domingo, 20 de marzo de 2016

Tabu, el tema del sexo en la tercera edad.


Escena del film Wolke 9 (En el séptimo cielo) del director alemán Andreas Dresen
Escena del film Wolke 9 (En el séptimo cielo) del director alemán Andreas Dresen
Es muy común ver en la pantalla grande escenas de sexo. Sin embargo, son pocas las películas en las que los protagonistas de esas escenas son personas de la tercera edad. El erotismo entre adultos mayores en el cine, ¿es un tema tabú?

Según un informe de la periodista Emma Jones para BBC Mundo, hay un rechazo de cierta parte del público y de las productoras de cine a tratar el sexo entre gente mayor por dos razones: una cuestión psicológica (a las generaciones jóvenes les cuesta creer que sus abuelos tienen sexo) y otra de mercado (dos atractivos y jóvenes actores venden más que dos ancianos).

La autora del mencionado informe señala que son escasos los títulos de películas en las que se incluyan escenas eróticas entre personas de la tercera edad. Además, explica que muchas veces los cineastas prefieran abordar el tema desde el humor.

Por ejemplo, en Alguien tiene que ceder (Something's Gotta Give de Nancy Meyers) hay un encuentro sexual interpretado por Diane Keaton y Jack Nicholson, pero enfocado desde la comedia, ya que el personaje masculino del film tiene que usar Viagra para hacer el amor.


De todos modos, como contracara de esos films, podríamos citar algunas películas que abordaron la temática de forma atinada, despertando cierto debate al respecto e, incluso, logrando reconocimiento de la crítica en diferentes festivales de cine en el mundo.

Wolke 9, (En el séptimo cielo, en español), del reconocido director alemán Andreas Dresen (premiado en el Festival de Cannes de 2011) cuenta con escenas explícitas de sexo entre adultos mayores. En la película se narra el affaire entre dos berlineses.


"Siempre me había preguntado por qué a la gente mayor tan sólo se les permite, tanto en el cine como en la televisión, una visión más sentimental de la vida o historias entre románticas y apacibles", opinó Dresen al dar su mirada sobre este tipo de films.

En la película 45 años, dirigida por Andrew Haigh y protagonizada por Tom Courtenay y Charlotte Rampling (que ganaron el Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín de este año por su excelente interpretación) también hay un abordaje desprejuiciado respecto de las relaciones sexuales en la tercera edad.


"La idea de que a medida que envejecemos ya no tenemos deseos sexuales es para mí, con 42 años de edad, una situación muy triste", manifestó Haigh al enterarse de la revolución que la historia produjo en el público en las redes sociales.

Al parecer, en el séptimo arte hay poco espacio para nuestros mayores y una cuestión tan normal para cualquier persona - sin importar la etapa de la vida en la que esté - como lo es el sexo. Afortunadamente, este tipo de propuestas del cine europeo buscan romper con los estereotipos y dar protagonismo a una generación cada vez más vivaz. En definitiva, el sexo sigue siendo sexo, se tenga la edad que se tenga.

jueves, 3 de marzo de 2016

Tips para la soledad.

Pasos útiles

Ya que la soledad es innegable y será experimentada por todo ser humano, pues en algún momento se tendrá la sensación de que "algo falta", es posible llevar a cabo algunas medidas para mejorar el estado anímico:
  • Ser muy sincero y buscar dentro de uno mismo qué tipo de soledad es la que se sufre y a qué circunstancias se deben.
  • Perder el miedo a mirar dentro de nosotros, y afrontar la necesidad de saber cómo somos: nuestras ilusiones y ambiciones, limitaciones y miedos, además de evaluar honestamente la autoimagen.
  • Tomar la iniciativa para entablar nuevas relaciones; se puede determinar qué personas nos interesan, y luego elaborar una estrategia para contactarlas.
  • Considerar que no hay nada qué perder y que el miedo al rechazo es un freno para entablar nuevas amistades o amores.
  • Hacer a un lado la actitud de víctima, pues aunque el mundo resulta en ocasiones cruel y materialista, seguro que hay personas que desean conocer a alguien como nosotros.
  • Evitar encerrarse en uno mismo cuando se tenga fuerte sensación de soledad, ya que puede generarse mayor daño. Es mejor contar con quién hablar e intimar y a quién querer.
  • Pensar que no somos tan raros como pensamos; para comprobarlo no hay más que hablar a profundidad y confianza con alguien. Tenemos la capacidad de "llenar" a más gente de la que creemos, y nos pueden resultar atractivas muchas personas que tenemos muy cerca.
  • Iniciar o retomar alguna actividad deportiva o artística también suele ayudar a mejorar el estado de ánimo, además de que facilita la convivencia con quienes poseen aficiones similares.
La sensación de soledad es una situación que puede convertirse en momentánea y que no es forzosamente mala, ya que es posible transformarla en un espacio de reflexión para conocernos a fondo y encontrar sinceramente nuestra propia identidad.
Existe un tiempo para comunicarse con los demás y otro para establecer contacto con lo más profundo de nosotros mismos, en el que la soledad es indispensable; ahí podemos "hablar" con nuestros miedos, a los que no podemos ignorar.
Finalmente, queda señalar que si a pesar de todo no se tienen fuerzas ni tranquilidad para afrontar el problema, no hay que dudar en consultar a un psicólogo o psiquiatra a fin de que ayude a un benéfico reencuentro con uno mismo para, posteriormente, poder comunicarnos adecuadamente con nuestros semejantes.

martes, 1 de marzo de 2016

La Vejez una buena etapa.

