domingo, 31 de enero de 2010

MIS ABUELITOS SON LOS PAPAS DE MIS PAPITOS

Los abuelitos
Son lo papás de mis papitos
Nos quieren como sus hijitos
Pero nos consienten mas

Los abuelitos
Son los papás de mis papitos
Nos quieren como a sus hijitos
Pero nos consienten mas

Quiero ir a visitar
A mis queridos abuelos
Porque ellos siempre tienen
Chocolates y caramelos

Los abuelitos (mmm)
Son lo papás de mis papitos
Nos quieren como sus hijitos
Pero nos consienten mas

Mi abuelita siempre dice
Eres igual a tu mamá
Y mi abuelito le contesta
Se parece a mi cuando tenía tu edad

Los abuelitos
Son lo papás de mis papitos
Nos quieren como sus hijitos
Pero nos consienten mas

Y yo los quiero mucho
Pero no por lo que me dan
Si no por todo su cariño
Y su paciencia que no se acaba jamás

Los abuelitos
Son lo papás de mis papitos
Nos quieren como sus hijitos
Pero nos consienten mas

Los abuelitos (mamá, papá)
Son lo papás de mis papitos (quiero ir con mis abuelitos)
Nos quieren como sus hijitos (los quiero mucho)
Pero nos consienten mas

Los abuelitos (los quiero mucho)
Son lo papás de mis papitos
Nos quieren como sus hijitos
Pero nos consienten mas

sábado, 30 de enero de 2010

LAS TEMIBLES ESCARAS

Las escaras, llagas o úlceras por contacto resultan de una presión constante que daña la piel y los tejidos debajo de la misma. Las escaras varían en gravedad desde las leves (cuando la piel se enrojece un poco), hasta las severas (úlceras profundas que llegan hasta el músculo y el hueso).

La presión constante en la piel oprime pequeños vasos sanguíneos que proveen a la piel de nutrientes y oxígeno. Cuando la piel no recibe nutrientes y oxígeno por un tiempo, los tejidos se mueren y se forma una úlcera. El enrojecimiento de la piel que desaparece en cuanto se quita la presión es normal.

También existen otros factores. Si una persona se desliza en la cama o en una silla, los vasos sanguíneos se estiran y esto puede causar llagas por contacto. Incluso una breve fricción puede causar leves úlceras.

Las escras se forman en las áreas del cuerpo en donde el hueso presiona fuertemente a la piel y el tejido contra una superficie exterior. Esto puede suceder cuando las partes huesudas (en donde los huesos sobresalen del cuerpo) están en contacto con otras partes del cuerpo, con un colchón o con una silla.

Las personas que deben guardar cama presentan escaras en la parte baja de la espalda debajo de la cintura (el sacro), en el hueso de la cadera (trocánter), y en los talones. Las personas en sillas o sillas de ruedas presentan llagas dependiendo de la posicion en que se sientan. Las escaras por contacto también se pueden presentar en las rodillas, los tobillos, los omóplatos (parte de atrás del hombro), la parte de atrás de la cabeza y la columna vertebral.

Los factores que contribuyen al desarrollo de estas escaras son el estar reducidos a cama o silla, no poderse mover, falta de control de orina o excremento, mala nutrición, o falta de lucidéz mental. Su riesgo de sufrir depende del número y gravedad de los factores que contribuyen a la formación de úlceras.

1. Estar reducida a cama o a silla.

Si debe permanecer en cama, en una silla, o silla de ruedas, su riesgo puede aumentarse.

2. Falta de actividad.

Si no puede moverse o cambiar de posición sin ayuda, tiene mayor riesgo. Personas en estado de coma, las que están paralizadas, o las que se han fracturado la cadera, tienen mayor riesgo. El riesgo disminuye cuando las personas se pueden mover por si mismas.

3. Falta de control de orina o excremento.

Hay mayor riesgo de padecer escaras por contacto si no puede mantener la piel limpia de orina, excremento o sudor, ya que la humedad puede irritar la piel.

4. Mala nutrición.

Si no puede mantener una alimentación adecuada, la piel no recibirá los nutrientes necesarios para mantenerse sana.

5. Falta de lucidéz mental.

Cuando las capacidades mentales disminuyen, la persona no puede hacer lo necesario para evitar las llagas.

RECOMENDACIONES:

El cuidado de la piel

Se debe revisar la piel por lo menos una vez al día. Preste especial atención a cualquier área que permanezca enrojecida después de cambiar de posición.

Debe limpiarse la piel tan pronto se ensucie. Limpiar la piel con un trapo o esponja suave reduce la posibilidad de lastimarla.

Dése un baño cuando sea necesario por razones de higiene o para ayudarlo a sentirse más cómodo. Si prefiere o necesita un baño o ducha diario, debe tomar más precauciones para reducir la irritación y resequedad de la piel. Use agua tibia (no caliente) y un jabón suave.

Para prevenir la resequedad de la piel:

  • Use cremas o aceites
  • Evite el aire frío o seco.

Evite que la humedad de la orina, el excremento, el sudor o la supuración (pus) de una herida esté en contacto con la piel. Frecuentemente se puede dar tratamiento para la incontinencia urinaria.

Cuando la humedad no se puede controlar:

  • Se deben usar toallas sanitarias o prendas interiores que absorban la orina y cuya superficie se seque rápidamente para que la humedad no esté en contacto directo con la piel del paciente.
  • También puede ser útil usar un ungüento o una crema que proteja a la piel de la orina, el excremento o la supuración (pus) de una lesión.
Cómo proteger a la piel de las lesiones

Evite masajes de la piel en las partes huesudas de su cuerpo (en donde sobresalgan los huesos).

Limite la presión en las partes del cuerpo en donde sobresalgan los huesos. Esto lo puede lograr cambiando de posición.

  • Si está en cama, debe cambiar de posición por lo menos cada 2 horas.
  • Si esta en una silla, debe cambiar de posición por lo menos cada hora. (Si usted mismo puede cambiar su posición, hágalo cada 15 minutos).

Reduzca la fricción asegurándose que cuando lo cambien de posición lo levanten, en vez de que lo halen. La fricción puede desprender la capa exterior de la piel y dañar los vasos sanguíneos debajo de esta. Existen aparatos especiales que se pueden colocar encima de la cama de hospital para hacer más fácil el cambiarlo de posición. Las enfermeras u otras personas que le ayuden a cambiar de posición, pueden usar sábanas o aparatos especiales para levantarlo. Para evitar el daño a la piel por la fricción, también pueden cubrir su piel con maizena ("corn starch").

Evite sentarse en cojines en forma de anillo. Estos cojines pueden aumentar su riesgo de desarrollar llagas porque reducen el flujo de la sangre y pueden hacer que se inflamen los tejidos.

Para las personas que deben guardar cama:
  • Existen colchones (camas) especiales rellenos de espuma, aire, gelatina o agua que ayudan a prevenir las llagas por contacto. El costo y eficacia de estos productos varía, así es que es importante que hable con su doctor o enfermera para que le recomienden el colchón más apropriado para usted.
  • La cabecera de la cama debe elevarse muy poco y por corto tiempo, si es necesario debido a su condición de salud y otras restricciones. Cuando la cabecera se eleva más de 30 grados, usted se puede deslizar hacia abajo, dañando a la piel y a los pequeños vasos sanguíneos.
  • Debe usar almohadas o cojines en forma de cuña para evitar que se rocen sus rodillas y sus tobillos.
  • Cuando se acueste de lado, evite apoyarse directamente sobre el hueso de la cadera. También debe tratar de acostarse en una posición en la que el peso y la presión se distribuyan en todo el cuerpo. Las almohadas pueden facilitar esto.
  • Si está totalmente inmóvil, le pueden colocar almohadas bajo sus piernas, de la mitad de la pantorrilla hasta el tobillo. Esto ayuda a evitar que los talones toquen la cama. Que nunca le coloquen almohadas detrás de las rodillas.
Para las personas en sillas o sillas de ruedas:
  • Para aliviar la presión, debe usar cojines rellenos de espuma, gelatina o aire. Pregúntele a su médico o enfermera cuáles son los apropriados para usted. Evite sentarse en cojines en forma de anillo.
  • No permanezca sentado sin cambiar, o que le cambien, de posición.
  • Es importante que se sienta cómodo y mantenga una buena postura.
Una buena alimentación

Las proteínas y calorías son muy importantes para mantener una buena alimentación y reducir la probabilidad de que desarrolle llagas por contacto.

