuestra vida laboral
están adjudicando un valor sin
precedentes a la inteligencia emocional para el éxito
en el trabajo; y
cómo las emociones negativas suponen para nuestra salud física un riesgo tan grande
como el hábito de fumar, aunque el equilibrio
emocional puede ayudar a proteger nuestra salud y
bienestar.
Cuarta Parte:
OPORTUNIDADES. Las lecciones emocionales que
aprendemos de niños en casa y en la escuela dan forma a
los circuitos
emocionales haciéndonos más expertos en la base de
la inteligencia emocional. Esto significa que la infancia y la
adolescencia
son ventanas críticas de oportunidad para fijar los
hábitos emocionales esenciales que gobernarán
nuestra vida.
Quinta Parte:
ALFABETISMO EMOCIONAL .
Explora los peligros que acechan a
aquellos que, mientras maduran, no logran dominar el reino
emocional: cómo las deficiencias en la inteligencia
emocional realzan un espectro de riesgos, desde
la depresión o una vida de violencia
hasta trastornos en la alimentación o abuso
de drogas. Y
documenta cómo las escuelas pioneras están
enseñando a los niños las habilidades emocionales y
sociales que necesitan para mantener su vida
encarrilada.
Primera Parte:
EL CEREBRO
EMOCIONAL.
1-- ¿Para qué son
las Emociones?
Los sociobiólogos
señalan el predominio del corazón sobre la cabeza
en momentos cruciales como ese cuando hacen conjeturas acerca de
por qué la evolución ha dado a las emociones un papel
tan importante en la psiquis humana. Nuestras emociones, dicen,
nos guían cuando se trata de enfrentar momentos
difíciles y tareas demasiado importantes para dejarlas
sólo en manos del intelecto: los peligros, las
pérdidas dolorosas, la persistencia hacia una meta a pesar
de los fracasos, los vínculos con un compañero, la
formación de una familia.
Cada emoción ofrece una
disposición definida a actuar; cada una nos señala
una dirección que ha funcionado bien para
ocuparse de los desafíos repetidos de la vida humana. Dado
que estas situaciones se repiten una y otra vez a lo largo de la
historia de la evolución, el valor de supervivencia de
nuestro repertorio emocional fue confirmado por el hecho de que
quedaron grabados en nuestros nervios como tendencias innatas y
automáticas del corazón humano.
Cuando las
Pasiones aplastan a la Razón
Las pasiones aplastan a la
razón una y otra vez. Para bien o para mal, nuestra
valoración de cada encuentro personal y
nuestras respuestas al mismo están moldeadas no
sólo por nuestro juicio racional o nuestra historia
personal, sino también por nuestro lejano pasado
ancestral. Esto nos deja inclinaciones a veces trágicas.
Con demasiada frecuencia nos enfrentamos a dilemas posmodernos
con un repertorio emocional adaptado a las urgencias del
pleistoceno.
Todas las emociones son impulsos
para actuar, planes instantáneos para enfrentarnos a la
vida que la evolución nos ha inculcado. Que las emociones
conducen a la acción
es muy evidente cuando observamos a niños o animales;
sólo es en los adultos "civilizados" en los que tan a
menudo encontramos la gran anomalía del reino animal:
emociones (impulsos arraigados que nos llevan a actuar)
divorciadas de la reacción evidente.
En nuestro repertorio emocional,
cada emoción juega un papel singular, como quedó
revelado por sus características sintonías
biológicas. ¿Cómo cada emoción
prepara al organismo para una clase distinta
de respuesta?
Con la
ira... |
La sangre
fluye a las manos, y así resulta más
fácil tomar un arma o golpear a un enemigo; el ritmo
cardíaco se eleva y un aumento de hormonas
como la adrenalina genera un ritmo de energía lo
suficientemente fuerte para originar una acción
vigorosa. |
|
Con el
miedo... |
La sangre va a los
músculos esqueléticos grandes, como los de
las piernas, y así resulta más fácil
huir, y el rostro queda pálido debido a que la
sangre deja de circular por él (creando la
sensación de que la sangre "se hiela"). Al mismo
tiempo,
el cuerpo se congela, aunque sólo sea por un
instante, tal vez permitiendo que el tiempo determine si
esconderse sería una reacción más
adecuada. los circuitos de los centros emocionales del
cerebro desencadenan un torrente de hormonas que pone al
organismo en alerta general, haciendo que se prepare para
ala acción, y la atención se fija en la amenaza
cercana, lo mejor para evaluar qué respuesta
ofrecer. |
|
Con la
felicidad... |
Los principales cambios
biológicos son un aumento de la actividad en un
centro nervioso que inhibe los sentimientos negativos y
favorece un aumento de la energía disponible, y una
disminución de aquellos que generan pensamientos
inquietantes. Pero no hay un cambio
determinado de la fisiología salvo una tranquilidad,
que hace que el cuerpo se recupere más
rápidamente del despertar biológico de las
emociones desconcertantes. Esta configuración ofrece
al organismo un descanso general, además de buena
disposición y entusiasmo para cualquier tarea que se
presente y para esforzarse por conseguir una gran variedad
de objetivos. |
|
Con el
amor... |
Los sentimientos de ternura
y la satisfacción sexual dan lugar a un despertar
parasimpático: el opuesto fisiológico de la
movilización "lucha o huye" que comparten el miedo y
la ira. La pauta parasimpática, también
llamada "respuesta de la relajación", es un conjunto
de reacciones de todo el organismo, que genera un estado
general de calma y satisfacción, facilitando la
cooperación. |
|
Con la
sorpresa... |
El levantar las cejas en
esta expresión, permite un mayor alcance visual y
también que llegue más luz a la
retina. Esto ofrece más información sobre el acontecimiento
inesperado, haciendo que resulte más fácil
distinguir con precisión lo que está
ocurriendo e idear el mejor plan de
acción. |
|
Con el
disgusto... |
Esta expresión es
igual en el mundo entero y envía un mensaje
idéntico: algo tiene un sabor o un olor repugnante,
o lo es en sentido metafórico. La expresión
facial de disgusto (el labio superior torcido a un costado
mientras la nariz se frunce ligeramente) sugiere, un
intento primordial de bloquear las fosas nasales para
evitar un olor nocivo o de escupir un alimento
perjudicial. |
|
Con la
tristeza... |
Una función importante de esta
emoción, es ayudar a adaptarse a una pérdida
significativa, como la
muerte de una persona cercana o una decepción
grande. La tristeza produce una caída de la
energía y el entusiasmo por las actividades de la
vida, sobre todo por las diversiones y los placeres y, a
medida que se profundiza y se acerca a la depresión,
hace más lento el metabolismo del organismo. Este aislamiento
introspectivo crea la oportunidad de llorar una perdida o
una esperanza frustrada, de comprender las consecuencias
que tendrá en la vida de cada uno y, mientras se
recupera la energía, planificar un nuevo comienzo.
Esta pérdida de energía puede haber obligado
a los primeros humanos entristecidos y vulnerables a
permanecer cerca de casa, donde estaban más seguros. |
Nuestras Dos
Mentes
Si una persona se divorcia, puede
estar triste por un lado y feliz por haber recuperado tiempo para
ella. Uno es un acto de la mente emocional, el otro de la mente
racional. En un sentido muy real, tenemos dos mentes, una que
piensa y otra que siente.
Estas dos formas diferentes de
conocimiento
interactúan para construir nuestra vida mental. Una, la
mente racional, es la forma de comprensión de la que somos
típicamente conscientes: más destacada en cuanto a
la conciencia,
reflexiva, capaz de analizar y meditar. Pero junto a este existe
otro sistema de
conocimiento, impulsivo y poderoso, aunque a veces
ilógico: la mente emocional.
Ésta es una
combinación que parece surgir de eones de la ventaja
evolutiva de que las emociones y las intuiciones guían
nuestra respuesta instantánea en situaciones en las que
nuestra vida está en peligro, y en las que detenerse a
reflexionar en lo que debemos hacer podría costarnos la
vida.
En muchos momentos, o en la
mayoría de ellos, estas mentes están exquisitamente
coordinadas; los sentimientos son esenciales para el pensamiento, y
el pensamiento lo es para sentimiento. Pero cuando aparecen las
pasiones, la balanza se inclina: es la mente emocional la que
domina y aplasta la mente racional.
Cómo
creció el Cerebro
El hecho de que el cerebro
pensante surgiera del emocional es muy revelador con respecto a
la relación que existe entre pensamiento y sentimiento; el
cerebro emocional existió mucho tiempo antes que el
racional.
La raíz más
primitiva de nuestra vida emocional es el sentido del olfato o,
más precisamente, en el lóbulo olfativo, las
células que toman y analizan los olores. Cuando estamos
dominados por el anhelo o la furia, trastornados por el amor o
retorcidos de temor, es el sistema límbico el que nos
domina.
A medida que evolucionaba el
sistema límbico, refinó dos herramientas
poderosas: aprendizaje y
memoria. Hace
al menos, 100 millones de años, el cerebro de los mamíferos se desarrolló
repentinamente y con varias capas de células cerebrales se
formó la neocorteza que ofrecía una ventaja
intelectual extraordinaria.
La neocorteza del Homo Sapiens,
mucho más grande que en cualquier otra especie, ha
añadido todo lo que es definitivamente humano. Es el
asiento del pensamiento; contiene los centros que comparan y
comprenden lo que perciben los sentidos, nos
permite tener sentimientos con respecto a las ideas, las artes,
los símbolos y la
imaginación.
Esta ventaja para la
supervivencia se debe al talento de la neocorteza para trazar
estrategias,
planificar a largo plazo y desarrollar otras artimañas
mentales. El triunfo del arte, la
civilización y la cultura son
frutos de la NEOCORTEZA.
Este nuevo añadido al
cerebro permitió agregar un matiz a la vida emocional.
Tomemos por ejemplo el amor. Las estructuras límbicas
generan sentimientos de placer y deseo sexual, las emociones que
alimentan la pasión sexual. Pero el agregado de la
neocorteza y sus conexiones con el sistema límbico que
surgiera el vínculo madre-hija, que es la base de la
unidad familiar y el compromiso a largo plazo de la crianza que
hace posible el desarrollo
humano.
Las especies que no poseen
neocorteza, como los reptiles, carecen de amor maternal; cuando
sus crías salen del huevo, deben ocultarse para evitar ser
devoradas. En los seres humanos, el lazo protector entre
progenitor e hijo permite gran parte de la maduración para
seguir el curso de una larga infancia...durante la cual el
cerebro continúa desarrollándose.
Las zonas emocionales están
entrelazadas a través de innumerables circuitos que ponen
en comunicación todas las partes de la
neocorteza.
2—Anatomía de un Asalto
Emocional
La vida es una
comedia para aquellos que piensan y una tragedia para aquellos
que sienten. HORACE WALPOLE
Los estallidos emocionales son
asaltos nerviosos. Un centro del cerebro límbico declara
una emergencia y recluta al resto del cerebro para su urgente
orden. El asalto se produce en un instante, desencadenando esta
reacción unos instantes antes que la neocorteza, el
cerebro pensante, haya tenido oportunidad de vislumbrar
plenamente lo que está ocurriendo, para no hablar de
decidir si es una buena idea.
Una vez que el momento pasa, los
que han quedado así dominados tienen la sensación
de no saber qué les ocurrió. Ud. puede discutir con
alguien acaloradamente hasta un extremo que más tarde,
tras un poco de reflexión y comprensión, le
pareció injustificado. Con toda probabilidad eso
también fue un asalto, un ataque nervioso que se origina
en la AMÍGDALA, un centro del cerebro
límbico.
No todos los asaltos
límbicos son perturbadores. Cuando un chiste le parece a
alguien tan gracioso que su risa casi resulta explosiva, esta
también es una respuesta límbica.
El Asiento de
toda Pasión
En los seres humanos, la
amígdala es un racimo en forma de almendra de estructuras
interconectadas que se asientan sobre el tronco cerebral. Existen
DOS AMÍGDALAS, una a cada costado del cerebro, apoyadas
hacia el costado de la cabeza.