Es importante desechar la idea de que ciertas cualidades y emociones son propias y exclusivas de la gente joven. Es sumamente común escuchar frases como “soy mayor, pero de espíritu joven” o “me siento feliz como si tuviera 20 años”. En cambio, es sano pensar que la felicidad, la alegría y el entusiasmo pueden experimentarse y se experimentan a cualquier edad, sólo hay que decidirse a vivir estas emociones con plenitud.
Para nadie es desconocido que la vejez conlleva  limitaciones, que las hay sin duda. No obstante, para muchos, esta etapa puede ser sinónimo de libertad:
  • Es la etapa en la que ya no hay que complacer a nadie.
  • Es el tiempo de comprobar los afectos definitivos.
  • Ya no hay espacio para las relaciones impuestas o por conveniencia.
  • Los horarios ya son relativos.
  • Se está libre de conflictos sexuales, de luchas y competencias.
Puede entonces volcarse la mirada hacia adentro para explorar el mundo interior sin distracciones y agradecer tanta riqueza y oportunidades. Y con esa paz silenciosa, emprender una rutina colmada de lujos.
Cuando tomamos la decisión de llegar a la vejez con una vida plena hasta el último aliento de vida, podríamos llegar a  transmitir una imagen de vejez que sea envidiada y deseada.

La importancia de ser mayor y quererse





Las nuevas condiciones de vida generadas por la vejez suponen más de un problema para algunos adultos mayores.La cultura general lejos de valorar esta nueva etapa, genera barreras que impiden vivirla con inteligencia emocional y armonía.
Las arrugas surcan la piel, nuestro cuerpo cambia su contextura y el cabello se vuelve cano, como si inaugurase la última fase de la vida. Los cambios impulsados por la vejez trascienden la estética e implican aspectos emocionales y psicológicos que muchas veces pasan desapercibidos. Muchas personas mayores desarrollan cuadros depresivos, cuadros ansiosos, estrés y somatizaciones. La enfermedad más común de este tipo es la depresión.
Los adultos mayores que más se deprimen son los hospitalizados  quienes residen en hogares de ancianos  las mujeres , en contraste con los hombres.
El principal rasgo depresivo de los adultos mayores es la apatía, es decir, el desgano que los lleva a abandonar actividades, a dejar de salir o de compartir con los demás, anteponiendo cualquier excusa para evitar estas situaciones.
Cuando una persona mayor muestra una preocupación excesiva por todo, es decir, está hiperalerta y cualquier cosa lo asusta o estresa, podemos estar ante el caso de un cuadro ansioso, mientras que la somatización se refiere a variadas e inespecíficas dolencias que experimenta un individuo, ya sean mareos o dolores de espalda, cuello y de estómago, por nombrar algunos. El origen de estos malestares no es físico, sino psicológico. "Si nosotros no le damos cabida a nuestras penas o frustraciones, el cuerpo lo expresa en forma de dolor físico" quien afirma que detrás de estas manifestaciones, muchas veces se encuentra la depresión.
El impacto que tienen estos trastornos psicológicos sobre la salud es enorme, ya que son agravantes de enfermedades físicas (hipertensión, diabetes, entre otros) y fomentan la aparición de trastornos cognitivos (pérdida de memoria, dificultades del lenguaje, problema atencional).  En algunos casos, el adulto mayor se autoabandona de tal manera que se niega a realizar tareas tan básicas como bañarse, comer o limpiar su hogar, debido a la desmotivación que lo embarga. En definitiva, los problemas físicos empeoran y el afectado descuida su vida general, lo que sin duda, sólo acarrea consecuencias negativas.

