lunes, 23 de marzo de 2009

Comidas sanas


Recomendaciones Nutricionales:

Los datos nacionales indican que los mayores de 65 años presentan una buena reserva energética que se explica por una menor actividad física y una menor masa muscular. Esto es necesario considerar para establecer los requerimientos de energía, ya que si se aumenta la ingesta sin incrementar en forma simultánea el gasto energético, se inducirá a un aumento de tejido adiposo, favoreciendo el desarrollo de obesidad.

El comité FAO/OMS/UNU 1985 considera la edad, sexo y peso de¡ individuo para calcular el gasto energético basal, donde el hombre de 60 y más años es igual a 13.5 x peso (kg) más 487 y en la mujer de 10.5 x peso (kg) más 596, para lo cual debe utilizarse el peso real siempre que se encuentre dentro del margen apropiado (IMC entre 23 y 28). De lo contrario se debe usar la talla al cuadrado multiplicado por 25 (talla2 x 25).

Los requerimientos energéticos diarios de¡ Adulto Mayor son menores a los del adulto jóven y comprenden un rango entre 1.600 y 2.100 kcalorías de acuerdo al estilo de vida que lleven. Para su aplicación en las guías alimentarías se ha decidido utilizar 1.600 kcal para el anciano sedentario y 2.000 para el activo.

Estudios recientes de balance nitrogenado sugieren que los requerimientos de proteínas sean mayores que los de los jóvenes para preservar la masa muscular. Existen evidencias que los ancianos presentan frecuentemente infecciones producto de una inmunidad deprimída, lo que apoyaría la necesidad de incrementar la ingesta proteica por sobre la cifra de FAO/OMS/UNU, recomendando 1 a 1.2 gr de proteínas por kg de peso. Relacionando las cifras de requerimiento de proteínas con las de energía se recomienda que la dieta tenga un aporte de 12 a 14% de calorías proteicas. Para los ancianos extremadamente sedentarios o con dietas basadas en cereales, este porcentaje debe subir a cifras entre 14 y 16%.

La ingesta de grasa en el anciano es semejante al adulto. Las recomendaciones apuntan a actitudes preventivas manteniendo ingestas de grasas de 25 a 30% de la ingesta energética total con una relación de 1:1:1 de poliinsaturadas, monoinsaturadas y saturadas.

Los hidratos de carbono, además de proporcionar energía, contribuyen al mantenimiento de la masa proteica metabólicamente activa, pero también desempeñan un papel importante en las cualidades sensoriales (sabor y textura) y en la aceptabilidad de los alimentos. La ingesta recomendada es de un 55 a 60% del valor calórico total predominando los hidratos de carbono complejos.

La adecuada ingesta de vitaminas es uno de los pilares fundamentales en una alimentación saludable, donde se destacan los antioxidantes E, C y betacaroteno en la prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer y cataratas.

La salud ósea de la tercera edad está en gran parte condicionada por lo que pase en la etapa de la niñez, adolescencia y de adulto joven. El envejecimiento se acompaña de una pérdida progresiva de minerales y de sustancia ósea que lleva a un aumento del riesgo de fractura. Para peru se propone que la meta en los Adultos Mayores de ambos sexos debiera ser como minimo una ingesta de 800 mg de calcio recomendada por la RDA/98.

Se sabe que la fibra dietaria cumple roles importantes como prevenir patologías de colon, constipación, además de reducir niveles de colesterol y LDL plasmático. Una dieta adecuada debería aportar alrededor de 20 gr al día, aunque en algunas ocasiones se recomienda limitar la cantidad en la dieta o mortificarse a través de la cocción por las molestias digestivas que provoca en los ancianos como distensión abdominal y meteorismo.

En los Adultos Mayores se ha determinado la alteración de la percepción de la sed, por lo que se debe asegurar un aporte adecuado de agua, por la que se recomienda 1 ml/kg cal/día o 30 ml por kg de peso corporal. Los líquidos deben ser ingeridos fuera de las comidas para evitar diluir la secresión gástríca que de por sí está alterada para asegurar una buena diuresis.


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