- La corteza y la neocorteza, como estructuras límbicas, se ocupan de la mayor parte del aprendizaje y el recuerdo del cerebro;
- La amígdala es la especialista en asuntos emocionales. (Al extirpar la amígdala se pierde toda capacidad de reconocer los sentimientos. La amígdala actúa como depósito de la memoria emocional. La vida sin amígdala es una vida despojada de significados personales.)
Además del afecto, hay
otros factores relacionados con la amígdala; de ella
dependen todas las pasiones. Las lágrimas, una
señal emocional, son desencadenadas por la amígdala
y por la circunvolución cingulada. La amígdala
puede ejercer el control sobre lo que hacemos incluso mientras el
cerebro pensante, la neocorteza, está intentando tomar una
decisión. EL FUNCIONAMIENTO DE LA AMÍGDALA Y SU
INTERJUEGO CON LA NEOCORTEZA ESTÁN EN EL NÚCLEO DE
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL.
La Red de
Transporte
La amígdala ocupa un lugar
destacado en la vida mental, es como un centinela
psicológico. Si detecta temor, angustia, etc. la
amígdala reacciona instantáneamente, como una red
de transporte
nerviosa, enviando un mensaje de crisis a todas las partes del
cerebro.
En la arquitectura del cerebro, la
amígdala es algo así como una
compañía de alarmas, donde los operadores
están preparados para hacer llamadas de emergencia al
departamento de bomberos, a la policía y a un vecino cada
vez que un sistema de seguridad interno indica que hay problemas.
Cuando suena una alarma de temor,
por ejemplo, ésta envía mensajes urgentes a cada
parte importante del cerebro: provoca la secreción de las
hormonas que facilitan la reacción de ataque o
fuga, moviliza los centros de movimiento y
activa el sistema cardiovascular, los músculos y los
intestinos.
Simultáneamente, los
sistemas de la
memoria cortical se ponen en marcha para recuperar cualquier
conocimiento importante para la emergencia del momento,
colocándolos en un lugar prioritario. Estos son
sólo parte de una serie de cambios coordinados por la
amígdala. La extensa red de conexiones nerviosas de la
amígdala le permite, durante una emergencia emocional,
atraer y dirigir gran parte del resto del cerebro, incluida la
mente racional.
El Centinela
Emocional
Las señales
sensoriales del ojo y el oído
viajan primero en el cerebro al tálamo y luego a la
amígdala; una segunda señal del tálamo se
dirige a la neocorteza, el cerebro pensante. Esta
bifurcación permite a la amígdala empezar a
responder antes que la neocorteza, que elabora la
información mediante diversos niveles de circuitos
cerebrales antes de percibir plenamente y por fin iniciar su
respuesta más perfectamente adaptada.
Una investigación de Joseph LeDoux de la
Universidad de
Nueva York es la primera que señala que en la vida
emocional, se encuentran vías nerviosas para los
sentimientos que evitan la neocorteza. Entre los sentimientos
que toman la ruta directa a través de la amígdala
se incluyen los más primitivos y potentes; explica el
poder de la
emoción para superar la racionalidad.
Esta vía más corta
permite a la amígdala recibir algunas entradas directas de
los sentidos y comenzar una respuesta antes de que queden
registradas por la neocorteza.
LA AMÍGDALA PUEDE HACER QUE
NOS PONGAMOS EN ACCIÓN MIENTRAS LA NEOCORTEZA (LENTA PERO
BIEN INFORMADA) DESPLIEGA SU PLAN DE ACCIÓN MÁS
ELABORADO. Algunas reacciones emocionales y memorias
emocionales pueden formarse sin la menor participación
consciente y cognitiva.
La amígdala puede guardar
recuerdos y respuestas sin saber exactamente por qué lo
hacemos, porque el atajo desde el tálamo hasta la
amígdala evita completamente la
neocorteza.
El Especialista
en Memoria Emocional
Mientras el hipocampo recuerda los
datos simples, la amígdala retiene el clima emocional
que acompaña a esos datos. Según LeDoux el
hipocampo es crucial para reconocer que un rostro determinado es
el de nuestra prima, pero es la amígdala la que
añade la carga emocional respecto a esa
persona.
Cuanto más intenso es el
despertar de la amígdala, más fuerte es la huella.
Las experiencias que más nos estremecen o nos asustan en
la vida, están en nuestros recuerdos más
imborrables. Esto significa que el cerebro tiene dos sistemas de
memoria, uno para los datos corrientes y uno para aquellos que
poseen carga emocional.
Alarmas
Nerviosas Anticuadas
Como depósito de la memoria
emocional, la amígdala explora la experiencia, comparando
lo que está sucediendo ahora con lo que ocurrió en
el pasado. Su método de
comparación es asociativo: cuando un elemento clave de una
situación presente es similar al pasado, puede llamarle
"igual" y es por esa razón que el circuito resulta poco
preciso: actúa antes de que haya confirmación
plena. Ordena que reaccionemos ante acontecimientos levemente
similares, pero suficientemente parecidos como para alarmar a la
amígdala.
La imprecisión del cerebro
emocional en esos momentos se ve aumentada por el hecho de que
muchos poderosos recuerdos emocionales se remontan a los primeros
años de vida. Mientras el hipocampo recupera
información, la amígdala decide si esa
información tiene algún valor
emocional.
La amígdala puede estar
totalmente formada en el momento del nacimiento. Esto tiene
relación con u principio básico del psicoanálisis: las interacciones de los
primeros años de la vida proporcionan lecciones
emocionales basadas en la adaptación y en los contactos
del niño y quienes se ocupan de él. Estas lecciones
emocionales son muy potentes.
A veces quedamos desorientados por
nuestros estallidos emocionales porque los recuerdos datan de una
época temprana de nuestra vida, cuando aún no
teníamos palabras para comprender los
acontecimientos.
Cuando las
Emociones son Rápidas y poco
Precisas
Es de valorar el poder de la
amígdala para hacer que nos pongamos en acción
durante las emergencias, momentos vitales antes de que la
neocorteza tenga tiempo de registrar plenamente lo que sucede. El
circuito desde el tálamo a la amígdala lleva
sólo una parte de los mensajes sensorios, mientras la
mayoría toma la ruta principal hasta la neocorteza. Por
eso, se registra en la amígdala, a través de este
camino rápido, una señal no elaborada, apenas
suficiente como advertencia.
Según LeDoux , "no es
necesario saber exactamente qué es algo para saber que
puede ser peligroso". Se trata de un proceso
rápido aunque tosco, es fundamental para la supervivencia
pero poco preciso. Perfecto para la ardilla en su rápido
escape, pero en la vida emocional humana, esa imprecisión
puede tener consecuencias desastrosas para nuestras
relaciones.
ESTOS ERRORES EMOCIONALES SE BASAN
EN EL HECHO DE QUE EL SENTIMIENTO ES ANTERIOR AL PENSAMIENTO. Una
reacción basada en fragmentos de información
sensorial que no ha sido totalmente seleccionada en un objeto
reconocible. La amígdala puede reaccionar en un delirio de
ira o temor antes de que la corteza sepa lo que está
ocurriendo porque esa emoción en estado puro se
desencadena en forma independiente del pensamiento, y con
anterioridad al mismo.
El Gerente
Emocional
Mientras la amígdala
trabaja preparando una reacción ansiosa e impulsiva, otra
parte del cerebro emocional permite una respuesta más
adecuada y correctiva. El regulador del cerebro para los
arranques de la amígdala parece encontrarse en el otro
extremo de un circuito más importante de la neocorteza, en
los lóbulos prefrontales que están detrás de
la frente. Estos entran en acción cuando alguien siente
miedo o rabia, pero contiene o controla el sentimiento con el fin
de ocuparse más eficazmente de la situación
inmediata, o cuando una nueva evaluación
provoca una respuesta totalmente diferente.
Esta zona neocortical del cerebro
origina una respuesta más analítica o apropiada a
nuestros impulsos emocionales, adaptando la amígdala y
otras zonas límbicas. Cuando una emoción entra en
acción, momentos después los lóbulos
prefrontales ejecutan lo que representa una relación
riesgo / beneficio de infinitas reacciones posibles, y apuestan a
una de ellas como la mejor.
En el caso de los animales, cuando
atacar o cuando huir. En el caso de los seres humanos, cuando
atacar, cuando huir... y también cuando serenarnos,
persuadir, buscar comprensión, estar a la defensiva,
provocar sentimientos de culpabilidad,
lloriquear, mostrar expresiones fanfarronas, y así
sucesivamente.
La respuesta de la neocorteza es
más lenta en tiempo cerebral que el mecanismo de asalto
porque supone la participación de más circuitos.
También puede ser más sensata y considerada, ya que
el sentimiento está precedido de más
pensamiento.
Armonía
entre Emoción y Pensamiento
Las conexiones entre la
amígdala ( y las estructuras límbicas relacionadas)
y la neocorteza son el centro de las batallas o los acuerdos
cooperativos alcanzados entre cabeza y corazón,
pensamiento y sentimiento. Este circuito explica por qué
la emoción es tan importante para el pensamiento eficaz,
tanto en la toma de
decisiones acertadas como en el simple hecho de permitirnos
pensar con claridad. Consideremos el poder que tienen las
emociones de alterar el pensamiento mismo.
Cuando nos sentimos emocionalmente
alterados, decimos que "no podemos pensar correctamente" y la
perturbación emocional constante puede crear carencias en
las capacidades intelectuales
de un niño, deteriorando la capacidad de aprender. Estas
carencias más sutiles, no siempre son detectadas en los
test de cociente
intelectual. Chicos impulsivos y ansiosos, a menudo alborotadores
y conflictivos, sugieren un defectuoso control prefrontal sobre
sus urgencias límbicas.
A pesar de su potencial
intelectual, estos son los niños que tienen el mayor
riesgo de padecer problemas como fracaso académico,
alcoholismo y
criminalidad, no porque su intelecto sea deficiente sino porque
su control sobre la vida emocional está deteriorado. A
pesar de su inteligencia intacta, hacen elecciones desafortunadas
en los negocios y en
su vida personal y pueden obsesionarse permanentemente por una
decisión sencilla.
A las emociones les importa la
racionalidad. En el sentimiento y el pensamiento, la facultad
emocional guía nuestras decisiones momentáneas,
trabajando en colaboración con la mente racional y
permitiendo, o imposibilitando el mismo.
De la misma manera, el cerebro
pensante desempeña un papel ejecutivo en nuestras
emociones, salvo en aquellos momentos en que las emociones quedan
fuera de control y el cerebro emocional pierde sus
frenos.
En resumen. TENEMOS DOS CEREBROS,
DOS MENTES Y DOS CLASES DIFERENTES DE INTELIGENCIA: LA RACIONAL Y
LA EMOCIONAL. Nuestro desempeño en la vida está
determinado por ambas; lo que importa no es sólo el
cociente intelectual sino también la inteligencia
emocional. El intelecto no puede operar de manera óptima
sin las emociones.
Se complementan el sistema
límbico y la neocorteza, la amígdala y los
lóbulos prefrontales, son socios plenos de la vida mental.
Cuando ambos socios interactúan positivamente, la
inteligencia emocional aumenta, lo mismo que la capacidad
emocional. Es necesario un equilibrio inteligente entre ambas,
armonizar cabeza y corazón. Para eso hay que utilizar la
emoción de manera inteligente.
3—Cuando
lo Inteligente es Tonto
Existen muchas excepciones a la
regla de que el CI (cociente intelectual) predice el
éxito, el Ci contribuye en un 20% a los factores que
determinan el éxito en la vida, el 80 % queda para otras
fuerzas. En su mayor parte, el lugar que uno ocupa en la sociedad
está determinado por factores no relacionados con el CI,
desde la clase social hasta la suerte.
Un conjunto clave de esas "otras
características", se refiere a la inteligencia
emocional: habilidades tales como ser capaz de motivarse y
persistir frente a las decepciones, controlar el impulso y
demorar la gratificación, regular el humor y evitar que
los trastornos disminuyan la capacidad de pensar; mostrar
empatía y abrigar esperanzas.