Si no puede comer una dieta normal, hable con su médico sobre suplementos nutritivos que pudieran ser indicados en su caso.

Mejorar la capacidad de movimiento

viernes, 29 de enero de 2010

Medicina de alta complejidad

ImageJorge Horacio Quevedo Rentería, de 90 años de edad natural de Ayabaca Piura, se salvó de milagro gracias a la intervención de médicos que viajaron desde Lima para atender el infarto que había sufrido y que podía costarle la vida, aplicándole una moderna técnica denominada “geoplastía coronaria”.

El nonagenario fue atendido por médicos del Instituto Neuro Cardiovascular de las Américas, INCA, que se encuentra bajo la dirección de Walter Mogrovejo, quien manifestó que el paciente recibió la primera atención en uno de los siete consultorios descentralizados que tiene el instituto a nivel nacional, donde a través de una comunicación vía satélite con Lima se diagnosticó con precisión lo que había originado el infarto, después de lo cual el equipo de especialistas viajó rumbo a Piura.

Mogrovejo, señaló que “hoy en día la medicina de alta complejidad no sólo se hace en Lima sino que se traslada a lugares jamás imaginados, las barreras geográficas no impiden que casos complejos como un ataque al corazón puedan ser tratados exitosamente. Esto procedimiento es algo innovador, hasta hoy no se ha visto en ninguna parte del mundo el hecho de que el médico viaje en forma urgente a tratar a un paciente con infarto con resultados exitosos, agregó.

Sostuvo que los turistas que vienen al Perú, generalmente de la tercera edad con múltiples factores de riesgo y antecedentes cardiovasculares tienen ahora un mayor nivel de seguridad de que si le da un ataque cardiaco va estar atendido como si estuviera en Estados Unidos. El caso Quevedo demuestra que no existen fronteras, de edad ni gegráficas, que en estos momentos impidan ofrecer el tratamiento adecuado para el infarto agudo de miocardio “.

Jorge Quevedo, fue dado de alta y se encuentra con los suyos, totalmente estable y en vías de recuperación. El día lunes 05 volverá a su chequeo en el consultorio descentralizado del Instituto, ubicado en la Clínica San Miguel del departamento de Piura.

jueves, 28 de enero de 2010

Prevencion de Cancer de la piel

La mejor forma de prevenir el daño a la piel, incluyendo muchos tipos de cáncer de piel, es minimizar la exposición al sol:

  • Proteja la piel del sol siempre cuando pueda: use prendas de vestir protectoras tales como sombreros, camisetas de manga larga, pantalones o faldas largas.
  • Trate de evitar la exposición al sol entre las 10 a.m. y las 4 p.m. cuando éste es más intenso.
  • Use protector solar con factor protección solar (FPS) de al menos 30 y aplíquelo por lo menos media hora antes de la exposición al sol y vuélvalo a aplicar con frecuencia.
  • Aplique protector solar también durante los meses de invierno.

Adultos Mayores

Los sucesos específicos de la vida (eventos vitales) no producen por sí mismos trastornos mentales y orgánicos. No obstante, el número excesivo o la cronicidad de éstos durante determinados períodos, como puede ser la ancianidad, sitúan a la persona en un alto riesgo de menoscabo de la salud.

Los estereotipos negativos hacia el proceso de envejecimiento, mantenidos por la sociedad y por los propios ancianos, son fenómenos que pueden abrumar las capacidades adaptativas de las personas e incidir en su calidad de vida y en su salud.

Se definen los estereotipos como representaciones simplificadas, esquematizadas y deformadas sobre un grupo de personas u objetos, en el que sólo una parte es debida a experiencias directas con la categoría a la que pertenecen tales sujetos u objetos, en tanto el resto se "llena" con ideas preconcebidas referentes a esta categoría.1

Los estereotipos están compuestos por adjetivos, o sea, términos calificativos, que al unirse entre sí forman un conjunto monolítico, y es a través del "prisma" del estereotipo que son vistos todos los miembros de cierto grupo social.2

Los estereotipos del individuo dependen del grupo social del que provienen y del medio social (contexto histórico-social). En el proceso de formación de los estereotipos es de suma importancia el aprendizaje, desde la infancia, en la interacción entre el sujeto y la realidad que le rodea, gracias a la educación, la enseñanza y la influencia de los medios masivos de difusión.

Estudios realizados en distintos países han encontrado que las personas ancianas son vistas como un grupo marginal y la imagen general es que son inútiles e improductivas, y predominan en diversos grupos de edad los estereotipos negativos.3-5

Debido a la importancia de la vejez como última etapa de la vida humana, ha de ser de interés para todos aquellos que tengan que ver con la salud, en especial para los médicos generales integrales, el conocimiento de los estereotipos hacia los ancianos en distintos grupos poblacionales. Este conocimiento constituye el paso previo para desplegar una labor de promoción de salud que contribuya a solidificar o potenciar actitudes positivas de las personas hacia quienes tienen 60 años o más de vida.

Por todo lo anterior, este estudio descriptivo pretendió determinar cómo se estructuran los estereotipos hacia los ancianos en distintos grupos etáreos, con vistas a una futura intervención comunitaria cualitativamente superior.

Método

De los habitantes del área de salud que abarca el Policlínico Docente "Lawton", municipio 10 de octubre, Ciudad de La Habana, se eligieron al azar 80 individuos, 20 de cada uno de los siguientes grupos etáreos: 20 años -adultez temprana; 40 años- plena adultez o madurez; 60 años -inicio de la vejez y 70 años- vejez propiamente dicha.

A cada uno de los sujetos se le aplicó, de manera individual, el instrumento de evaluación confeccionado para la ocasión: la escala de adjetivos (anexo), compuesta por 25 pares de adjetivos distribuidos aleatoriamente y que se relacionan con cualidades que pueden poseer los ancianos. Cada adjetivo se presentó separadamente, en una tarjeta y siguiendo siempre el mismo orden, con el fin de que los sujetos eligieran los 10 adjetivos que más tipificaban, desde sus respectivos puntos de vista, a los ancianos.

Los estereotipos grupales quedaron conformados por todos aquellos adjetivos elegidos por, al menos, el 20 % de los integrantes de cada grupo etáreo, criterio de inclusión similar al utilizado por González et al.6

Los datos obtenidos fueron llevados a una base de datos, mediante el sistema DBase III Plus Versión 1.1, para su almacenamiento, organización y clasificación.

miércoles, 27 de enero de 2010

Mutilacion en el adulto mayor

La comunicación al enfermo de la afección que presenta, una mutilacióno el de una decisión fatal o letal, constituye una de las situaciones más complejas a la que nos enfrentamos en nuestra práctica diaria. Muchas son las interrogantes que pueden surgir:

¿Cuándo y cómo se lo debo decir? ¿Cuál será su reacción? ¿Cómo informarle a la familia?

El respeto a la vida y a la dignidad del Hombre, ha sido un arma del médico en busca del bienestar del enfermo, y de la Medicina en su normativa intrínseca, al perseguir que todas sus acciones se encaminen a proteger su integridad de forma preventiva y/o curativa. Cumplir esto, exige respeto a las condiciones primordiales del individuo y es cuando empieza a tener un papel fundamental: conocer y manejar los conocimientos que de Etica y Bioética poseemos. Surgida esta última en el mundo occidental como un nuevo paradigma ético, como expresión en medicina y salud, de la relación Filosofía-Ciencias Particulares. Por todo lo antes expresado, nos hemos propuesto analizar algunos aspectos éticos en el manejo del paciente amputado de los miembros inferiores, con quien, a pesar de estar establecido teóricamente su correcto manejo, en la práctica se violan aspectos éticos, que son determinantes en el seguimiento de estos enfermos, en los que existe una gran afección psicológica, aun cuando conozca que puede preservar su vida.

Palabras claves: Bioètica, pacientes amputados.