Difícil de aceptar

La transformación de la apariencia que conlleva el paso de los años cuesta ser aceptada en nuestra sociedad, donde se rinde culto a la juventud. También cambiamos a nivel cognitivo, como sucede con la denominada "memoria de trabajo". La psicóloga la describe "como la memoria RAM del computador, que es la que nos permite hacer cosas simultáneamente, ya sea más de dos o tres acciones a la vez." Esta capacidad disminuye al pasar los años, volviendo a la gente más lenta. No disminuye la memoria ni la facultad de razonar, simplemente, no podemos hacer tantas tareas al mismo tiempo, lo que estresa a aquellos que siempre fueron activos. En vez de frustrarse, la psicóloga recomienda "hacer menos cosas y tomar conciencia de que eso es normal".
Quienes lo pasarán mal son las personas que se resisten al progreso natural de su vida, tanto por motivos físicos como sociales. La aparición de enfermedades o los accidentes (como caídas que terminan en fracturas) afectan la moral de la tercera edad, pues es indudable que merman su calidad de vida. La jubilación, la muerte del cónyuge y de otros seres queridos o inclusive un cambio de casa puede afectarlos significativamente porque significa amputarlos del espacio atiborrado de su historia, sentimientos e identidad. La dificultad de adaptarse provoca en muchos casos  problemas de memoria, trastornos cognitivos y cambios conductuales.

El flagelo de la cultura antisenil

 La idea de convertirse en una persona mayor no genera entusiasmo. Por el contrario, posee una connotación negativa que sólo se explica con la cultura que desconoce y rechaza una etapa vital tan normal como sus antecesoras.

Si la celeridad y el ritmo vertiginoso de la sociedad actual son estresantes para los más jóvenes, la peor parte se la llevan las personas mayores. La ciudad es un ejemplo de lo poco amable que es el entorno: estaciones de metro con escaleras interminables y sin ascensores, semáforos que cambian con rapidez, calles anchas y difíciles de cruzar, etc.

Los prejuicios de la sociedad hacia la vejez crean una especie de cerco, como si se tratasen de "otros" cuya realidad es incompatible con la nuestra, pese a que tendremos el mismo destino. La profesional del Servicio de Geriatría comenta con asombro cómo algunos de sus pacientes no se asumen siempre como personas mayores.
El evidente problema cultural motivó incluso la creación de la Geriagogía, especialidad que enseña a la gente a envejecer y a no morir en el intento. "Nunca se nos prepara a ser viejos",debemos prepararnos psicológicamente y pensar cómo viviremos esta fase.

La mejor forma de disfrutar los años

Cuerpo y sociabilidad: comer bien, hacer ejercicio físico, no fumar, evitar el consumo excesivo de alcohol, y tener una vida social activa son las bases para una salud integral. Independiente si la persona es sociable o solitaria, la presencia de un solo amigo basta para tener relaciones sociales enriquecedoras que influyen poderosamente a nivel físico y psicológico. "Si te toca la mala pata de enfermarte, debes hacerte cargo de los factores de riesgo y cuidarte. Si te estás quedando solo, genera nuevos lazos, preocúpate de tomar un curso, muévete. Tomar la iniciativa es súper importante", señala categórica la neuropsicóloga.
Apoyo e ingenio familiar: el primer requisito para que una familia sea efectivamente un pilar de apoyo, es que respete la forma de ser de sus adultos mayores. Si quiere obligar a su mamá a que se integre a un curso de yoga aunque ella insista en que le parece aburrido, va por mal camino. "Muchas veces asumimos como familia lo que deben hacer y es súper importante respetar lo que ellos quieren y buscar en ellos mismos los intereses",hace un llamado a respetar su voluntad siempre y cuando no transgreda su salud (por ejemplo, si se niega a comer). Otro punto importante es integrarlos como siempre se ha hecho, ya sea en reuniones familiares, conversaciones o al entorno, respetando su ritmo. Si un adulto se cambia de casa y lleva a su madre consigo, lo ideal es que la ayude a ambientarse a la nueva ciudad o barrio y hacer de este cambio una experiencia agradable. 
¿Hogar de ancianos?: no hay que entrar en paranoia debido a las denuncias televisivas sobre maltratos en residencias de adultos mayores. La principal labor de estos lugares es prestar un servicio a las familias que realmente no pueden hacerse cargo de sus parientes. A pesar de la sensación culposa que genera, existen muchos recintos que cuentan con todo el equipamiento material y humano para acogerlos. Lo importante es escoger la mejor alternativa y visitar periódicamente a los familiares. Muchas personas mayores prefieren estos lugares, ya que ahí pueden compartir con otros.
Generaciones unidas: potenciar relaciones intergeneracionales, es decir, entre individuos de diferentes edades, es sumamente beneficioso para todos los involucrados. Es bueno incentivar a los nietos a compartir con frecuencia con sus abuelos. Incluso, en algunos países se efectúan jornadas donde personas mayores van a leer cuentos a niños de jardines infantiles, para generar este intercambio y fomentar, paralelamente, hábitos de lectura.
"Es responsabilidad nuestra generar instancias de interacción entre las generaciones. Yo aprendo de una persona que ha vivido toda una vida y que ha resuelto miles de problemas, que ha vivido bien o mal, pero tiene una sabiduría que yo no tengo"-asegura la neuropsicóloga, quien concluye, convencida- "Es súper enriquecedor".