viernes, 18 de enero de 2013

LA ELEGANCIA DE LA TERCERA EDAD

La elegancia chic de la tercera edad

Un joven de 30 años da que hablar con su blog -y ahora un libro-, en el que prueba que las mujeres de 70, 80 o 90 años pueden ser elegantes, osadas y tener un estilo a rabiar. Sólo hay que mirarlas.
Que el ‘jovencismo’ invade a paso decidido cada aspecto de la sociedad -del laboral al político, del artístico al ocio- es un hecho que puede constatarse cada día. Pareciera que para comprar, vender, opinar, decidir, exigir o dictaminar, ser joven es la condición sine qua non. A diferencia de otras épocas, de otras civilizaciones, llegar a una edad avanzada es considerado un atrevimiento más que un sinónimo de experiencia y sabiduría. Para la mujer es aun peor: se vuelve invisible. Aquella que alguna vez atrajo las miradas de admiración como hoy lo hacen las niñas de piernas largas y polleras cortas, deviene, al llegar a ‘cierta edad’, en un fantasma que los otros miran sin ver. Ya no es mujer, ni siquiera es ‘alguien’… es una anciana.

Pero solo hace falta una mirada para que detrás de esa anciana surja una mujer elegante, una apasionada de la moda o una verdadera original. Eso es lo que hace Ari Seth Cohen, un joven de 30 años que, desde su llegada a Nueva York de su San Diego natal, diariamente fotografía para su blog a mujeres de 70, 80, 90 años que se destacan por su elegancia, su ‘chic’ y, muchas veces, su insolente desparpajo, pero sobre todo que se visten para gustarse a sí mismas. El blog se llama Advanced Style (http://advancedstyle.blogspot.fr), el mismo nombre del libro que acaba de editar (Ed. PowerHouse Books), en el que reunió doscientas de sus mejores fotos. En la portada, una de sus modelos favoritas, Gitte Lee, esposa del actor Christopher Lee, espléndida a sus 77 años.

¿De dónde nació esta fascinación por las mujeres de tercera edad? Aparentemente de sus dos abuelas: Bluma, una intelectual que introdujo a su nieto a sirenas del pasado como Marlene Dietrich, Katharine Hepburn y Helen, una rubia glamorosa que solía vestir de Escada y a quien solían confundir con una estrella de cine. “Desde que tengo memoria siempre me cautivaron las mujeres mayores, con personalidad. Mi abuela Bluma, una de ellas, era mi mejor amiga. Mi gusto se formó mayormente tras mis indagaciones en sus cajones y armarios repletos de joyas vintage y viejas fotos. Las imágenes de un pasado más elegante y glamoroso, con mujeres con guantes y hombres con sombrero me fascinaron. Mi otra abuela, Nana Helen, encarnaba esta manera de vestir, tenía un sentido de la moda impecable y una enorme confianza en sí misma”.

Al terminar sus estudios de historia del arte en Seattle, se instaló en Nueva York, como Bluma le había alentado a hacer, porque era allí ‘donde pasa todo’, aunque entonces ella ya había fallecido. Fue entonces que comenzó a tomar fotos de mujeres que en cierta manera le recordaban a sus fantásticas abuelas. Cohen encuentra a sus sujetos en toda la ciudad, pero la pesca es particularmente frondosa en Manhattan, en las paradas de los buses de ‘uptown’ o cerca del New Museum donde trabaja. El libro, sin embargo, también contiene imágenes de otra ciudades como París, Roma y Londres. Fue justamente en la capital inglesa donde recientemente lo presentó en la tienda House of Fraser.

“Para mí, viejo no es una mala palabra -dice-, sino sinónimo de experiencia y sabiduría. ¿Por qué siempre tenemos que mirar a los jóvenes como íconos de la moda? ¿Por qué no miramos a gente que realmente sabe lo que hace?”, pregunta. Las mujeres que fotografía, desafían, según él, los estereotipos sobre la edad y el envejecer. “Son jóvenes en mente y espíritu y saben expresarse a través de su estilo personal y su creatividad individual”, afirma.

Su misión, a través de su blog y ahora de su libro, es ofrecer la prueba de que con la edad el estilo personal aumenta. “A algunas de las damas (siempre se refiere a ellas como ‘ladies’) les preocupa envejecer, pero a la mayoría no les importa. La gente mayor goza de libertad porque no tiene que gustar a nadie más que a sí misma. Pasaron la mayor parte de su vida editando su propio estilo de acuerdo a sus trabajos o a sus matrimonios y ahora pueden por fin vestirse como se les da la gana”, explica. Algunas son excéntricas, otras optan por el clasicismo, pero ¿qué tienen todas ellas en común? Según Cohen, todas ponen “una gran energía, mucha atención y cuidado al vestirse”.

Algunas de ellas aparecen una y otra vez en su blog. Son ‘las chicas de Ari’, con las que habla todas las semanas, como Ruth Cobin, de 100 años, que usa pesadas cadenas de oro y cuyo lema es “celebrar cada día y no mirar el calendario”; Mary, de 71, dueña de una colección de lentes oscuros que rivaliza con la de cualquier rapero, quien afirma que son perfectos “pues disimulan el paso del tiempo y permiten espiar a la gente”, o Ilona, cabellera y pestañas rojas, que a los 92 aún presenta su acto en los cabarets. De más está decir que sus ‘chicas’ lo adoran. Mary Efron, una de ellas, afirma que la genuina admiración de Ari “le da dignidad a la gente mayor”.

¿Qué es lo que los jóvenes pueden aprender de estas señoras chic ? Ari cree que a no temer envejecer, a aprovechar cada etapa de la vida. En el futuro le gustaría trabajar con marcas para ayudarlas a dirigirse a este grupo etario que si bien es enorme, suele ser sistemáticamente descuidado. “Sería genial ver a algunas de estas magníficas mujeres en avisos publicitarios”, dice. Algunas de ellas ya lo están como Gitte Lee, quien protagonizó una campaña de Celine, o Iris Apfel, que a los 90 y tantos es el rostro de una línea de los cosméticos M.A.C. Pero Ari sigue preguntándose por qué hay tan pocos diseñadores que se dirijan a esta población siempre en aumento que, además, dispone de un poder económico mayor que el de las jóvenes en sus 20. La razón, cree, es la obsesión por la cultura joven, pero también psicológica, debido a “los miedos e inseguridades respecto a la edad”.

Pero el alma de Advanced Style no está ligada solamente a la edad ni aun al estilo, sino que es una celebración a la vida. “Estas fotos son la prueba de que el secreto para seguir estando vital en los años finales es nunca dejar de ser curioso, nunca dejar de crear y nunca dejar de divertirse”, dice.

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