INTRODUCCION

La labor desarrollada por el personal de la salud, durante siglos, se ha apoyado en las enseñanzas teórico-prácticas que sobre su disciplina ha logrado alcanzar, pocas veces ayudado por otras disciplinas o ciencias afines, surgiendo en ocasiones problemas que distan mucho de poder resolverse simplemente con una acción médica; por citar aspectos tan sencillos como la comunicación al enfermo de la afección que presenta o una mutilación o el de una decisión fatal o letal.

La relación médico-paciente es bilateral, y como todas las de esta índole, determina derechos y deberes recíprocos tanto éticos como jurídicos. La ética intenta definir lo moralmente exigible a todos y cada uno.

El respeto a la vida y a la dignidad del Hombre, prédica del mandamiento Hipocrático, ha sido el arma del médico en busca del bienestar del enfermo, y de la Medicina en su normativa intrínseca, al perseguir que todas sus acciones se encaminen a proteger su integridad de forma preventiva y/o curativa.

Cumplir con todo lo expuesto, exige respeto a las condiciones primordiales del individuo y es cuando adoptamos un papel fundamental: conocer, manejar los conocimientos que de Etica y Bioética poseemos. Surgida esta última en el mundo occidental como un nuevo paradigma ético, como expresión en Medicina y salud, de la relación Filosofía – Ciencias Particulares.

Nos hemos propuesto analizar algunos aspectos bioéticos en el manejo del paciente amputado de los miembros inferiores, que a pesar de estar establecido teóricamente su correcto manejo, en la práctica se violan aspectos éticos, que son determinantes en el seguimiento de estos enfermos, en los que existe una gran afección psicológica, aun cuando conozca que puede preservar su vida.

OBJETIVO

Analizar algunos aspectos bioéticos en el manejo del paciente amputado y sus familiares.

DESARROLLO

Aproximadamente 50% de los ingresos en nuestras salas de Angiología, lo constituyen los pacientes diabéticos. La forma de diabetes reconocida hace más tiempo es la Diabetes Mellitus insulino dependiente, antes designada como diabetes juvenil, que aparece descrita en el Papiro de Ebers 1500 años a.n.e.2

El descubrimiento en 1922 de la insulina por Banting y Best, transformó la evolución natural de esta enfermedad.

Los esfuerzos e inversiones dedicados a la diabetes insulino-dependiente desvió la atención de los médicos e investigadores de otra forma más insidiosa, pero igualmente peligrosa y común que amenaza en la actualidad con asumir las características de una pandemia, la Diabetes Mellitus Tipo II o no insulino-dependiente. 2

En 1997,la OMS cifraba la prevalencia de la Diabetes Mellitus en 2,1% de la población mundial, que representa 124 millones de personas; de ello correspondían 4 millones a la Diabetes Mellitus Tipo I y 120 millones a la Diabetes Mellitus Tipo II.3

A partir de estos datos, los estimados para 2010, son de un incremento sustancial, y pueden alcanzar cifras tan alarmantes como la de 220 millones de personas diabéticas.

Sin embargo, estas cifras se sitúan por debajo de la realidad, del hecho ampliamente reconocido por la bibliografía especializada, que plantea que 45% aproximado de la población diabética no está diagnosticada, por lo que se puede pensar que existe hoy cerca de 400 millones de diabéticos en el mundo.3

Por todo esto, esta enfermedad adquiere un significado y una importancia social extraordinaria. La introducción, al arsenal terapéutico, de nuevos productos que evitan las complicaciones, hace que aparezcan otras complicaciones de carácter degenerativo, que se inician 5 ó 10 años después de comenzadala enfermedad, que pueden afectar la visión (retinopatía), causar la ceguera; al riñón, con una insuficiencia renal; una aceleración de la arterioesclerosis de los vasos de gran y mediano calibres (enfermedades macrovasculares) con riesgo de infarto del miocardio o accidentes cerebro-vasculares y, por último, una neuropatía periférica que asociada a una arterioesclerosis de los vasos de pequeño diámetro, predispone a problemas isquémicos e infecciosos de las extremidades que son la causa de ulceraciones, gangrena y amputaciones.

Datos de varias fuentes refieren que de 10 a 15 % de los diabéticos sufren una amputación durante su vida y que 40% sufren una segunda amputación en el transcurso de los cinco años que sigue a la primera. De 60 a 95% de las amputaciones de los miembros inferiores en los pacientes diabéticos, son precedidas de una lesión crónica y más de 50% de las amputaciones no traumáticas del adulto son efectuadas en diabéticos.2

Las repercusiones humanas y socioeconómicas, directas e indirectas, de estos hechos son enormes y difíciles de contabilizar; se proyectan las complicaciones de los pies de los diabéticos como un problema de salud de gran envergadura.

La Bioética se ha convertido en un arma importante en nuestro quehacer cotidianopara enfrentarnos a estos problemas de salud. Nuestra profesión desarrolla un conjunto de principios, normas y exigencias en el plano moral, que tiene como propósito regular el comportamiento de los sujetos que en este ámbito participan, en cuanto a su quehacer y relaciones con sus compañeros y pacientes.

Existen exigencias morales comunes a todas las profesiones, pero hay determinadas profesiones como la del médico, psicólogos, fisioterapeutas, etcétera, que requieren algunas exigencias morales de acuerdo con el conjunto de condiciones concretas que caracterizan su trabajo y la repercusión social que tiene su labor; por eso es importante enfatizar que lo que necesita la sociedad del médico es su condición humana, de su sentido ético y de su alta calificación científico-técnica.

Ética y Bioética en el manejo del paciente amputado.

El vocablo ética, se deriva del griego ethos. La palabra moral, del latín moris. Ambos significan costumbre, hábito.

La Deontología es la ciencia o tratado de los deberes; proviene de la palabra deontosque quiere decir: deber.

La ética marxista analiza la naturaleza y el mecanismo de acción de la moral y la investiga, como aspecto de la actividad social del Hombre, como forma específica de relaciones y conciencia social.

La ética médica es una manifestación particular de la ética general, pero que trata específicamente los principios y normas de conducta que rigen entre los trabajadores de la salud. Su relación con el hombre sano o enfermo y con la sociedad abarca también el error médico, el secreto profesional, la experimentación con humanos, pero el problema fundamental de la ética médica es la relación médico–paciente, la relación de los trabajadores de la salud entre sí y de éstos con los familiares del paciente.

El cumplimiento de los valores éticos de la sociedad en general y de los principios de la ética médica son requisitos determinantes para el logro de un alto grado de satisfacción de la atención médica. Los pacientes requieren confiar y apreciar la integridad moral y científica de sus médicos y más en nuestro país por la peculiar relación establecida entre el médico y sus pacientes.

Relación médico-paciente

“La relación médico-paciente es una relación interpersonal de tipo profesional que sirve de base a la gestión de salud.” 4

Es la piedra angular de la gestión médica asistencial y está predeterminada por la necesidad del enfermo de ser atendido y la atención obligada del médico. En esta relación intervienen varios factores: la enfermedad del individuo, que lo convierte en paciente, la capacidad y competencia del médico, la personalidad de uno y otro, y los papeles que desempeñan.

El médico al informarle al paciente sobre las características de su enfermedad, de los procedimientos diagnósticos y tratamientos que en su entender deben realizarse,para que el paciente a la luz de los conocimientos puestos a su disposición sea capaz de determinar si acepta o no lo propuesto, debe hacerlo sin utilizar un lenguaje técnico,sino con un lenguaje coloquial, para conseguir que lo entienda y asegurarse de que así ha sido, mediante la repetición por parte del enfermo de lo que él ha comprendido.

También resulta importante en la relación médico-paciente la expresión no verbal o extraverbal como: mímica, gestualidad,posturas corporales, etcétera.

Los signos no verbales transmiten contenidos, a veces de una forma más efectiva que los signos lingüísticos, aunque, por lo general, complementan la comunicación verbal.