El concepto de Inteligencia
Emocional es nuevo. Los datos existentes afirmarían que
puede ser tan poderos y a veces más, que el CI. Mientras
hay quienes afirman que el CI no se puede cambiar demasiado
mediante la experiencia ni la educación, las
aptitudes emocionales fundamentales pueden ser aprendidas y
mejoradas por los niños... siempre y cuando nosotros nos
molestemos en enseñárselas.
Inteligencia
Emocional y Destino
Según una
investigación, los hombres que habían obtenido las
mejores puntuaciones en la facultad, no habían alcanzado
mayores éxitos en materia de
salarios,
productividad,
en comparación con los compañeros que habían
obtenido menor puntuación. De igual modo en lo que
respecta a su vida fliar. y social.
Se comprobó que
había un nexo general entre CI y nivel
socioeconómico entre las personas de más de 47
años. Pero las habilidades de la infancia, como ser capaz
de enfrentarse a las decepciones, controlar las emociones y
llevarse bien con otras personas, eran las que marcaban la mayor
diferencia.
Saber que una persona es la que
pronuncia el discurso de
despedida es saber que ha alcanzado grandes logros en lo que se
refiere a sus notas. Eso no indica nada acerca de la forma en que
reacciona ante las vicisitudes de la vida. Y ese es el problema:
la inteligencia académica no ofrece prácticamente
ninguna preparación para los trastornos (o las
oportunidades) que acarrea la vida. Aunque el CI sea elevado no
garantiza la prosperidad, prestigio, ni felicidad en la vida.
Nuestras escuelas y nuestra cultura se concentran en las
habilidades académicas e ignoran la inteligencia
emocional, un conjunto de rasgos (que algunos podrían
llamar carácter) que también tiene una
enorme importancia para nuestro destino
personal.
La vida emocional es un
ámbito que, al igual que las matemáticas y la lectura,
puede manejarse con mayor o menor destreza y requiere un singular
conjunto de habilidades. Y saber hasta qué punto una
persona es experta en ellas es fundamental para comprender por
qué triunfa en la vida, mientras otra con igual capacidad
intelectual acaba en un callejón sin salida: la aptitud
emocional es una meta- habilidad y determina lo bien que podemos
utilizar cualquier otro talento, incluido el intelecto
puro.
Las personas que conocen y manejan
bien sus propios sentimientos e interpretan y se enfrentan con
eficacia a los
sentimientos de los demás, cuentan con ventajas, ya sea en
sus relaciones amorosas e íntimas, o en elegir las reglas
tácitas que gobiernan el éxito en la política
organizativa.
Las personas con habilidades
emocionales bien desarrolladas también tienen más
probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida,
y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia
productividad.
Las personas que no pueden poner
cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que
sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y
pensar con claridad.
Una clase de
inteligencia diferente
Dijo Howard Gardner, "Ha llegado
el momento, de ampliar la noción que tenemos del espectro
de talentos. La contribución más importante que
puede hacer la educación al desarrollo del
niño es ayudarlo a acceder a un campo en el que sus
talentos se desarrollen más plenamente, donde se sienta
satisfecho y capaz. Hemos perdido de vista totalmente esa
noción.
En cambio sometemos a todos a una
educación en la que, si tienes éxito,
estarás en mejores condiciones de ser profesor. Y
evaluamos a todos sobre la marcha en función de que se
ajusten a ese estrecho criterio de éxitos.
Deberíamos perder menos tiempo clasificando a los chicos
en categorías y más tiempo ayudándolos a
reconocer sus aptitudes y dones naturales y a cultivarlos. Hay
centenares de maneras de tener éxito y muchísimas
habilidades diferentes que nos ayudarán a
alcanzarlo."
El influyente libro Frames of
Mind de Gardner de 1983, era un manifiesto que refutaba el
punto de vista del CI; planeaba que no existía una
única y monolítica clase de inteligencia,
fundamental para el éxito en la vida, sino un amplio
espectro de inteligencias con siete variedades
clave:
- Las 2 académicas típicas: facilidad verbal y la lógico- matemática.
- Capacidad espacial, que poseen por ejemplo, los artistas o arquitectos destacados.
- Capacidad cinestésica, exhibido en la plasticidad y la gracia, estilo Magic Jonson.
- Talento musical.
- Inteligencias personales: ** Destrezas interpersonales, como la de Martín Luther King.
** Capacidad
intrapsíquica, satisfacción interior que surge de
la armonizar la propia vida para que esté de acuerdo con
los auténticos sentimientos personales. (liderazgo,
cultivo de relaciones, y amistades, resolución
de conflictos, análisis social)
La palabra operativa desde este
punto de vista de las inteligencias es "múltiple": el
modelo de
Gardner va más allá del modelo típico de CI
como factor único. Reconoce que las pruebas que
nos tiranizaban cuando asistíamos a la escuela,
están basadas en una noción limitada de la
inteligencia y separada de la verdadera gama de habilidades y
destrezas importantes para la vida, por encima y más
allá del CI.
En realidad, 7 es un número
arbitrario para la variedad de inteligencias, no hay
número para los múltiples talentos humanos. Unos 10
años después de publicar su teoría
por primera vez, Gardner ofreció este resumen de las
inteligencias personales:
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superior
Gardner
señaló que el núcleo de la inteligencia
interpersonal incluye las "capacidades para discernir y responder
adecuadamente al humor, el temperamento, las motivaciones y los
deseos de los demás. En la inteligencia intrapersonal, la
clave para el autoconocimiento, incluyó el acceso a los
propios sentimientos y la capacidad de distinguirlos y recurrir a
ellos para guiar la conducta"
En el mundo cotidiano, ninguna
inteligencia es más importante que la interpersonal.
Debemos entrenar a los niños en las inteligencias
personales desde la escuela.
Las Emociones
pueden ser Inteligentes
Formas en que podemos aplicar
inteligencia a nuestras emociones. Un aspecto de la inteligencia
emocional es la "inteligencia social", la capacidad para
comprender a los demás y "actuar prudentemente en las
relaciones
humanas" . Otros psicólogos la consideran en
términos de habilidades para manipular a los demás
y conseguir que hagan lo que uno quiere, estén de acuerdo
o no. Según Thorndike, la inteligencia social es distinta
de las capacidades académicas y es una parte clave de lo
que hace que a la gente le vaya bien en el aspecto
práctico de la vida. Otros dicen que es lo que hace falta
para alcanzar el éxito en la vida.
Salovey incluye las inteligencias
personales de Gardner en su definición básica de
inteligencia emocional, ampliando estas capacidades a cinco
esferas principales:
- Conocer las propias emociones: La conciencia de uno mismo, el reconocer un sentimiento mientras ocurre, es la clave de la inteligencia emocional. Las personas que tienen una mayor certidumbre con respecto a sus sentimientos son mejores guías de su vida y están más seguros de lo que sienten realmente con respecto a las decisiones personales, con quién casarse, qué trabajo aceptar.
- Manejar las emociones: Manejar los sentimientos para que sean adecuados, la capacidad de serenarse, de librarse de la irritabilidad, la ansiedad y la melancolía excesivas. Las personas que carecen de esta capacidad luchan constantemente contra sentimientos de aflicción y no pueden recuperarse con mayor rapidez de los reveses y trastornos de la vida.
- La propia motivación: El autodominio emocional sirve de base a toda clase de logros. Las personas que tienen esta capacidad suelen ser mucho más productivas y eficaces en cualquier tarea que emprendan.
- Reconocer emociones en los demás: La empatía, otra capacidad que se basa en la autoconciencia emocional, es la habilidad fundamental de las personas. Las personas que tienen empatía están mucho más adaptadas a las sutiles señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren.
- Manejar las relaciones: El arte de las relaciones es, la habilidad de manejar las emociones de los demás. Estas son las habilidades que rodean la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal.
Los errores en las habilidades
emocionales pueden ser remediados, con el esfuerzo adecuado,
puede mejorarse.
CI e
Inteligencia Emocional : Tipos puros
Existe una ligera
correlación entre CI y algunos aspectos de la inteligencia
emocional. Hasta ahora no se conoce ningún test sobre
inteligencia emocional (que incluye las principales habilidades
sociales y emocionales). El tipo puro de CI elevado es casi una
caricatura del intelectual, experto en lo mental pero inadecuado
en el mundo personal.
El hombre con CI
elevado: Posee una amplia variedad de intereses y habilidades
intelectuales. Es ambicioso y productivo, previsible y obstinado,
y no se preocupa por sí mismo. Tendencia a ser
crítico y condescendiente, fastidioso e inhibido,
incómodo con la sexualidad y
lo sensual, inexpresivo e indiferente y emocionalmente afable y
frío.
El hombre con Inteligencia
Emocional elevada son socialmente equilibrados, sociables y
alegres. Comprometidos con las personas o las causas, asumen
responsabilidades, son solidarios y cuidadosos de las relaciones.
Vida emocional rica y apropiada, se sienten cómodos con
ellos mismos, con los demás y con el universo
social donde viven.
Las mujeres exclusivamente con
CI elevado: seguridad intelectual, fluida expresión de
sus ideas, valoran las cuestiones intelectuales, tienen amplia
variedad de intereses intelectuales y estéticos. Suelen
ser introspectivos, propensas a la ansiedad, a la
reflexión, a sentimientos de culpabilidad, vacilan si se
trata de expresar abiertamente su ira.
Las mujeres emocionalmente
inteligentes: son positivas con ellas mismas y abiertas al
expresar sus sentimientos. Son sociables, expresan sus
sentimientos adecuadamente, se adaptan bien a la tensión,
aplomadas socialmente, cómodas con ellas mismas y alegres,
espontáneas y abiertas a lo sensual, raramente son
ansiosas o culpables, no se hunden en la
reflexión.
Por supuesto, estas descripciones
son extremas; en todos nosotros hay una mezcla de CI e
inteligencia emocional en diversos grados. De las dos, la
inteligencia emocional añade muchas más de las
cualidades que nos hacen más plenamente
humanos.
4—Conócete a Ti
Mismo
La frase de Sócrates
"Conócete a ti mismo", conforma la piedra angular de la
inteligencia emocional: la conciencia de los propios sentimientos
en el momento en que se experimentan. La deferencia crucial es
que se puede quedar atrapado en un sentimiento o tomar conciencia
de que uno es arrastrado por él.
Los psicólogos, utilizan
el término metacognición, para referirse a
una conciencia del proceso de pensamiento, y metahumor
para referirse a la conciencia de las propias emociones. Prefiero
la expresión conciencia de uno mismo, en el sentido
de una atención progresiva a los propios estados
internos.
La conciencia de uno mismo,
se trata de una forma neutra que conserva la
autorreflexión incluso en medio de emociones turbulentas.
La autoobservación permite una conciencia ecuánime
de sentimientos apasionados o turbulentos. Es la diferencia que
existe entre sentir una rabia asesina con respecto a alguien y
elaborar el pensamiento autorreflexivo. "Esto que siento es
rabia".
Esta conciencia de las emociones
es la competencia
emocional fundamental sobre la que se construyen las
demás, como el autocontrol emocional. Mayer considera, que
reconocer un humor desagradable es sentir el deseo de superarlo.
La comprensión de que "Esto que siento es rabia" ofrece un
mayor grado de libertad,
actuar sobre ellos y la posibilidad de tratar de librarse de
ellos. Mayer opina que la gente suele adoptar estilos distintos
para enfrentar sus emociones:
- Consciente de sí mismo: Conscientes de sus humores en el momento en que los tienen, son independientes y están seguros de sus propios límites, poseen una buena salud psicológica y suelen tener una visión positiva de la vida. Cuando se ponen de mal humor son capaces de superarlo enseguida. En resumen, su cuidado los ayuda a manejar sus emociones.
- Sumergido: Personas a menudo empantanadas en sus emociones e incapaces de librarse de ellas, como si el humor las dominara. Hacen poco por tratar de librarse del mal humor, y sienten que no controlan su vida emocional. A menudo se sienten abrumadas y emocionalmente descontroladas.
