- Cuidarás tu presentación todos los días. Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida!
- No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Saldrás a la calle a pasear o visitarás algún familiar o amigo.
- Harás ejercicio físico. Una caminata razonable dentro o fuera de casa.
- Evitarás actividades y gestos de persona derrumbada. La cabeza gacha, la espalda encorvada, los pies arrastrándose, ¡NO! Que la gente diga un piropo cuando pasas.
- No hablarás de tu vejez ni te quejarás de tus achaques. Con ello, acabarás por creerte más viejo y más enfermo de lo que en realidad estás.
- Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas. ¡Al mal tiempo buena cara! Sé positivo en los juicios, de buen humor en las palabras, alegre de rostro, amable en los ademanes.
- Serás útil a ti mismo y a los demás. Bástate hasta donde sea posible y ayuda. Ayuda con una sonrisa, con un consejo, con un servicio.
- Trabajarás con tus manos y tu mente. El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actitud laboral, intelectual, artística… es medicina para los males.
- Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas, tanto en el hogar como con los amigos. Convive con todas las edades, niños, jóvenes y adultos.
- No pensarás que todo tiempo pasado fue mejor. Sé positivo con tus pensamientos.
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lunes, 23 de abril de 2012
PARA EL ADULTO MAYOR
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