En una enfermedad crónica como la Diabetes Mellitus, en la que el paciente es pilar importante del tratamiento, una adecuada relación médico-paciente es fundamental. Enfatizando en la necesidad de reconocer al paciente como un sujeto autónomo, que tiene derecho a saber, opinar y decidir sobre la conducta que pretenden asumir los profesionales de la salud en la intención de promoverle su salud, evitarle o diagnosticarle enfermedades, tratar y rehabilitar en caso necesario.

El derecho ala autonomía se expresa en la exigencia del paciente de ser tratado como un agente moral independiente en su integridad y dignidad, capaz de adoptar decisiones por sí y sobre sí mismo.

El instrumento para el ejercicio de la autonomía ha sido la práctica del consentimiento informado, el respeto a la adopción de decisiones, autónomas, competentes, razonables y moralmente válidas por parte del paciente y hombre sano acerca de su situación de salud, en particular de las alternativas diagnósticasy terapéuticas, una vez que ha sido debidamente informado de los riesgos y probables beneficios. 5

Es decir, el consentimiento informado es la aceptación, por parte del enfermo de un procedimiento diagnóstico o terapéutico, después de haber recibido la información adecuada para poder implicarse plenamente en la decisión final.

Por tanto, es importante una correcta información y educación de la enfermedad en cuestión y de los beneficios de determinadas conductas y estilos de vida para disminuir complicaciones y lograr una adecuada calidad de vida como objetivo final del tratamiento de un proceso crónico no curable, pero sí tratable.

Debemos recordar que calidad de vida es un indicador del bienestar material y espiritual del Hombre en un medio social determinado.

Si tenemos en cuenta que la relación médico-paciente es una especie de contrato entre dos parte, y que la relación es diádica, entonces podemos decir que existe consentimiento, cuando hay una verdadera relación de mutua confianza, establecida en la comunicación entre ambos, fundamentalmentepor medio de la palabratal y como lo indica Laín Entralgo. 6

Es necesario que el paciente que se va a someter a una amputación o un tratamiento, pueda decidir lo que es mejor para él, pero sobre la base de que el médico, como experto en la materia, le informe correctamente.

Es frecuente que éste dé su consentimiento para someterse a un tratamiento, sin que haya tenido una correcta comunicación con elmédicoque va a realizarlo.

Por otra parte, la información adecuada sobre el tratamiento y las investigaciones complementarias puede aumentar la confianza del enfermo en su médico, confianza que a la larga será beneficiosa para la recuperación y rehabilitación, en la que existirá una verdadera colaboración de ambos.

La existencia de una colaboración deficiente entre el médico y el paciente, que se traduce en una falta de confianza entre el segundo y el primero, no le hace ningún beneficio a la enfermedad y su tratamiento. Si no se respeta la posibilidad de elección del enfermo, nos encontramos en la situación clásica del paternalismo médico, en la que toda decisión queda a cargo de éste, sin que llegue a plantear la posibilidad de una relación diádica, tal y como señala Diego Gracia .5

Si la comprensión del mensaje es incorrecta, estamos favoreciendo la aparición del consentimiento desinformado, que no es éticamente válido.

El dilema ético del consentimiento informado en el manejo del paciente amputado reside en la tensión entre el principio de autonomía del paciente y el principio de beneficencia del médico.

El principio de beneficencia se define de diversas formas: el deber de no hacer el mal, de prevenir el mal o el sufrimiento, el deber de hacer el bien o promover el bien.

En la práctica cotidiana de la Medicina, el principio de beneficencia y el principio de autonomía se encuentran frecuentemente en tensión. El médico por sus conocimientos y experiencias evalúa lo más racional y objetivamente posible la situación médica de su paciente y busca la mejor respuesta médica con el fin de mejorar el bienestar de éste.

Sin embargo, el paciente aún sin conocimiento médico, puede juzgar los impactos de la decisión de su médico sobre su modo de vida, sus valores, etcétera. De ahí que el procedimiento del consentimiento informado adquiera importancia puesto que posibilita el ejercicio de la capacidad de decidir y de juzgar del paciente.

El consentimiento informado debe reunir tres elementos importantes: voluntariedad, información y comprensión.

Voluntariedad: Los pacientes deben poder decidir libremente sin que se ejerza sobre ellos ningún tipo de persuasión, manipulación o coerción.

Información: Para poder decidir. Todo paciente tiene el derecho a recibir la información mínima necesaria y adaptada a su nivel de entendimiento. Esta información debe ser clara y precisa, y ofrecer la oportunidad para la consulta y solicitar más información.

Comprensión: Para que el consentimiento sea válido es preciso que se haya comprendido la información proporcionada. La capacidad de un individuo para comprender (competencia) está en función de su inteligencia, habilidad de razonamiento, madurez y lenguaje. Se admite que un paciente es competente cuando puede adoptar sus decisiones, según sus conocimientos, escala de valores y metas personales, una vez analizadas las posibles consecuencias de su decisión. Por tanto, la competencia de una persona debe estar en relación con algo determinado y además que puede fluctuar en el tiempo. 5

Otro aspecto importante lo constituye la rehabilitación de este paciente amputado, donde nuestra actitud como médicos consiste en proporcionarle el mejor tratamiento posible, intentando no sólo insertarlo de nuevo en la sociedad, y prolongarle su existencia, sino conseguirlo con los máximos niveles de calidad de vida que nos sea posible.

Para alcanzar resultados satisfactorios en el programa de rehabilitación, es necesario voluntariedad, capacidad física y esfuerzo por parte del paciente; y capacitación perseverancia y trabajo por parte del colectivo de profesionales que lo llevarán a cabo.

Esto obliga a efectuar una cuidadosa valoración de nuestros pacientes, que se van a convertir en el elemento fundamental del programa. 7

En la práctica diaria, ha resultado útil dividir el programa de rehabilitación de los pacientes amputados en tres fases:

1-Fase prequirúrgica.

2-Fase quirúrgica.

3-Fase postquirúrgica.

En la fase prequirúrgica se debe hacer una valoración del paciente, teniendo en cuenta tres aspectos:

a)- Estimación psicológica de su actitud, haciéndose un análisis de la voluntad y empeño por parte del paciente para volver a andar. Su decisión de rehabilitarse de forma voluntaria, es la base indispensable sobre la que se edificará el programa; aquí se le informa en detalles al paciente lo que podemos hacer y cómo lo vamos a llevar a cabo para lograr nuestro común objetivo.

b)- Valoración del estado general de su organismo. Un estado general precario contraindica el desarrollo de programa de rehabilitación.

Existen otros factores: edad mayor de 80 años; estados orgánicos con gran deterioro; cardiopatías graves asociadas a insuficiencia cardíacas por esfuerzos; diabetes complicadas con ceguera y alteraciones neurológicas de importancia; las dobles amputaciones por encima de la rodilla, etcétera, que lo contraindican. 7

c)- Valoración del miembro contra lateral. Se valora el estado funcional y general de la extremidad que nos permita pronosticarle durabilidad.

En la fase quirúrgica, es importante tener en cuenta por parte del cirujano, que el nivel de amputación sea el adecuado para cada tipo de paciente y que ese muñón quede con las condiciones para que se pueda realizar una correcta rehabilitación.

Y en la fase postquirúrgica lo más importante, como primera medida terapéutica, lo constituye el tratamiento postural y su objetivo es evitar que aparezcan actitudes viciosas de flexión en las articulaciones restantes del miembro amputado

( cadera y rodilla).

CONCLUSIONES

  • Los aspectos éticos del paciente amputado, deben adquirir un especial realce en el equipo multidisciplinario, quienes asumirán la responsabilidad del tratamiento, cuidado y rehabilitación del enfermo.

  • La relación médico–paciente–familia permite lograr un mejor resultado en el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación del enfermo.

  • Recurrir al consentimiento por parte del enfermo, como el medio humano y ético para la adopción de decisiones.

RECOMENDACIONES

1 Lograr una buena integración equipo multidisciplinario– familia– Médico de Familia para, en conjunto, facilitarle al enfermo su integración social.

2 Crear centros específicos, que se dediquen a la atención de este tipo de paciente, que

cuenten con equipos multidisciplinarios para lograr un tratamiento adecuado, una

temprana recuperación y reincorporación social, con una elevada calidad de vida.