- Aceptador: Si bien estas personas suelen ser claras con respecto a lo que sienten, también tienen tendencia a aceptar sus humores, y no tratan de cambiarlos. Aceptan su mal humor con una actitud de laissez-faire, sin hacer nada para cambiarlo a pesar de las perturbaciones que provoca; esta pauta se encuentra entre personas depresivas que están resignadas a su desesperación.
El Apasionado y
el Indiferente
Para algunas personas, la
conciencia emocional resulta abrumadora, mientras para otras
apenas existe. Un hombre sin pasiones es alguien que pasa por la
vida sintiendo poco o nada, incluso con respecto a una emergencia
como un incendio. Otras personas pierden su lapicera preferida y
pasan varios días enloquecidos
buscándola.
En general las mujeres
experimentan emociones positivas y negativas con más
fuerza que los
hombres. La sensibilidad emocional intensificada significa que
para esta persona, la menor provocación desencadena una
tormenta emocional, ya sea gloriosa o infernal, mientras los que
se encuentran en el otro extremo apenas experimentan
sentimientos, incluso bajo las más espantosas
circunstancias.
El hombre sin
sentimientos
La chatura emocional es lo que los
psiquiatras llaman alexitimia (carencia de palabras para
expresar sus sentimientos) Parecen carecer de sentimientos, en
realidad a su incapacidad para expresar emociones más que
a una ausencia de las mismas. Dan la impresión de ser
personas diferentes y extrañas, provenientes de un mundo
totalmente distinto, y que viven en medio de una sociedad
dominada por los sentimientos, señala un psiquiatra de
Harvard.
Carecen absolutamente de la
habilidad fundamental de la inteligencia emocional, la conciencia
de uno mismo, que nos permite saber lo que sentimos mientras las
emociones se agitan en nuestro interior.
Elogios de los
sentimientos viscerales
El papel fundamental de los
sentimientos en la toma de decisiones de la vida personal.
Mientras los sentimientos fuertes pueden hacer estragos con el
razonamiento, la falta de conciencia de los sentimientos
también puede ser ruinosa, sobre todo cuando se trata de
sopesar las decisiones de las que depende en gran medida nuestro
destino: qué carrera seguir, si conservar un trabajo
seguro o
cambiar a uno más interesante y así sucesivamente a
lo largo de la vida.
Tales decisiones no pueden tomarse
correctamente sólo gracias a la racionalidad; exigen
sentimientos viscerales, y la sabiduría emocional
acumulada gracias a las experiencias pasadas. la lógica
formal sola nunca puede funcionar como la base para decidir con
quién casarse, en quién confiar o incluso
qué trabajo aceptar; éstas son esferas en las que
la razón sin sentimiento es ciega.
Sondeando el
inconsciente
Como dejó en claro Freud, gran parte
de la vida emocional es inconsciente; Cualquier emoción
puede ser inconsciente. Hay dos niveles de emoción, la
consciente y la inconsciente. El momento en que una
emoción se convierte en algo consciente marca su registro como tal
en la corteza frontal. Tomemos como ejemplo el caso de alguien
que se siente molesto por un encuentro desagradable a primera
hora del día, y está de mal humor durante varias
horas, viendo problemas donde no los hay y hablando en tono
cortante a la gente sin motivo alguno.
Puede no darse cuenta de su
constante irritabilidad y quedará sorprendido si alguien
se la hace notar, Una vez que la reacción pasa a ser
consciente, una vez que se registra en la corteza, la persona
puede volver a evaluar las cosas, decidir que prefiere minimizar
los sentimientos experimentados con anterioridad y cambiar su
visión y su talante. En este sentido, la conciencia de las
propias emociones es el eslabón que une el fundamento
siguiente de la inteligencia emocional: ser capaz de superar el
mal humor
5—Esclavos de la
Pasión
El autodominio, el ser capaces de
soportar las tormentas emocionales, ha sido elogiado como virtud
desde los tiempos de Platón.
Los romanos y la primitiva iglesia
cristiana lo llamaron temperantia, templanza, el dominio del
exceso emocional. El objetivo es el
equilibrio, no la supresión del exceso emocional. Como
señaló Aristóteles, lo que se quiere es
la emoción adecuada, el sentir de manera
proporcionada a las circunstancias.
Cuando las emociones son demasiado
apagadas crean aburrimiento y distancia; cuando están
fuera de control y son demasiado extremas y persistentes, se
vuelven patológicas, como en la depresión
inmovilizante, la ansiedad abrumadora, la furia ardiente y la
agitación maníaca.
En efecto, mantener bajo
control nuestras emociones perturbadoras es la clave para el
bienestar emocional; los extremos, emocionales que crecen con
demasiada intensidad o durante demasiado tiempo, socavan nuestra
estabilidad.
Los momentos de decaimiento,
así como los de entusiasmo, dan sabor a la vida, pero es
necesario que guarden un equilibrio. Las personas que viven
episodios intensos de ira o depresión pueden tener una
sensación de bienestar si cuentan con una serie
compensatoria de momentos igualmente dichosos o felices. Estos
estudios también afirman la independencia
de la inteligencia emocional con respecto a la académica,
y encuentran poca o ninguna relación entre las notas o el
cociente intelectual y el bienestar emocional de las
personas.
Para la mayoría de la
gente, los sentimientos sumamente intensos son bastante poco
frecuentes; la mayor parte de nosotros estamos en el gris
término medio, con suaves sacudidas
emocionales.
El arte de serenarnos es una
habilidad fundamental para la vida. La teoría afirma que
los niños emocionalmente sanos aprenden a serenarse
tratándose ellos mismos de la misma forma en que los han
tratado las personas que los cuidaban, lo que los hace menos
vulnerables a las perturbaciones del cerebro
emocional.
Muy a menudo tenemos poco o
ningún control sobre el momento en que somos arrastrados
por la emoción. La cuestión no surge con la
tristeza, la preocupación o la ira comunes y corrientes;
son estados de ánimo que pasan con el tiempo y paciencia.
Pero cuando estas emociones poseen gran intensidad y se
prolongan más allá de un punto adecuado, se funden
en sus perturbadores extremos: la ansiedad crónica, la ira
incontrolable, la depresión. Y en sus formas
más severas e intratables pueden ser necesarias la
medicación, la psicoterapia,
o ambas.
Dos tercios de las personas que
padecen estados maníacos depresivos jamás han sido
tratadas de esa perturbación. En trastornos emocionales
tan severos, la medicación psiquiátrica ofrece una
herramienta para manejar mejor la vida. Pero cuando se trata de
vencer la gama más usual de estados negativos, debemos
arreglárnoslas solos, y los recursos con que
contamos no siempre resultan eficaces. La mayoría se
quejó de encontrarse a merced de sus estados de
ánimo. Las formas que los participantes en la
investigación utilizaban para librarse del mal humor eran
muy variadas.
Anatomía de la
Ira
El problema, como nos recuerda el
desafío de Aristóteles, para que tengamos
sólo una ira adecuada, es que por lo general
nuestra furia queda fuera de control. Benjamín Franklin lo
expresó claramente: "La ira nunca carece de motivo, pero
pocas veces se trata de un buen motivo".
Por supuesto, existen diferentes
clases de ira. la amígdala puede muy bien ser una fuente
importante del súbito arranque de furia que sentimos ante
el conductor que nos pone negligentemente en una situación
de peligro. Pero el otro extremo del circuito emocional, la
neocorteza, muy probablemente fomenta iras más calculadas,
como la venganza a sangre fría o el ultraje que sentimos
ante la injusticia. Esas iras calculadas son aquellas que
más probablemente, como lo expresó Franklin,
"tienen buenos motivos", o parecen tenerlos.
Tice descubrió que la
ira es el estado de
ánimo que la gente peor domina. En efecto, la ira es
la más seductora de las emociones negativas; el farisaico
monólogo interior que la impulsa llena la mente con
argumentos más convincentes para dar rienda suelta a la
furia. A diferencia de la tristeza, la ira proporciona
energías e incluso resulta tonificante. Algunas personas
piensan que hay que dar rienda suelta a la ira en una "catarsis".
Otros sostienen que hay que
evitarla completamente. Cuanto más tiempo reflexionamos
sobre lo que nos ha enfurecido, más "buenas razones" y
autojustificaciones podemos inventar para estar furiosos. Rumiar
una y otra vez un mismo problema alimenta la llama de la ira.
Pero al ver las cosas de una manera diferente, Tice
descubrió que haber elaborado una situación de una
manera más positiva era una de las formas más
poderosas de dejar de lado la ira.
1)- El ataque de furia.
Según el psicólogo Dolf Zillmann, de la Universidad
de Alabama, hay un disparador universal en las raíces de
la ira en el aspecto de la reacción de ataque o fuga, y es
la sensación de encontrarse en peligro. Puede ser una
amenaza física o una amenaza simbólica a la
autoestima o
la dignidad: ser
tratado en forma injusta o ruda, ser insultado o menospreciado,
quedar frustrado en la búsqueda de un objetivo importante.
Estas percepciones actúan como un gatillo instigador de
una oleada límbica que tiene un efecto real sobre el
cerebro.
Una parte de esa oleada es la
liberación de catecolaminas, que generan un rápido
e intermitente ataque de energía, suficiente para "un
curso de acción vigorosa", como lo expresa Zillmann, "como
el del ataque o la fuga". Este aumento de la energía dura
unos minutos, en los cuales el cuerpo se prepara para un buen
ataque o una rápida fuga, según cómo el
cerebro emocional evalúe la
oposición.
Entre tanto, otra ola impulsada
por la amígdala a través de la rama adrenocortical
del sistema nervioso
crea un fondo tónico general de disposición para la
acción, que dura mucho más que el aumento de la
energía de las catecolaminas. Este estímulo puede
durar horas e incluso días, manteniendo el cerebro
emocional en disposición especial para la
excitación, sobre el cual se construyen las reacciones
subsiguientes con especial rapidez.
Esta especie de gatillo creado por
la excitación adrenocortical explica por qué las
personas son más propensas a la ira si ya han sido
provocadas o irritadas por alguna otra cosa. Así, alguien
que ha tenido un día difícil en el trabajo
será especialmente vulnerable a sentirse furioso
más tarde en su casa por algo (chicos revoltosos o
ruidosos, etc.) que bajo otras circunstancias no sería lo
suficientemente poderoso para provocar un asalto
emocional.
2)- La ira se construye sobre la
ira . Zillmann ha llegado a la conclusión de que
cuando el organismo ya está en un estado de nerviosismo,
(como el de la madre que abofeteó al niño por un
capricho), y algo dispara un asalto emocional, la emoción
consiguiente (ya sea ira o ansiedad) tiene una intensidad
especialmente marcada. Esta dinámica opera cuando alguien se pone
furioso. La ira será creciente como "una sucesión
de provocaciones, cada una de las cuales dispara una
reacción excitante que se disipa poco a poco".
Cada ola cabalga sobre los restos
de la anterior, intensificando el nivel de la excitación
fisiológica. La ira se construye sobre la ira; el cerebro
emocional se entona. Para entonces la ira, libre de las trabas
que impone la razón, estalla fácilmente en una
reacción violenta. Este elevado nivel de
excitación, dice Zillmann, "alimenta una ilusión de
poder e invulnerabilidad que puede inspirar y facilitar la
agresión" mientras la persona enfurecida, "al carecer de
una guía cognitiva", vuelve a caer en la respuesta
más primitiva.
3)- Un bálsamo para la ira
. Una forma de aplacar este sentimiento es aprovechar y
desafiar los pensamientos que lo disparan. La ira puede ser
evitada completamente si la información atenuante surge
antes de que esta empiece a actuar. Hay informaciones atenuantes
que permiten la revaloración de los acontecimientos que
provocan la ira, que funciona bien a niveles moderados de la ira,
si la ira es muy fuerte, la gente ya no puede pensar
correctamente. Cuando la gente está muy furiosa, se
descarta la información atenuante.