3 Capacitar al personal médico, paramédico y personal de salud en general, en los

principios de Bioética, que permitan independientemente de la enfermedad, valorar al

Hombre como un ser social.

martes, 26 de enero de 2010

ADULTO MAYOR

La vida humana es, desde el nacimiento hasta la muerte, un transcurrir en el tiempo.

Pero el tiempo del que aquí hablamos no es el tiempo de los relojes, ni el de una época, sino ese otro tiempo intrínseco a los organismos vivos, que les permite desde que fueron concebidos, desarrollarse, crecer. Crecimiento y desarrollo que no pueden ni deben ser considerados desde el punto de vista cuantitativo, exclusivamente,

( pues nuestras células se multiplican aceleradamente a poco de formarse la cigota), sino como un proceso de complejización creciente , de diferenciación y subordinación de funciones que el organismo realiza en continuo intercambio con su entorno. Y es de ese continuo intercambio, con los otros, con las cosas, con la realidad que nos circunda , que cada ser humano va tejiendo y configurando su propio mundo. Un mundo humano, que si bien comparte con otros, es a la vez distinto para cada uno.

Un mundo que configuramos, inicialmente en la relación con nuestros proveedores externos, nuestros padres, y que vamos ampliando paula-tinamente en el proceso de crecer y de envejecer: porque, en realidad estamos envejeciendo desde que nacemos. A lo largo de la vida vamos construyendo un mundo que nos brinda ciertas certezas, pero que, a la vez, nos muestra que esas certezas pueden desvanecerse en cualquier momento: pérdidas, duelos, cambios para los que podemos estar bien o mal preparados.

Pensándolo bien, creo que hay dos certezas indubitables: una, es que hemos nacido. Otra es que vamos a morir.

Y creo que sabemos más de cómo se produce el nacimiento, de lo que éramos antes de nacer, de lo que fuimos en el pasado ancestral de la especie, o en el inconsciente de nuestros padres, o, en fin, en la larga cadena biológica que nos hace ser seres humanos, y, como tales, parte de la naturaleza.Pero, me parece, que sabemos muy poco, tal vez porque nos da miedo, acerca de la muerte. Sabemos que ella es la otra cara de la vida. Pero es esa otra cara que nos asusta, de la que menos se habla, y que constituye el gran misterio.

Y una de las cosas que el adulto mayor y el anciano deberían poder hacer es familiarizarse con ella y aguardarla, con tranquilidad: pues así como no pedimos nacer y un día nos encontramos en este mundo, tal vez no queramos morir pero ello ocurrirá inexorablemente.

Una paciente mía, con fuertes rasgos hipocondríacos, no podía ni siquiera oír hablar de la muerte. El miedo la superaba de tal modo que lo único que hubiera deseado escuchar de mí, (¿madre sustituta?) era que le dijera "tú no vas a morir". Y era una de las cosas que yo, precisamente, no podía decirle.

He podido observar que quienes tienen una fe religiosa por ejemplo, asumen más fácilmente esta idea del límite final : y si alguna vez hemos estado junto a un ser querido en el proceso que antecede a la muerte, cuando ésta va precedida de una pérdida paulatina y dolorosa de las funciones vitales, hemos sentido que la muerte era, al fin, una liberación. Cuando existe la certeza de que hay otra vida, una vida que trasciende a ésta que estamos acostumbrados a llamar vida, la proximidad de la muerte, propia o ajena, debería darnos alegría. La alegría de pensar que quien muere entra a una vida que al fin es la verdadera, ya que tal véz ésta sea, nada más que un paso, muchas veces doloroso,otras veces feliz, un tránsito, un devenir ,en este tiempo acotado que tenemos y que actualmente se nos ha prolongado, pero que muchas veces lleva a preguntarnos: ¿para qué?

Porque el anciano es hoy, en nuestra sociedad un ser indefenso, poco considerado, y, en ocasiones, maltratado.

A pesar de todo, hay entre los adultos mayores y los ancianos, una fuerza que depende de nosotros cultivar y desarrollar; es la fuerza de una realidad: cada vez somos más, puesto que la vida se ha alargado. Y cada vez somos más pensantes: tenemos la experiencia, el saber que dan los años, para apreciar cuáles son las cosas que tienen valor y las que no. Y tenemos también la capacidad de adaptarnos activa-mente, para modificar, en parte, la realidad. Adaptarnos no es aceptar pasivamente, no es acomodación sumisa a las circunstancias, sino lograr ese equilibrio entre asimilación y acomodación de que nos habla Piaget. Juego de intercambios que nos permite modificarnos y modificar la realidad que nos circunda.

Voy a considerar ahora desde el punto de vista cronológico los límites entre los que nos movemos para hablar de adulto mayor y de vejez. Deseo aclarar sin embargo, que los límites cronológicos para hablar de las distintas etapas de la vida no son los mejores criterios , pues ellos pueden no coincidir con la madurez propia de cada etapa, ni con los criterios psicológicos que las definen.

Nos parece acertado, aceptar el criterio seguido en el Seminario de considerar Adultos mayores a las personas que transitan entre los 55 años y los 75 : esto marca un período de envejecimiento.

Y hablar de vejez o de viejos, para referirnos a aquellas personas que están llegando a los 80 años y más.Hay pues, una larga etapa en la que es posible trabajar con intensidad, porque pueden lograrse, en la persona sana, cambios debidos a su capacidad de aprendizaje,

entendido éste como una modificación de la conducta en sentido amplio: referida al cuerpo, a la mente y al mundo exterior. (*) .

El envejecimiento es un proceso natural, gradual, de cambios y transformaciones a nivel biológico, psicológico y social que se estructura en torno al tiempo.

Pero tanto el A.M. como el anciano, cuando son personas sanas, cuando no han sufrido serios deterioros por enfermedades invali-dantes, o que alteran su sistema nervioso central, pueden aprender y educarse durante toda la vida.

Los objetivos de sus aprendizajes, así como los métodos y formas para lograrlos, deberán contemplar, como en cualquier otra etapa de la vida, las características propias de la edad. Ella tiene sus propias

"tareas evolutivas", concepto acuñado por Robert Havighurst hace

varios años y que sintetiza, por un lado las pautas madurativas que permiten ciertos logros y no otros, y por otro, las exigencias que cada sociedad tiene para con los individuos que la integran. Las tareas evolutivas son " tareas que surgen en cierto período de la vida del individuo, cuyo cumplimiento exitoso lo lleva a la felicidad y al éxito en tareas posteriores, y cuyo fracaso produce la infelicidad del individuo, la desaprobación de la sociedad, y la dificultad para cumplir tareas posteriores".(**)

Notas

(*)Cf. Bleger.Psicología de la conducta Eudeba. 1966.Cap.II

(**) Rice Philip. Desarrollo humano. Estudio del ciclo vital.Ed. Prentice Hall. Hispa-noamericana..Pág. 471.

Segunda parte.

La teoría epigenética de Erikson: el ciclo vital completado.

Para caracterizar estos años que van desde los 55 hasta la muerte, elegimos el punto de vista de Erikson, pues se ha ocupado del desarrollo normal, desde un punto de vista psicosocial. Su teoría se apoya en el psicoanálisis freudiano, pero la supera, según nuestro modo de ver, por considerar, desde el nacimiento hasta la muerte, el contexto social.

Sintéticamente diremos que este autor plantea el desarrollo humano, como una posibilidad de oposición o lucha entre dos fuerzas antagó-nicas: la adecuada superación de cada una prepara y facilita el logrode la siguiente. Sin embargo, a diferencia de Freud, considera que en

la adolescencia existe la posibilidad de que se produzcan reestruc-turaciones importantes, debido a la búsqueda de identidad y a la exis-.

tencia de modelos de identificación fuertes como pueden ser los edu-cadores.

La vida, para Erikson, comprende ocho grandes períodos: en cada uno de ellos se presentan conflictos que pueden ser superados. De no lo-grarse esto, las etapas siguientes pueden verse perjudicadas, pero siempre existe una posibilidad de revisión y de reparación.

Según palabras de Erikson ... "sobre la base de una experiencia apoyada en historias de casos y de vidas, sólo puedo comenzar con el supuesto de que la existencia de un ser humano depende en todo momento de tres procesos de organización que deben complementarse entre sí. Sígase el orden que se prefiera , existe el proceso biológico de organización jerárquica de los sistemas orgánicos que constituyen un cuerpo (soma); el proceso psíquico que organiza la experiencia individual mediante la síntesis del yo (psyqué); y el proceso comunal , consistente en la organización cultural de la interdependencia de las personas (ethos) ". (*)

Y más adelante agrega: "El principio organísmico que en nuestro trabajo resultó indispensable para la fundamentación somática del desarrollo psicosexual y psicosocial, es la epigénesis. Este término ha sido tomado de la embriología, y cualquiera sea hoy su status, en los tempranos días de nuestro trabajo hizo progresar nuestra comprensión de la relatividad que rige los fenómenos humanos vinculados con el desarrollo organísmico".(**)

El concepto al que Erikson se refiere, la epigénesis, nació en la biología, y designa, según el Gran Diccionario Salvat, el proceso por el cual aparecen nuevas estructuras en el curso del desarrollo embrionario.

Con el objeto de dar una visión del desarrollo humano desde el nacimiento hasta la muerte, hemos elegido la teoría de Erik Erikson sobre el desarrollo de la persona porque es un autor que muestra de una manera integrada y con gran claridad, el concepto de evolución humana; llama epigénesis a este proceso de crecimiento, y estadios psicosociales a cada una de las etapas o pasos.

Erikson habla de las ocho edades del hombre , desde la lactancia a la vejez, cada una formadora de una virtud particular. Cada paso o escalón de la vida humana se apoya sobre los escalones anteriormente conquistados. Y decimos "conquistados" porque estos escalones son virtudes, son productos de la lucha interna entre fuerzas sintónicas y distónicas, es decir, tendencias opuestas entre sí. Estas virtudes o "fortalezas esenciales" una vez conquistadas pasan a formar parte de nuestro patrimonio personal, de nuestro arsenal de recursos para afrontar las luchas siguientes. Por eso, cada etapa es también una crisis , una lucha, una oportunidad de crecer como persona.

Suele representarse con un diagrama una progresión a través del tiempo de una diferenciación de partes, donde cada parte existe, de alguna manera, antes de llegar a "su" momento decisivo y crítico, y se mantiene sistemáticamente vinculada con todas las otras, de modo que todo el conjunto depende del adecuado desarrollo y de la ade-cuada secuencia de cada una de las precedentes. A medida que cada parte llega a su culminación y encuentra alguna solución duradera durante su estadio, también se espera que se desarrolle aun más, bajo el predominio de las influencias de etapas posteriores.(***)

Los supuestos del diagrama son:

  1. La personalidad humana se desarrolla de acuerdo con pasos predeterminados por la disposición de las personas en crecimiento a dejarse llevar a un radio social cada vez más amplio, a tomar conciencia de él y a interactuar con él.
  2. La sociedad tiende a estar constituída de tal modo que satisface y provoca esta sucesión de potencialidades para la interacción y de intentos para salvaguardar y fomentar el ritmo adecuado y la secuencia adecuada de su desenvolvimiento.

Para Erikson la existencia de un ser humano depende de tres procesos de organización que deben complementarse entre sí:

  1. el proceso biológico de una organización jerárquica de los sistemas orgánicos que constituyen un cuerpo;
  2. el proceso psíquico que organiza la experiencia individual mediante la síntesis del yo;
  3. y el proceso comunal consistente en la organización cultural de la interdependencia de las personas.

Ahora bien, podríamos analizar, desde ese triple punto de vista lo que pasa con los adultos mayores y los envejecientes, según la feliz expresión de la Dra. Viguera, pero consideramos que esto puede ser fácilmente comprendido si recurrimos a las clases que en el Seminario I se dedicaron a analizar los mencionados factores.

Por ahora nos interesa más destacar las vinculaciones de las últimas etapas de la vida, con las que le anteceden, pues de lo contrario apare-cen como separadas y desarticuladas del resto.

Por eso vamos a ver ahora, siempre siguiendo a Erikson, las ocho edades del hombre.

Las ocho edades del hombre.

Vamos a ver resumidamente las etapas, sus fuerzas en pugna y sus virtudes resultantes.

I En la lactancia surge como virtud la esperanza, que proviene de la lucha entre confianza básica versus desconfianza básica.

El signo de que el bebé confía es que come bien, duerme bien y evacúa bien. Aprende a confiar desde el cuidado solícito de su madre que responde a sus necesidades vitales, y también desde su propia capacidad de recibir.

Aprende vitalmente que es querido, que sus padres velan por él. "Al obtener lo que se le da y al aprender a obtener que alguien le dé lo que desea, el niño desarrolla también el fundamento adaptativo necesario para que algún día logre ser un dador".(****)

II En la primera infancia ( o niñez temprana ) el combate es entre autonomía vs. ver-güenza y duda. Las virtudes resultantes son el autocontrol y la voluntad rudimentaria. La maduración muscular posibilita el manejo de dos modalidades sociales :aferrar o entregar; retener o soltar, que tiene incidencia sobre el ambiente y que puede conducir a actitudes hostiles o bondadosas. El control exterior en esta fase debe ser firmemente tranquilizador; la firmeza lo protegerá de su incapacidad para soltar y aferrar con discreción.

La firmeza no debe manifestarse en forma de crianza ni en castigos que provocan vergüenza y duda, pues tales actitudes disminuyen la autoestima del niño o despiertan una conciencia precoz de sí mismo.

III La edad del juego o años preescolares : la antítesis entre la iniciativa y la culpa alcanza su mayor intensidad. Si se sale victorioso de esa etapa queda la virtud de la finalidad o pro-pósito. En esta etapa llama la atención el placer que le produce al niño participar en distintas actividades, inclusive tomar algunas iniciativas, sobre todo para la conquista de lo deseado. Está ávidamente dispuesto a aprender y a imitar todo lo que se le ofrece. Trabajar con una finalidad concreta le resulta interesante. En esta etapa encontramos el precursor de una cualidad importante en el mundo adulto, que es saber ponerse metas y utilizar todos los recursos para alcanzarlas. Pero es también una etapa dolorosa, ya que al incluírse un tercero en la relación (antes existía sólo la madre), surge un conflicto triangular, complejo nodular del psicoanálisis. Pero dice. Erikson que los deseos apasionados del niño, de posesión y exclusión hacia sus padres, el amor y el odio, no coinciden con las posibilidades somáticas para su consumación (que se van a dar en la adolescencia) y sí coinciden con el florecimiento de la imaginación lúdica.

Entonces, estos deseos instintivos primarios y las culpas correspondientes ocurren en un período del desarrollo que combina el conflicto infantil más intenso con el máximo progreso del juego. Y es justamente el juego lo que libera al niño, permitiéndole una dramatización en la microesfera (el mundo de los juguetes) de un gran número de identificaciones y actividades imaginadas.

IV En la edad escolar la lucha será entre industria vs. inferioridad. En este momento el niño aprende a ser un futuro trabajador y proveedor. Aprende a obtener reconocimiento a través de la producción de cosas. Descubre el placer de completar un trabajo mediante la actitud atenta y perseverante.

Eficacia y competencia son las virtudes resultantes. Afectivamente se instalan nuevos sentimientos de camaradería, justicia, lealtad, puntualidad, relacionadas con la aparición de las reglas de juego. La cooperación entre individuos determina reciprocidad y asegura a la vez autonomía y cohesión, es decir, una mejor integración del yo; una regulación más efectiva de la vida afectiva. La inferioridad tiene que ver con un sentimiento de inadecuación física o el manejo de los recursos técnicos (las herramientas)

V En la adolescencia , edad de identidad vs. confusión de rol ( o de identidad) se conquistan las virtudes de fidelidad y devoción y es la más tormentosa de las crisis del crecimiento, también llamada "crisis de identidad". Son tan impresionantes los cambios físicos y mentales , que todas las seguridades anteriores conquistadas se ponen en duda.En la adolescencia vemos un cierto sentimiento agudo , aunque cambiante, de la existencia, y también un interés a veces apasionado por valores ideológicos de toda clase: religiosos, políticos, intelectuales.