4)- La calma
. En un ataque de ira, se puede caminar hasta
que, poco a poco, la quietud y la belleza calmen y apacigüen
a quien la padece. Cuando estén furiosos busquen y
realicen una situación de relax y reflexión como la
comentada para que pueda enfriarse fisiológicamente y que
pase el aumento adrenalínico. Durante la etapa de
reflexión la persona airada debe poner freno al ciclo del
pensamiento hostil intensificado buscando alguna
distracción.
La distracción,
según considera Zillmann, es un poderoso recurso para
alterar el humor: resulta difícil seguir furiosos cuando
estamos pasando por un momento agradable. Una estrategia eficaz
consiste en quedarnos a solas mientras nos calmamos: pasear en
auto, caminar, el ejercicio activo también ayuda a aliviar
la ira, o respirar profundamente y relajar los músculos.
El poder de la distracción consiste en que detiene esa
serie airada de pensamientos. Las distracciones ayudan en gran
medida a calmar la furia: la
televisión, las películas, la lectura son
actividades apropiadas.
5)- La falacia de la
ventilación. La catarsis (dar rienda suelta a la
ira) es a veces ensalzada como una forma de manejar la ira. La
teoría popular sostiene que "te hace sentir mejor". Pero,
como sugieren las conclusiones de Zillmann, existe un argumento
en contra de la catarsis. Este ha sido planteado desde la
década del 50, cuando los psicólogos empezaron a
probar los efectos de la catarsis experimentalmente y
descubrieron en varias ocasiones que dar rienda suelta a la ira
servía de poco o de nada para disiparla.
Tice descubrió que dar
rienda suelta a la ira es una de las peores formas de calmarla:
los estallidos de ira intensifican la excitación del
cerebro emocional, dejando a la persona más enfurecida, no
menos, pues se prolonga ese estado de ánimo en lugar de
ponerle fin. Mucho más eficaz resultaba que la persona
primero se calmara y luego, en un estado de ánimo
más constructivo o firme, se enfrentara a la persona para
resolver la disputa. Según el maestro tibetano Chogyam
Trungpa, la mejor forma de enfrentarse a la ira es "No
reprimirla. Pero no actuar en consecuencia" .
Aliviar la ansiedad:
¿Preocupado yo?
La mente preocupada gira una y
otra vez trazando la interminable curva melodramática en
tono menor, en la que un conjunto de preocupaciones conduce al
siguiente y vuelve otra vez atrás. Thomas Borkovec,
psicólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania, cuya
investigación sobre la preocupación (el
núcleo de toda ansiedad) ha planteado el tema desde el
arte a la ciencia de
la neurosis. Por
supuesto que, rumiando una y otra vez un problema, puede surgir
una solución.
La reacción que se
encuentra por debajo de la preocupación es la vigilancia
con respecto a un peligro potencial que, sin duda alguna, ha sido
esencial para la supervivencia. La preocupación es
un ensayo de
lo que podría salir mal y cómo enfrentarse a ello;
la tarea de la preocupación es alcanzar soluciones
positivas con respecto a los peligros de la vida
anticipándose a los riesgos antes de que estos
surjan.
La dificultad surge con las
preocupaciones crónicas y repetitivas, el tipo de
preocupaciones que vuelve a surgir una y otra vez y nunca lleva a
una solución positiva. Cuando este mismo ciclo de
preocupación se intensifica y persiste, se hace más
confusa la línea que lo separa de los auténticos
asaltos nerviosos, los trastornos de la ansiedad: fobias,
obsesiones y compulsiones, ataques de pánico.
En cada uno de estos trastornos la
preocupación se fija de una forma definida; en el caso de
la fobia, las ansiedades se fijan en la situación temida;
en el caso de la obsesión se fijan en evitar una calamidad
temida; y en los ataques de pánico, la preocupación
se concentra en un temor a la muerte o en la
posibilidad de tener el ataque mismo.
En todos estos estados, el
común denominador es la preocupación que causa
estragos. Por lo general las preocupaciones siguen este curso,
una narrativa dirigida a uno mismo que salta de
preocupación en preocupación y con mucha frecuencia
incluye las catástrofes imaginando alguna tragedia
terrible.
La ansiedad según han
señalado otros investigadores, se presenta en dos formas:
cognitiva o pensamientos preocupados, y
somática, los síntomas fisiológicos
de la ansiedad como sudoración, aceleración del
ritmo cardíaco o tensión muscular. Al parecer
existe algo positivo en las preocupaciones: estas son formas de
enfrentarse a las posibles amenazas y a los peligros que pueden
interponerse en el camino de cada uno. pero las personas que
se preocupan en exceso y de una manera crónica lo
hacen con respecto a una amplia gama de asuntos, la
mayoría de los cuales casi no tienen posibilidades de
ocurrir; estas personas ven en la vida peligros que otros
jamás perciben
La tarea de preocuparse: La
persona nota algo que dispara la imagen de
algún peligro o amenaza potencial; esa catástrofe
imaginada dispara a su vez un ataque suave de ansiedad. El sujeto
se hunde entonces en una larga serie de pensamientos perturbados,
cada uno de los cuales prepara un nuevo tema de
preocupación
En resumen, la preocupación
crónica opera en algunos sentidos pero no en otros,
más trascendentales: alivia parte de la ansiedad, aunque
nunca resuelve el problema. Hay métodos de
relajación que se pueden aplicar en el momento en que
la persona se da cuenta de que comienza la preocupación, y
practicar el método de relajación diariamente es
necesario para ser capaz de usarlo en el momento, cuando
más lo necesita.
En el caso de las personas que
tienen preocupaciones tan graves que se han convertido en fobias
o en trastornos obsesivo-compulsivos, o incluso en trastornos de
pánico, puede resultar prudente (de hecho es una
señal de conciencia de uno mismo) recurrir a la
medicación para interrumpir el ciclo. Sin embargo,
aún se requiere un nuevo entrenamiento del
circuito emocional a través de la terapia con el fin de
reducir las posibilidades de que los trastornos de ansiedad se
repitan cuando se suspende la
medicación.
Manejar la
melancolía
El único estado de
ánimo que por lo general la gente se esfuerza más
en superar es la tristeza. La tristeza provocada por una
pérdida, refuerza una especie de retirada reflexiva
de las actividades de la vida y nos deja en un estado suspendido
para llorar la pérdida, reflexionar sobre su significado
y, finalmente, hacer los ajustes psicológicos y los
nuevos planes que nos permitirán continuar con nuestra
vida. El pesar es útil, la auténtica
depresión no lo es.
En una depresión
importante, la vida queda paralizada; no surgen nuevos
caminos. Los síntomas mismos de la depresión
indican que la vida está en un compás de
espera.
SÍNTOMAS:
- Odio por uno mismo
- Sensación de que uno no vale nada.
- Melancolía que invade.
- Sensación de temor y alineación.
- Sofocante ansiedad.
MARCAS
INTELECTUALES:
- Confusión.
- Imposibilidad de Concentración mental y fallos de memoria
- Mente dominada por distorsiones anárquicas.
- Sensación de que los procesos mentales quedan sepultados.
EFECTOS
FÍSICOS:
- Insomnio.
- Sensación de apatía, estar como un zombi.
- Enervación y extraña fragilidad.
- Pérdida del placer.
- Sensación de abatimiento.
- Sensación de la comida como insípida.
- Desvanecimiento de la esperanza.
- Sensación de desesperación como dolor físico cuya solución es el suicidio.
Ningún medicamento ni
terapia sirven. Será el paso del tiempo y el refugio de un
hospital lo que finalmente eliminará el desaliento. Para
la mayoría de la gente, sobre todo aquellos cuyos casos
son menos graves, la psicoterapia puede ayudar, lo mismo que
la medicación: el Prozac es el tratamiento que se utiliza
en la actualidad, pero existen otros compuestos para los casos de
depresión más importante.
Tice descubrió que la
táctica más popular para luchar contra la
depresión es la socialización: salir a comer, ir a un
encuentro deportivo o una película; en resumen, hacer algo
con amigos o con la familia.
Eso funciona bien si el efecto es el de hacer que la mente de la
persona abandone la tristeza. Pero prolonga el estado de
ánimo si la persona utiliza la ocasión sólo
para seguir pensando en aquello que se lo
provocó.
Preocuparnos por lo que nos
deprime hace que la depresión sea aún más
intensa y prolongada. En la terapia podría ser muy
provechoso reflexionar profundamente en las causas de una
depresión, si eso conduce a una comprensión o a
acciones que
cambiarán las condiciones que la provocan. Pero una
inmersión pasiva en la tristeza simplemente la
empeora.
Deduce Susan Nolen-Hoeksma,
psicóloga de Standford, que las mujeres son mucho
más propensas que los hombres a cavilar cuando
están deprimidas; según propone esta
psicóloga, esto puede explicar por qué a las
mujeres se les diagnostica depresión dos veces más
que a los hombres. También es posible porque las
mujeres son más abiertas a revelar sus trastornos o tienen
más motivos en su vida para estar deprimidas. Y los
hombres pueden ahogar la depresión en el alcoholismo,
donde la proporción es aproximadamente el doble de hombres
que mujeres.
Se ha descubierto que la terapia
cognitiva destinada a cambiar estas pautas de pensamiento
está al mismo nivel que la medicación para tratar
la depresión clínica suave. Hay dos estrategias
eficaces: una de ellas consiste en desafiar los pensamientos
en medio de la cavilación: Cuestionar su validez y pensar
en alternativas más positivas. La otra estrategia consiste
en programar expresamente acontecimientos agradables que sirvan
como distracción. La tendencia de la depresión a
perpetuarse a sí misma ensombrece incluso la clase de
distracción que la gente elige.
Levantar el ánimo: El
llanto puede a veces, disipar la tristeza, también puede
dejar a la persona obsesionada con respecto a las razones de la
desesperación. El llanto refuerza la cavilación y
sólo sirve para prolongar el sufrimiento. Mucha gente
escapa de la tristeza común recurriendo a distracciones
tales como la lectura, la TV y las películas, los videojuegos y
los rompecabezas, dormir y soñar despierto planificando
unas vacaciones., etc. Las distracciones más eficaces son
las que cambian el estado de ánimo: un encuentro deportivo
estimulante, una película divertida, un libro que levante
el ánimo.
Una forma positiva de levantar
el ánimo consiste el lograr un pequeño triunfo
o un éxito fácil: hacer alguna tarea postergada en
la casa. También mejorar la propia imagen es una forma de
levantar el ánimo. El ejercicio aeróbico
también es una distracción importante. Levantarse
el ánimo con agasajos y placeres sensuales es un buen
antídoto contra la tristeza, tomar
baños calientes, escuchar música, comer algo
sabroso o hacer el amor, comprarse un regalo, salir de compras o de
paseo, ir a mirar vidrieras. No abusar del exceso de comida pues
provoca culpa y el exceso de alcohol es un
depresor del sistema nervioso
central y aumenta el efecto de la depresión
misma.
Uno de los antídotos
más potentes contra la depresión es el recurso de
ver las cosas de una manera diferente, eso se conoce como
reestructuración cognitiva. Evitar los pensamientos
autocompasivos, en cambio retroceder y pensar en los aspectos en
que la relación fallaba, y en los aspectos en que usted y
su pareja disentían, es un antídoto contra la
tristeza. Otro buen recurso es ayudar a otras personas con
problemas. Rezar si uno es muy religioso, es bueno para cualquier
estado de ánimo, sobre todo para la
depresión.
6—La
Aptitud Magistral
El grado en que los trastornos
emocionales pueden interferir la vida mental no es ninguna
novedad para los profesores. Los alumnos que se sienten ansiosos,
enfurecidos o deprimidos no aprenden; la gente que se ve atrapada
en esos estados de ánimo no asimila la información
de manera eficaz ni la maneja bien. Además interfiere en
el intento de concentrarse en otra cosa. Las emociones negativas
sabotean continuamente los esfuerzos por prestar atención
a cualquier otra tarea posible.
Cuando las emociones entorpecen la
concentración, lo que ocurre es que queda paralizada la
capacidad mental cognitiva que los científicos denominan
"memoria activa", la capacidad de retener en la mente toda
la información que atañe a la tarea que estamos
realizando. La memoria activa es una función ejecutiva por
excelencia de la vida mental, que hace posible todos los otros
esfuerzos intelectuales.
Consideremos el papel que ejerce
la motivación positiva (el ordenamiento de
los sentimientos de entusiasmo, celo y confianza) en los logros.
Atletas, músicos, maestros de ajedrez, etc.
los une la capacidad de motivarse ellos mismos para llevar a cabo
una rutina de entrenamiento implacable. En los que entrenan desde
edad temprana y compiten, esa obstinación depende de los
rasgos emocionales (el entusiasmo y la persistencia ante los
contratiempos), por encima de todo lo
demás.
Si bien la mayoría de los
padres norteamericanos están dispuestos a aceptar los
puntos débiles de un niño y acentuar los puntos
fuertes, entre los asiáticos la actitud es que si uno no
se desempeña bien lo que debe hacer es estudiar hasta
altas horas de la noche y, si aún así, no obtiene
buenos resultados, debe levantarse más temprano para
estudiar. Creen que cualquiera puede desempeñarse bien en
la escuela si hace el esfuerzo adecuado. En resumen, una
férrea ética
cultural con respecto al trabajo se traduce en mayor
motivación, celo y persistencia: una ventaja
emocional.
En la medida en que estamos
motivados por sentimientos de entusiasmo y placer con respecto a
lo que hacemos (o incluso por un grado óptimo de
ansiedad), esos sentimientos nos conducen a los logros. Es en
este sentido que la inteligencia emocional es una aptitud
superior, una capacidad que afecta profundamente a todas las
otras habilidades, facilitándolas o
interfiriéndolas.
Control del
Impulso
Mientras algunos afirman que el CI
no puede ser modificado y, por tanto, representa una
limitación insuperable del potencial de la vida de un
niño, existen diversas pruebas que demuestran que las
habilidades emocionales como el control del impulso y la interpretación exacta de una
situación social pueden aprenderse.
La esencia de la
autorregulación emocional: es la capacidad para rechazar
un impulso al servicio de un
objetivo; sea este construir una empresa,
resolver una ecuación algebraica o conseguir un premio
importante. Su descubrimiento pone de relieve el
papel de la inteligencia emocional como una metacapacidad,
determinando lo positiva o negativamente que la gente puede
utilizar sus otras capacidades mentales.
Mal humor,
pensamiento retorcido
La preocupación es el
núcleo del efecto dañino que la ansiedad ejerce
sobre cualquier clase de desempeño mental. Por supuesto,
en un sentido la preocupación es una respuesta útil
que sale mal: una preparación mental excesivamente celosa
por una amenaza anticipada. Pero tal ensayo mental
constituye una interferencia cognitiva catastrófica cuando
queda atrapada en una pesada rutina que acapara la
atención inmiscuyéndose en todos los demás
intentos por concentrarse en otro asunto.
La ansiedad mina el intelecto. Las
personas ansiosas tienen más probabilidades de fracasar
incluso cuando presentan puntuaciones superiores en pruebas de
inteligencia. La ansiedad también sabotea cualquier tipo
de rendimiento académico. Cuanto más propensa es la
persona a las preocupaciones, más bajo es su rendimiento
académico, al margen de cómo se mida este: notas en
pruebas, promedio de calificaciones o pruebas de
logros.
Cuando a las personas propensas a
preocuparse se les permitió tomarse una pausa de quince
minutos para relajarse antes de emprender una tarea (lo cual
redujo su nivel de preocupación) , no tuvieron problemas
para realizarla.
La investigación
demostró que existen dos tipos de alumnos ansiosos:
Aquellos cuya ansiedad anula su rendimiento académico, y
aquellos que son capaces de desempeñarse bien a pesar de
la tensión, o tal vez, a causa de ella. Para las personas
que son demasiado ansiosas, el temor anterior a la prueba
interfiere la capacidad de pensar con claridad y la memoria
necesaria para estudiar con eficacia, mientras que durante la
prueba perturba la claridad mental esencial para
desempeñarse bien.
Si estamos absortos en la
preocupación de que vamos a fracasar en la prueba que
estamos haciendo, podremos dedicar mucha menos atención a
dilucidar las respuestas. Nuestras preocupaciones se convierten
en profecías que se autocumplen, empujándonos al
desastre que predicen.
Las personas expertas en
aprovechar sus emociones pueden utilizar la ansiedad anticipada
(por ejemplo la que surge ante un discurso o una prueba
inminentes) para motivarse y prepararse bien, con lo que
consiguen un buen desempeño. un estado levemente
eufórico (hipomanía) parece óptimo para
escritores y otras personas que ejercen profesiones creativas que
les exigen fluidez y diversidad imaginativa. Cuando la euforia se
descontrola, se convierte en auténtica manía, esa
agitación socavará la capacidad de pensar con
coherencia suficiente para escribir bien, aunque las ideas fluyan
libremente; resultará imposible perseguirlas el tiempo
suficiente para elaborar un producto
acabado.
El humor, mientras dura,
favorece la capacidad de pensar con flexibilidad y con mayor
complejidad, haciendo que resulte más fácil
encontrar soluciones a los problemas, ya sean intelectuales o
interpersonales. Esto sugiere que una forma de ayudar a alguien a
analizar un problema es contarle un chiste. La risa, en tanto
euforia, parece ayudar a las personas a pensar con mayor
amplitud y a asociar más libremente.
Los beneficios intelectuales de
una buena carcajada son más sorprendentes cuando se
trata de resolver un problema que requiere una solución
creativa. Al hacer planes o tomar decisiones las personas que
están de buen humor tienen una inclinación
perceptiva que las lleva a ser más comunicativas y
positivas en su forma de pensar. Cuando estamos de buen humor
recordamos acontecimientos más
positivos.
La memoria influye en nuestra
evaluación de las evidencias en
una dirección positiva, haciendo que resulte más
probable que hagamos algo ligeramente arriesgado, por
ejemplo.
Por la misma razón, estar
de mal humor influye a la memoria a tomar una dirección
negativa, haciendo que resulte más probable que adoptemos
una decisión temerosa y excesivamente cautelosa. Las
emociones descontroladas obstaculizan el intelecto. Pero
podemos volver a encarrilarlas; esta competencia emocional es la
aptitud maestra que facilita cualquier otra clase de
inteligencia.
El optimismo:
El Poder del Pensamiento Positivo
La esperanza, según los
modernos investigadores, juega un papel poderoso en la vida al
ofrecer una ventaja en ámbitos tan diversos como los
logros académicos y la aceptación de trabajos
pesados. En un sentido técnico, la esperanza es algo
más que el punto de vista alegre de que todo saldrá
bien. C. R. Snyder, psicólogo de la Universidad de Kansas,
lo define como "creer que uno tiene la voluntad y
también los medios para alcanzar sus objetivos, sean
estos cuales fueran".
Las personas que muestran niveles
elevados de esperanza, comparten ciertas características,
como la de ser capaces de motivarse ellos mismos, sentirse
hábiles para encontrar formas de alcanzar sus objetivos,
asegurarse que las cosas van a mejorar, ser sensibles como para
encontrar diversas maneras de alcanzar sus metas o modificarlas
si se vuelven imposibles.
Desde la perspectiva de la
inteligencia emocional, abrigar esperanzas significa que uno no
cederá a la ansiedad abrumadora, a una actitud derrotista
ni a la depresión cuando se enfrente a desafíos o
contratiempos. Quienes abrigan esperanzas muestran menos
depresión que las demás ya que actúan para
alcanzar sus objetivos, son menos ansiosas en general y tienen
menos dificultades emocionales.
Optimismo: El
Gran Motivador
Ser optimista, significa tener
grandes expectativas de que, en general, las cosas saldrán
bien en la vida a pesar de los contratiempos y las frustraciones.
Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, el
optimismo es una actitud que evita que la gente caiga en la
apatía, la desesperanza o la depresión ante la
adversidad. Y al igual que la esperanza, su prima hermana, el
optimismo reporta beneficios en la vida. Un optimismo realista es
beneficioso, pero un optimismo ingenuo puede resultar
catastrófico.
Las personas optimistas
consideran que el fracaso se debe a algo que puede ser modificado
de manera tal que logren el éxito en la siguiente
oportunidad, mientras los pesimistas asumen la culpa del fracaso,
adjudicándolo a alguna característica perdurable
que son incapaces de cambiar. Estas explicaciones distintas
tienen profundas implicaciones en cuanto a la forma en que la
gente reacciona ante la vida.
Es la combinación de
talento razonable y la capacidad de seguir adelante ante las
derrotas, lo que conduce al éxito. El logro real reside no
sólo en el talento sino también en la capacidad
para soportar la derrota.
El optimismo es una actitud
emocionalmente inteligente. Cada negativa que obtiene un vendedor
es una pequeña derrota. La reacción emocional a esa
derrota es crucial para la capacidad de reunir la
motivación suficiente para continuar. A medida que las
negativas aumentan, la moral se
deteriora haciendo que resulte cada vez más difícil
levantar el teléfono para hacer una nueva llamada, (en
el caso de un vendedor). Este rechazo es especialmente
difícil de aceptar para un pesimista, "soy un fracaso",
eso acarreará una apatía y una actitud derrotista,
cuando no, depresión. Los optimistas dicen, "estoy
utilizando el planteo incorrecto". Ellos no se consideran el
motivo del fracaso. Cambian su enfoque en la situación
siguiente. Mientras que la estructura
mental del pesimista conduce a la desesperación, la del
optimista genera esperanzas.
Algunas personas, por naturaleza,
tienen tendencia a una u otra actitud. Pero, el temperamento
puede ser suavizado por la experiencia. El optimismo y la
esperanza (al igual que la impotencia y la desesperación)
pueden aprenderse. Los psicólogos lo llaman autoeficacia,
es la creencia de que uno tiene dominio sobre acontecimientos de
su vida y puede aceptar los desafíos tal como se
presentan.
Las convicciones de la gente con
respecto a sus habilidades ejercen un profundo efecto sobre esas
habilidades. La habilidad no es una propiedad
fija; existe una enorme variabilidad en la forma en que uno se
desempeña. Las personas que tienen una idea de
autoeficacia se recuperan de los fracasos; abordan las cosas en
función de cómo manejarlas en lugar de preocuparse
por lo que puede salir mal.
Flujo: La
Neurobiología de la Excelencia
Flujo es el punto óptimo
del desempeño, la excelencia no requiere ningún
esfuerzo. Ser capaz de entrar en el así llamado flujo es
el punto óptimo de la inteligencia emocional; el flujo
representa tal vez lo fundamental en preparar las emociones al
servicio del desempeño y el aprendizaje.
En el flujo, las emociones no sólo están contenidas
y canalizadas, sino que son positivas, están estimuladas y
alineadas con la tarea inmediata.
Es una experiencia que casi todo
el mundo tiene de vez en cuando, sobre todo cuando alcanza el
desempeño óptimo o llega más allá de
sus límites iniciales.
Debido a que el flujo provoca una
sensación tan agradable, es intrínsecamente
gratificante. Un estado en el que la gente queda profundamente
absorta en lo que está haciendo, dedica una
atención exclusiva a la tarea y su conciencia se funde con
sus actos. La atención queda tan concentrada que la
persona sólo es consciente de la estrecha gama de percepción
relacionada con la tarea inmediata y pierde la noción de
tiempo y espacio. El flujo es un estado de olvido de sí
mismo y se caracteriza por la ausencia del yo.
La persona alcanza un
desempeño óptimo mientras se encuentra en este
estado, y no le preocupa cómo está actuando ni
piensa en el éxito o en el fracaso: lo que la motiva es el
puro placer del acto mismo. para alcanzar el estado de flujo hay
que serenarse y concentrarse lo suficiente para comenzar la
tar3ea puede exigir un esfuerzo considerable, y este primer paso
exige cierta disciplina.