La fuerza específica de esta etapa, la fidelidad, mantiene una fuerte relación con la confianza infantil y con la fe madura. El adolescente transfiere la necesidad de guía de las figuras pa-rentales a otras personas (amigo, mentor) a quienes admira y hacia ellos dirige su fidelidad. La antítesis es el repudio del rol o confusión de identidad, que puede aparecer en forma de falta de autoconfianza o como oposición obstinada y sistemática.

La adolescencia y el aprendizaje cada vez más prolongado de los últimos años de la escuela secundaria y de los años de universidad, pueden verse como una moratoria psicosocial, es decir, un período de maduración sexual y cognitiva, que conlleva a la postergación del

La adolescencia y el aprendizaje cada vez más prolongado de los últimos años de la escuela secundaria y de los años de universidad, pueden verse como una moratoria psicosocial, es decir, un período de maduración sexual y cognitiva, que conlleva a la postergación del compromiso definitivo. El primer ciclo escolar, en cambio, es una moratoria psicosexual, pues coincide con la latencia, caracterizada por un cierto adormecimiento de la sexualidad infantil y una postergación de la madurez sexual.

VI Juventud o edad del adulto joven es la edad de la identidad vs. el aislamiento.

Afiliación y amor son las virtudes que se requieren en esta etapa. Los jóvenes que surgen de la búsqueda adolescente de un sentimiento de identidad, pueden estar ansiosos y dispuestos a fusionar sus identidades en la intimidad mutua y a compartirla con individuos que en el trabajo, la sexualidad y la amistad, prometen resultar complementarios. Uno puede a menudo "estar enamorado" o entablar una relación íntima, pero la intimidad que está ahora en juego es la capaciad de comprometerse con afiliaciones concretas que pueden requerir sacrificios y compromisos significativos. Es la etapa en que el ser humano toma las decisiones más fundamentales de la vida (estado, carrera, trabajo, etc.). La evitación de esas decisiones y experiencia, debido al temor de pérdida del yo, puede conducir al aislamiento y a una consiguiente autoabsorción.

La contraparte de la intimidad es el distanciamiento: la disposición a aislarse, y si es necesario, destruir aquellas fuerzas o personas que representan un peligro para sí mismo.

Dijimos que afiliación y amor son las virtudes que se adquieren en esta etapa: la formación de una familia es el modo más adecuado para dar cauce a estas potencialidades . La convivencia y la progresiva compenetración con el cónyuge y con los hijos hace de la familia una verda-dera escuela de amor.

VII. Adultez o edad madura : la lucha es entre generatividad vs. estancamiento. Y las virtudes resultantes son cuidado y solicitud.

El hombre maduro necesita sentirse solicitado. Así como es impor-tante la dependencia de los hijos respecto a los padres, no menos im-portante es la de los padres respecto de los hijos.

La generatividad es, en esencia, la preocupación por establecer y guiar a una nueva generación. El concepto de generatividad incluye sinónimos tales como productividad y creatividad, que no pueden reemplazarlo. La generatividad constituye una etapa esencial en el desarrollo psicosexual y psicosocial. La capacidad de perderse en el encuentro profundo con otro ser lleva a una expansión gradual del yo incluyendo cada vez más personas o grupos de personas, en un círculo de identificación y amor.

Cuando falta tal enriquecimiento por completo, tiene lugar la regre-sión a una necesidad obsesiva de pseudo intimidad, a menudo acom-pañada de un sentimiento de estancamiento y empobrecimiento perso-nal.

Como puede verse, esta etapa implica un grado de madurez en que la persona no sólo puede realizarse a través de la maternidad o paterni-dad biológicas, sino a través de cualquier otra actividad que implique cuidar a las generaciones jóvenes, ser consciente del papel que se cumple en la sociedad como adultos responsables en cualquier fun-ción que se ejerce. La productividad y la creatividad no implican solamente una generatividad biológica, sino una posibilidad de gene-rar obras de trascendencia social , o cultural, que impliquen cuidado y solicitud hacia otros, generalmente más jóvenes o necesitados de una función paterna.

VIII Vejez.

Caracteriza a esta etapa la oposición entre la integridad del yo vs. la desesperación. Sólo el individuo que de alguna manera ha cuidado de cosas y de personas, y se ha adaptado a los triunfos y desilusiones inherentes al hecho de ser generador de productos e ideas, puede ma-durar gradualmente el producto de estas siete etapas.

Erikson lo designa como "integridad del yo" y señala algunos elementos que caracterizan dicho estado: es la seguridad acumulada del yo con respecto a su tendencia al orden y al significado; es la experiencia de que existe un cierto orden en el mundo y un sentido espiritual ya insoslayable.

Es la aceptación del propio y único ciclo de vida como algo que debía ser y que, necesariamente, no permitía sustitución alguna; significa así un amor nuevo y distinto hacia los propios padres, los ancestros y las tradiciones. Aunque percibe la relatividad de los diversos estilos de-vida, el poseedor de integridad está siempre listo para defender la dignidad de su propio estilo de vida contra toda amenaza física y económica; porque el estilo de su cultura o su civilización llegó a ser patrimonio de su alma.

En esta consolidación final, la muerte pierde su carácter atormenta-dor; la falta, la pérdida de esa capacidad yoica acumulada se expresa en temor a la muerte. La desesperación expresa que ahora el tiempo que queda es corto para intentar otra vida o para probar caminos alternativos hacia la integridad. Es como un malestar consigo mismo bajo la forma de mil pequeños sentimientos de frustración, apego, desgano, vergüenza, duda, ineficiencia, culpa, inferioridad, confusión de rol, soledad, desconfianza, miedo y tristeza. Son los vestigios no resueltos de aquellas batallas libradas en cada etapa del desarrollo para conquistar la virtud respectiva.

Lo maravilloso de esta etapa es haber arribado a una plataforma desde donde es posible mirar atrás con el corazón sereno y descubrir el significado singular de cada experiencia del pasado. Es poder dar sentido aun a los hechos vividos con dolor y angustia. Y es la oportunidad para integrar ahora concientemente, las etapas que en su momento no pudieron ser coronadas con su virtud correspondiente. Como recursar materias para llegar a ser una persona madura. Sabiduría cimentada sobre la experiencia de toda una vida, y una actitud contemplativa, serán las virtudes de esta última etapa, destinada a lograr una integración progresiva y creciente, cada vez más plena de sentido.

Paralelamente crece también la seguridad con respecto a la integridad del otro, base de la confianza y el primero de los valores de la vida que se vuelve a imponer.

Reflexiones finales.

Al releer la teoría de Erikson vino a mi memoria, tal vez por una asociación inconsciente y por contraste, un viejo libro que leí cuando tenía aproximadamente 25 años. Se llamaba "País de las sombras largas" y me hizo llorar. En él se narra, figuradamente, la vida de una familia esquimal.

En ese contexto, la madre de una joven madre, debía ser abandonada en medio del frío y de la nieve, porque, al haber otro miembro joven de la familia, el pequeño grupo familiar no podía retener entre sus miembros a una persona mayor que ya no podía aportar nada al grupo. Las razones estaban perfectamente justificadas desde el punto de vista económico. Si mal no recuerdo la hija volvía a buscar a su madre porque no soportaba el dolor de haberla abandonado. (O ¿tal vez este no es un recuerdo sino una satisfacción alucinatoria de un deseo?)

Acabo de perder a mi padre de casi cien años. Estuvo en casa con su lúcida cabeza hasta el momento de su muerte. Y siempre pensé qué hubiera sido de él si no hubiera tenido dos hijas que lo acompañaban.

Veo todos los días a otros viejitos maltratados: por la calle, en las oficinas públicas, en los Bancos, a lo largo y a lo ancho de nuestro extenso país, y me pregunto si la teoría de Erikson, o cualquier otra, sirven para ayudarnos a comprender lo que pasa con la vejez, con nuestra vejez, la de los muchos viejitos argentinos que han visto dis-minuídos sus ingresos y su consideración social, porque en algunos casos los han obligado a retirarse de sus funciones a los 65 años, o porque, sencillamente, aunque hayan trabajado mucho más, sus jubilaciones se han depreciado.