Si se le exige demasiado poco, la
gente se aburre. Si tiene que ocuparse de demasiadas cosas, se
vuelve ansiosa. El estado de flujo se produce en esa delicada
zona entre el aburrimiento y la ansiedad. lo caracterizan, el
placer espontáneo, la gracia y la efectividad y son
incompatibles con los asaltos emocionales.
Cuando el cerebro funciona en su
punto óptimo de eficiencia, como
en el estado de flujo, existe una relación precisa entre
las zonas activas y las exigencias de la tarea. En este estado,
incluso el trabajo difícil puede resultar refrescante o
reparador en lugar de agotador.
Aprendizaje y
Flujo: Un nuevo Modelo de Educación
El estado de flujo surge en una
zona en que una actividad desafía a la persona a
desarrollar el máximo de sus capacidades, a medida que sus
habilidades aumentan. Si una tarea es demasiado sencilla, resulta
aburrida: si supone un desafío demasiado grande, el
resultado es la ansiedad en lugar del estado de flujo. Así
como el estado de flujo es prerrequisito para el dominio de un
oficio, una profesión, o un arte, lo mismo ocurre con el
aprendizaje. Los alumnos que alcanzan el estado de flujo mientras
estudian se desempeñan mejor, al margen del potencial que
indiquen los tests.
En resumen, los alumnos que
alcanzan el nivel de su potencial académico y algo
más, se ven atraídos al estudio con mayor
frecuencia porque esto los coloca en estado de flujo.
Lamentablemente, al no lograr agudizar las habilidades que
podrían llevarlos al estado de flujo, los de bajo
rendimiento pierden el deleite del estudio y al mismo tiempo
corren el riesgo de limitar el nivel de las tareas intelectuales
que les resultarán agradables en el
futuro.
Howard Gardner, que
desarrolló la teoría de las inteligencias
múltiples, considera el estado de flujo y los estados
positivos que lo caracterizan como parte de la forma más
saludable de enseñar a los chicos, motivándolos
desde el interior más que amenazándolos u
ofreciéndoles una recompensa. Deberíamos utilizar
los estados positivos de los niños para incitarlos a
aprender en los campos donde ellos puedan desarrollar sus
capacidades.
El estado de flujo es un estado
interno que significa que un niño está ocupado
en una tarea adecuada. Uno debe encontrar algo que le guste y
ceñirse a eso. Es el aburrimiento en la escuela lo que
hace que los chicos peleen y alboroten, y la sensación
abrumadora de un desafío lo que les provoca ansiedad con
respecto a la tarea escolar. Pero uno aprende de forma
óptima cuando tiene algo que le interesa y obtiene
placer ocupándose de ello.
Alcanzar idealmente el estado de
flujo, significa alcanzar el dominio de una habilidad o un
conjunto de conocimientos con naturalidad, mientras el
niño es atraído a aspectos que lo comprometen
espontáneamente y que, en esencia son de su
agrado.
Es el modelo más positivo
de aprendizaje y educación del que la mayoría de
nosotros encontramos en la escuela.¿Quién no
recuerda que la escuela, al menos en parte, significaba
interminables horas de aburrimiento matizadas por momentos de
gran ansiedad? Buscar el estado de flujo a través del
aprendizaje es una forma más humana, más natural y
muy probablemente más eficaz de ordenar las emociones al
servicio de la educación.
Canalizar las emociones hacia un
fin productivo es una aptitud magistral. Controlar el impulso y
postergar la gratificación, regular nuestros estados de
ánimo para que faciliten el pensamiento en lugar de
impedirlo, motivarnos para persistir y seguir intentándolo
a pesar de los contratiempos, o encontrar maneras de alcanzar el
estado de flujo y así desempeñarnos más
eficazmente, todo esto demuestra el poder de la emoción
para guiar el esfuerzo efectivo.
7-- Las
Raíces de la Empatía
La empatía se construye
sobre la conciencia de uno mismo; cuanto más abiertos
estamos a nuestras propias emociones, más hábiles
seremos para interpretar los sentimientos.
Confundidos con respecto a sus
propios sentimientos, los alexitímicos se sienten
igualmente desconcertados cuando otras personas les expresan los
suyos. Esta imposibilidad de registrar los sentimientos de otro
es un déficit importante de la inteligencia emocional, y
un trágico fracaso en lo que significa ser humano. Porque
toda compenetración, la raíz del interés
por alguien, surge de la sintonía emocional, de la
capacidad de empatía.
Esa capacidad (la habilidad de
saber lo que siente otro), entra en juego en una amplia gama de
situaciones de la vida, desde las ventas y
la
administración hasta el idilio y la paternidad,
pasando por la compasión y la actividad política.
La ausencia de empatía también es reveladora.
Existe en psicópatas criminales, raptores y abusadores de
niños.
Las emociones de la gente rara vez
se expresan en palabras; con mucha frecuencia se manifiestan a
través de otras señales. La clave para intuir los
sentimientos de otro está en la habilidad para interpretar
los canales no verbales: el tono de voz, los ademanes, la
expresión facial y cosas por el estilo.
En general, las mujeres son
mejores que los hombres para esta clase de empatía. Las
personas cuyo desempeño mejoró en el curso del test
de cuarenta y cinco minutos, (una señal de que tienen
talento para incorporar la habilidad de la empatía)
también tenía mejores relaciones con el sexo opuesto.
No debería sorprendernos el hecho de que la empatía
favorezca la vida romántica.
La independencia que la
empatía tiene la inteligencia académica se ha
descubierto también, en más de 1000 niños,
aquellos que mostraban una aptitud para interpretar los
sentimientos de forma no verbal eran los más populares en
la escuela y los más estables en el plano
emocional.
También se
desempeñaban mejor en la escuela aunque, como promedio, su
CI no era más elevado que el de aquellos niños que
tenían menos capacidad para interpretar mensajes no
verbales; lo cual indica que dominar esta habilidad
empática allana el camino para la efectividad en el aula o
sencillamente, hace que ellos les gusten más a los
maestros.
Así como la mente racional
se expresa a través de palabras, la expresión de
las emociones es no verbal. Más del 90% de un mensaje es
no verbal.
Cómo se
desarrolla la Empatía
"Sentir dentro", término
utilizado en un principio por los teóricos de la estética para designar la capacidad de
percibir la experiencia subjetiva de otra persona. Según
el psicólogo norteamericano E.B. Titchener, la
empatía surgía de una especie de imitación
física de la aflicción de otro, que evoca los
mismos sentimientos en uno mismo.
El mimetismo motriz desaparece
del repertorio de los niños aproximadamente a partir de
los dos años y medio, momento en que se dan cuenta de que
el dolor de los demás es diferente del de ellos, y son
más capaces de consolarlos.
Se descubrió que los chicos
eran más empáticos cuando la disciplina
incluía notorias llamadas de atención sobre la
aflicción que su mal conducta provocaba en alguna otra
persona: "mirá lo triste que la has puesto", en lugar de
"eso fue horrible". También descubrieron que la
empatía de los niños se modela al ver cómo
reaccionan los demás cuando alguien está afligido;
al imitar lo que ven, los niños desarrollan un repertorio
de respuestas empáticas, sobre todo ayudando a otras
personas que están afligidas.
El niño
con Buena Sintonía
A veces, los padres de mellizos,
tienen más sintonía con uno de los niños que
con el otro. Eso modela las expectativas emocionales que los
adultos ponen en sus relaciones íntimas, tal vez mucho
más que los más dramáticos acontecimientos
de la infancia.
La sintonía se produce en
forma tácita, como parte del ritmo de la relación.
Mediante la sintonía, las madres hacen saber a sus hijos
que tienen idea de lo que ellos sienten. El BB grita con deleite,
por ejemplo, y la madre confirma ese deleite dándole al
niño una palmadita, arrullándolo o emitiendo un
sonido
parecido al grito del BB. En esa interacción el mensaje de afirmación
está en el hecho de que la madre iguale más o menos
el nivel de excitación del Bebé. Eso tranquiliza al
bebé y siente que está emocionalmente
comunicado.
Hacer el amor, es quizá la
actividad de la vida adulta que más se parece a la
sintonía íntima que existe entre la madre y el
niño. El acto amoroso, según Stern "incluye la
experiencia de sentir el estado subjetivo del otro: deseo
compartido, intenciones alineadas y estados mutuos de
excitación que cambian simultáneamente", en la que
los amantes responden mutuamente en una sincronía que
proporciona la tácita sensación de una profunda
compenetración. El acto amoroso es, en el mejor de los
casos, un acto de empatía mutua; en el peor, carece de esa
correspondencia emocional.
Los Costos de la
Falta de Sintonía
Stern afirma que a partir de las
repetidas sintonías, el niño empieza a desarrollar
la noción de que otras personas pueden compartir y
compartirán sus sentimientos. Esta noción parece
surgir alrededor de los ocho meses, cuando el chico empieza a
darse cuenta de que es una persona separada de los demás,
y continúa tomando forma a través de las relaciones
íntimas a lo largo de la vida. Que los padres no tengan
sintonía con el niño resulta profundamente
perturbador.
La ausencia prolongada de
sintonía entre padres e hijos supone un enorme perjuicio
emocional para estos últimos. Cuando un padre
sistemáticamente deja de mostrar empatía en un
aspecto especial de las emociones del niño
(alegrías, llantos, necesidad de mimos), este empieza a
dejar de expresar, y tal vez incluso sentir, esas emociones. Se
supone que de esta forma pueden quedar anuladas diversas
emociones del repertorio de relaciones íntimas, sobre todo
si a lo largo de la infancia esas emociones siguen siendo oculta
o abiertamente desalentadas. Incluso los más
pequeños "captan" los estados de ánimo de los
padres.
Existe esperanza en las relaciones
"reparadoras": Las relaciones a lo largo de la vida (con amigos,
parientes o en psicoterapia) remodelan constantemente el modelo
operativo de las relaciones. Un desequilibrio de un momento
determinado puede corregirse más tarde; es un proceso
continuo que se desarrolla a lo largo de la vida. "Reflejo" es el
término utilizado por algunos teóricos del
psicoanálisis para la respuesta comprensiva que el
terapeuta ofrece al paciente con respecto a su estado interior,
como haría una madre que está en sintonía
con su hijo.
El costo emocional
por la falta de sintonía en la infancia puede ser elevado,
y no sólo para el niño. Un estudio de delincuentes
que cometieron crímenes crueles y violentos,
descubrió que la única característica de sus
primeros años de vida que los diferenciaba de otros
criminales, era que habían pasado de un hogar adoptivo a
otro o en orfanatos, historias de vida que muestran una
negligencia emocional y pocas oportunidades de
sintonía.
A partir del abuso emocional
intenso y sostenido, incluidas las humillaciones y las amenazas
crueles y sádicas y la simple mezquindad. Los chicos que
soportan estos abusos se vuelven hiperalertas a las emociones de
quienes los rodean. Es típico de niños que han
soportado abusos psicológicos y que en la edad adulta
sufren los intensos altibajos emocionales que a veces se
diagnostican como "trastorno fronterizo de la
personalidad" .
La
Neurología de la Empatía
Leslie Brothers, psiquiatra de
California, señala que la amígdala y sus conexiones
con la zona de asociación de la corteza visual, como parte
del circuito cerebral, es clave en el que subyace la
empatía.
La empatía exige
suficiente calma y sensibilidad para que las señales
sutiles de los sentimientos de otra persona puedan ser recibidas
e imitadas por el propio cerebro emocional.
Empatía
y Ética: Las Raíces del
Altruismo
El núcleo del
vínculo que existe entre empatía y
preocupación: es el dolor del otro en carne propia. Sentir
lo mismo que otro es preocuparse. En este sentido, lo opuesto
de empatía es antipatía. La actitud
empática interviene una y otra vez en los juicios morales,
porque los dilemas morales implican víctimas en potencia.
¿Mentiría Ud. para no herir los sentimientos de un
amigo?
Martín Hoffmann,
investigador de la empatía, afirma que las raíces
de la moralidad
deben encontrarse en aquella, ya que es el hecho de empatizar con
las víctimas en potencia (alguien que sufre un dolor, un
peligro o una privación, por ejemplo) y de compartir su
aflicción, lo que mueve a la gente a actuar para
ayudarlas.
Hoffmann propone que la misma
capacidad para el efecto empático, para ponerse uno mismo
en el lugar de otro, lleva a la gente a seguir determinados
principios
morales. Hoffmann ve una progresión natural en la
empatía, desde la infancia en adelante.
En la etapa final de la infancia
aparece el nivel más avanzado de empatía, a medida
que los chicos son capaces de comprender la aflicción
más allá de la situación inmediata, y de ver
que la condición de alguien en la vida puede ser una
fuente de aflicción crónica.
En este punto, pueden compadecerse
del aprieto que sufre todo un grupo, como
los pobres, los oprimidos o los marginados. En la adolescencia,
esa comprensión puede reforzar convicciones morales
centradas en el deseo de aliviar los infortunios y la
injusticia.
Diversos estudios llevados a cabo
en Alemania y
EE.EE. demostraron que cuanto más empática es la
persona, más favorece el principio moral de que
los recursos deberían repartirse según las
necesidades de cada uno.
Vida sin
Empatía: La mente del Abusador sexual, la moral
sociópata
La actitud psicológicamente
errónea es común a violadores, abusadores de
niños y diversos autores de violencia
familiar: son incapaces de experimentar empatía. Esta
incapacidad para sentir el dolor de sus víctimas les
permite decirse mentiras que estimulan su crimen. En el caso de
violadores, las mentiras incluyen, entre otras, "las mujeres
quieren ser violadas" o "si ella se resiste, lo que hace es
esforzarse por acabar"; en el caso de los abusadores de
niños, las mentiras pueden ser: "no estoy
haciéndole daño a
la criatura, sólo mostrándole amor", o "esto
sólo es otra forma de afecto"; en el caso de los padres
que maltratan físicamente a sus hijos, "esto sólo
es disciplina".
La supresión de la
empatía mientras estas personas infligen daño a sus
víctimas es casi siempre parte de un ciclo emocional que
precipita sus crueles actos. Lo que da prueba de la secuencia
emocional que conduce típicamente a un crimen sexual como
el abuso de niños. El ciclo comienza cuando el abusador se
siente perturbado: furioso, deprimido, solitario. Estos
sentimientos podrían ser activados, por ejemplo, al ver
parejas felices en la TV y a continuación sentirse
deprimido por estar solo. Entonces el abusador busca solaz en una
fantasía favorita, que suele ser la de una cálida
amistad con un
niño; la fantasía se convierte en una
fantasía sexual y termina en
masturbación.
Posteriormente, el abusador siente
un alivio pasajero de la tristeza, pero ese alivio es fugaz; la
depresión y el sentimiento de soledad vuelven, aún
más acentuados. El abusador empieza a pensar en convertir
la fantasía en realidad, dándose justificaciones
como: "no estoy causando ningún daño real si el
chico no resulta dañado físicamente" y " si un
niño no quisiera realmente tener una relación
sexual conmigo, podría evitarlo".
En uno de los más
prometedores programas de
tratamiento, los agresores leyeron informes desoladores sobre
crímenes como los que ellos mismos habían cometido,
narrados desde la perspectiva de la víctima. Los
abusadores que se sometieron al programa en la
cárcel sólo presentaron la mitad de agresiones
consiguientes después de ser liberados, comparados con
aquellos que no habían recibido ese tratamiento. Sin esta
motivación inicial inspirada en la empatía, el
resto del tratamiento no funciona.
La psicopatía, la
incapacidad de sentir la menor empatía o compasión,
o el menor remordimiento, es el más desconcertante de los
defectos emocionales. Los psicópatas son también
redomados mentirosos, dispuestos a decir cualquier cosa para
conseguir lo que quieren, y manipulan las emociones de sus
víctimas con el mismo cinismo.
Según Robert Hare,
psicólogo de la Universidad de la Columbia
Británica interpreta que los psicópatas tienen una
comprensión superficial de las palabras emocionales, una
reflexión de su superficialidad más general en el
reino afectivo. La insensibilidad de los psicópatas
está basada en parte en otra pauta fisiológica que
descubrió en una investigación anterior, una pauta
que también permite suponer una irregularidad en el
funcionamiento de la amígdala y los circuitos
relacionados: los psicópatas que están a punto de
recibir una descarga eléctrica no muestran señales
de dar la respuesta de temor que es normal en las personas que
están a punto de experimentar dolor.
8-- Las Artes Sociales. Manejar
las relaciones de otro (el arte de las relaciones) exige la
madurez de otras dos habilidades emocionales: autogobierno y
empatía. Sobre esta base, las "habilidades de la persona"
maduran. Estas son las capacidades que contribuyen a la eficacia
en el trato con los demás; aquí los déficits
conducen a la ineptitud en el mundo social o a los desastres
interpersonales repetidos.
Es precisamente la ausencia de
estas habilidades lo que puede hacer que incluso los más
brillantes intelectualmente fracasen en sus relaciones,
apareciendo como arrogantes, desagradables o insensibles. Estas
habilidades sociales le permiten a uno dar forma a un encuentro,
movilizar o inspirar a otros, prosperar en las relaciones
íntimas, persuadir e influir, tranquilizar a los
demás.
Mostrar alguna
Emoción
Una competencia social clave es
lo bien o mal que la gente expresa sus propios sentimientos. Paul
Ekman utiliza la expresión "reglas de demostración"
para el consenso social acerca de qué sentimientos pueden
mostrarse adecuadamente y cuándo. Las culturas, a veces
varían enormemente en este sentido.
Existen varias clases
básicas de "reglas de demostración"
:
- Minimizar las muestras de emoción: Ésta es la norma japonesa para los sentimientos de aflicción en presencia de alguien con autoridad.
- Exagerar lo que uno siente magnificando la expresión emocional; esta es la táctica utilizada por los niños, mientras corre a los brazos de su madre para quejarse del tormento al que lo somete su hermano mayor.
- Reemplazar un sentimiento por otro; esto entra en juego en algunas culturas asiáticas en las que es descortés decir que no, y en lugar de eso se hacen promesas positivas (aunque falsas).
Lo bien que uno emplee estas
estrategias, y sepa cuándo hacerlo, es un factor de la
inteligencia emocional.
Aprendemos estas reglas de
demostración muy pronto, en parte mediante la
instrucción explícita. Una educación en las
reglas de demostración, es impartida cuando le indicamos
al niño que agradezca con una sonrisa el regalo recibido
aunque sea espantoso. Esta educación se realiza con mayor
frecuencia dando el ejemplo: los chicos aprenden lo que ven
hacer.
Al educar los sentimientos, las
emociones son al mismo tiempo el medio y el mensaje. Si el padre
le dice al niño "sonríe y da las gracias" y lo hace
con una actitud dura, exigente y fría, en vez de
susurrarlo cariñosamente, es más probable
que el niño aprenda una lección muy distinta, y en
realidad responda a su abuelo con el ceño fruncido y con
un "gracias" inexpresivo y desatento. El efecto que produce en el
abuelo es muy diferente: en el primer caso, se siente feliz
(aunque engañado), y en segundo queda herido por el
mensaje confuso.
Las demostraciones emocionales,
por supuesto, tienen consecuencias inmediatas en el impacto que
producen en la persona que las recibe. La regla que aprende el
niño es algo así como : "Disfrazá tus
verdaderos sentimientos cuando pueden lastimar a alguien a quien
amas; en lugar de eso sustitúyelo por un sentimiento falso
pero no hiriente". Estas reglas para expresar emociones dictan el
impacto que nuestros sentimientos producen a los
demás.
Las lecciones que aprendemos sobre
las reglas de demostración varían de acuerdo con
los modelos que
hemos conocido, la pericia difiere enormemente de una persona a
otra.
Expresividad y
Contagio Emocional
Un principio básico de la
vida social: las emociones son contagiosas. Transmitimos y
captamos estados de ánimo unos de otros en lo que equivale
a una economía subterránea de la psiquis
en la que algunos encuentros son tóxicos y algunos
nutritivos. Este intercambio emocional se produce
típicamente en un nivel sutil y casi imperceptible; la
forma en que un vendedor le da a uno las gracias puede hacer que
se sienta pasado por alto, ofendido o verdaderamente bienvenido y
apreciado. Nos contagiamos mutuamente los
sentimientos.
Enviamos señales
emocionales en cada encuentro, y esas señales afectan a
aquellas personas con las que estamos. Cuanto más
hábiles somos socialmente, mejor controlamos las
señales que emitimos.
La inteligencia emocional incluye
el manejo de este intercambio, "popular" y "encantadora" son
términos que utilizamos para referirnos a la persona con
la que nos gusta estar porque sus habilidades emocionales nos
ayudan a sentirnos bien. La gente que es capaz de ayudar a otros
a calmar sus sentimientos posee un producto social especialmente
valioso; son las almas a quienes otros recurren cuando padecen
alguna importante necesidad emocional. Todos formamos parte de la
caja de herramientas del otro para el cambio emocional, para bien
o para mal.
Inconscientemente imitamos las
emociones que vemos en otra persona, a través de una
mímica motriz de su expresión facial, sus gestos,
su tono de voz y otras marcas no
verbales de emoción. Mediante esta imitación, las
personas recrean en ellas mismas el humor del otro. Cuando la
gente ve un rostro sonriente o un rostro airado, el suyo da
muestras de ese mismo estado de ánimo a través de
ligeros cambios en los músculos
faciales.
Cuando dos personas
interactúan, la dirección en que se transmite el
estado de ánimo es del que es más enérgico
para expresar sus sentimientos al que es más pasivo. Pero
algunas personas son especialmente susceptibles al contagio
emocional. John Cacioppo, el psicofisiólogo de la
Universidad Estatal de Ohio, comenta: "El solo hecho de ver que
alguien expresa una emoción puede provocar ese estado de
ánimo. Nos ocurre constantemente, hay una
transmisión de emociones. Esta sincronía del estado
de ánimo determina que uno sienta que una
interacción salió bien o no".
El grado de compenetración
emocional que las personas sienten en un encuentro queda
reflejado por la exactitud con que se combinan sus movimientos
físicos mientras hablan, un indicador de cercanía
del que típicamente no se tiene conciencia. Tanto si la
persona se siente abatida como optimista, cuanto más
físicamente sintonizado es su encuentro, más
similares terminarán siendo sus estados de
ánimo.
La sincronía entre
profesores y alumnos indica en qué medida se sienten
compenetrados; estudios efectuados en aulas muestran que cuanto
mayor es la coordinación de movimientos entre profesor
y alumno, más amigables, contentos, entusiasmados,
interesados y sociables se muestran mientras
interactúan.
La comodidad o incomodidad que uno
siente con alguien es en cierto modo física. Es necesario
tener un ritmo compatible, coordinar los movimientos, sentirse
cómodo. La sincronía refleja la profundidad del
compromiso entre los miembros de la pareja; si uno está
muy comprometido, los estados de ánimo empiezan a
confundirse, ya sean los positivos o los
negativos.
La marca de un líder o
actor poderoso es ser capaz de influir en una audiencia de miles
de personas que no logran percibir o transmitir emocionen son
propensas a tener problemas en sus relaciones, dado que los
demás suelen sentirse incómodos con ellas, aunque
no pueden expresar por qué.
En lo que se refiere a los
encuentros personales, la persona que tiene la mayor fuerza
expresiva (o el mayor poder) es típicamente aquella cuyas
emociones influyen en la otra. Los miembros dominantes de la
pareja hablan más, mientras el subordinado observa
más el rostro del otro, lo cual supone una
disposición para la transmisión del afecto. De la
misma manera, la fuerza de un buen orador (un político o
un evangelista) actúa para influir en la emoción
del público. A eso nos referimos cuando decimos: "Se los
metió en el bolsillo". La influencia emocional es el
núcleo de la influencia.
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