Acabo de leer en un Concurso para profesores universitarios una condición básica: tener menos de 65 años.

Es la edad en que estamos envejeciendo, según el Seminario, pero también es la edad en que, según Erikson y otros autores, podemos llegar a la sabiduría.

Estoy leyendo, simultáneamente, los cuestionamientos que hacen ciertos epistemólogos posmodernos a la manera de concebir el mundo que tenían los modernos; entre otros varios aportes hay uno que me llamó a reflexión: para el moderno, el "otro" cuando era distinto, debía ser aniquilado o domesticado.

Y me pregunto: puesto que las personas de 65 años en adelante pasan a ser llamadas "clase pasiva", por ser ésta la edad de la jubilación, al ser eliminadas de los lugares de trabajo, aún de aquéllos en donde podrían poner de manifiesto sus dotes intelectuales, ¿no son, para quienes dictan leyes, decretos, manejan nuestra economía, etc. esos otros, "distintos", que deben ser aniquilados o domesticados?

Ciertamente la integridad de la que nos habla Erikson, y que yo he enseñado hasta hace muy poco, debe cultivarse para aceptar el pasado individual que, aunque irreversible, puede ser asumido, reelaborado, e integrado, para enfrentar la muerte. Todo eso es verdad, pero también es verdad, (para los posmodernos no hay verdades absolutas y sí muchas historias posibles y muchos relatos, todos con igual derecho a existir), que la desesperación no se produce sólo por la necesidad personal de elaborar una actitud ante el futuro que cada vez es más corto, y que nos anuncia el límite final. La desesperanza, y hasta la desesperación ocurren muchas veces, porque los ancianos, como los niños desnutridos, y los enfermos, son en nuestra sociedad los grandes olvidados, los indefensos en un sistema social que aunque nos brinda portentosos adelantos técnicos, ha dejado de lado ciertos valores fundamentales.

En cuanto a los mayores, como testigos y actores de un pasado repre-sentan una historia viviente, ellos son parte de nuestra historia social y colectiva, que cuando no se asume, se olvida, o se desconoce, prepara la desintegración del nosotros colectivo. Y, en nuestro caso, como argentinos, es tal vez ese olvido, ese desprecio, o ese desconocimien-to, el que puede llevarnos a una mayor desintegración como sociedad y como país.

Mientras haya "incluídos" y excluídos" en cualquier sociedad se pro-duce una fragmentación que perjudica al conjunto.

Y el anciano es hoy excluído, a veces arbitrariamente, de sus fun-ciones. Salvo, claro está, cuando no se dedica a la política, para lo cual, al parecer, no hay límites, ni de edad, ni de capacidad.

lunes, 25 de enero de 2010

TEMORES DEL ADULTO MAYOR

Esta etapa no llega de improviso, la antecede la presenectud, y como todo proceso tiene altibajos, ansias y temores, que pueden ser continuaciones de las etapas anteriores o ser matices nuevos por los reajustes de esta misma etapa, y hay quienes demuestran que es una adultez en plenitud.

Hay procesos superficiales de comportamiento y otros vuelven a incidir como eco de lo que se denomina fondo de la personalidad:

- Adaptación al medio, a la vejez: el niño y el adulto joven buscan una adaptación al medio, no la adaptación a ser niño o ser adulto joven, porque están en fase de crecimiento; en el caso del adulto mayor, la alternativa es de morir prematuramente o envejecer... lo que supone doble esfuerzo: adaptarse al medio más hostil y con menor número de posibilidades para sus capacidades personales y vitales; y, un esfuerzo para adaptarse a la vejez como situación estable, con el cambio o desaparición del sentido de la vida propia.

- Cambios en la relación con los objetos anteriores: no se entiende por objeto lo inanimado, también a las personas; la persona que llega a este nivel de madurez tiene que aceptar las realidades deficitarias: disminución de la memoria reciente y aumento de la memoria de evocación o nostalgia; reducción de la curiosidad intelectual, fatiga en el trabajo, disminución sensorial, motriz; todo esto perturba la vida habitual, y ahora tiene que crear una nueva comunicación y valoración para adaptarse a la nueva realidad; ha de dar a los objetos otro valor, otra dimensión; ha de buscar la gratificación o salida a sus tensiones o encontrar otras formas o renunciar a ello.


Sus reacciones y conductas pueden ser variadas, pueden regresar a épocas anteriores (infantilismo) o superar lastres y lograr un nuevo equilibrio de fuerzas contrapuestas, cambió el compás... el baile también. Esto es claro en los cambios de carácter, de conducta, en las necesidades de dominio y auto-afirmación.

En la etapa anterior daba plenitud a sus necesidades afectivas, emocionales e instintivas; en la nueva etapa, las necesidades cambiaron y no le es posible hacer un mundo adecuado a sus necesidades... y como los instintos y apetito siguen vivos, sólo le queda buscar o elegir nuevas reacciones a nivel profundo, ya sea limitando sus posibilidades o regresando a épocas infantiles.

- Rasgos psicológicos: se manifiestan rasgos que habían estado ocultos tras los mecanismos de una actividad creadora o de defensa, en ambos sexos, y la personalidad se vuelve frágil, vulnerable por los agentes físicos y por el medio social; las resistencias son menos enérgicas y los sentimientos pueden centrarse en el temor.


El esfuerzo del organismo es mayor para mantener el equilibrio, además internamente se puede sentir angustia de no ser capaz de realizar los esfuerzos impuestos por la vida, de no poder soportarlos de no recuperar el equilibrio; en consecuencia, los rasgos de conducta y carácter pueden manifestarse negativamente.

Algunas manifestaciones negativas son:

- Aislamiento: se adopta actitud de ausencia con todo lo que sucede alrededor, solamente se adentra en la situación cuando algo afecta a sus intereses personales.

- Apegamiento a sus bienes: conserva todo, en la postura permanente de retener, ese comportamiento en el fondo es una regresión a etapas infantiles, entrando así los mecanismos emotivos de la autoridad, poder, dominio, sentir que se es; es tratar de mantener la propia identidad; una explicación de por qué algunos padres no son capaces de compartir con sus hijos aún cuando sea conveniente. La fuerza del deseo de poseer es más fuerte que la lógica.

- Refugio en el pasado: al disminuir el proceso fisiológico y ser menor la memoria de fijación y aumentar la de evocación, la vida se llena de recuerdos; es forma de revalorizar el pasado en el presente, el protagonista se siente joven al revisar hechos que le permiten acaparar la atención de los demás.

- Reducción de sus intereses: la vida le enseñó a ser realista y esto unido a la dificultad de asumir la complejidad de las nuevas opciones posibles, hacen que se limite el mundo al ámbito de lo que puede controlar; al tiempo que disminuye la capacidad de agresión, conserva los intereses que puede manejar y que suponen una fuente de satisfacción.

- Negarse al cambio: Al enfrentarse con los esfuerzos de adaptación, aparece un temor consciente de rechazo al cambio y traslado a una nueva situación, lo que lleva a una depresión profunda porque los mecanismos de defensa para sobreponerse son limitados, a la vez que así limita aún más.

- Agresividad y hostilidad: Cuando se presenta la necesidad de reacomodar a las personas y cosas, aparece como recurso y puede ser la única posibilidad de refugio para mantener intocable y estable el “yo”.

Tres emociones presiden la vida del ser humano: el miedo, la cólera y la ternura; que en cada etapa de la vida adquieren diferentes matices, que se modifican en función del objetivo de la tendencia de cada una en el momento concreto.

En la infancia es egocéntrica, en la adolescencia es social y en la madurez es práctica. Lo importante para el equilibrio interno es armonizar la fuerza de la emoción con la compensación de la tendencia para una canalización adecuada.

Y esto se complica en la etapa de la adultez mayor porque:

- Miedo: como emoción es algo que se impone al adulto mayor, sin necesidad de planteamientos racionales que den explicación lógica a lo que siente, miedo a todo lo que pueda dañar la integridad física, tras años de lucha profesional para conseguir una estabilidad económica. Esto explica la previsión, ahorra cuanto puede, para protegerse a sí mismo o a su descendencia; además desea conservar el prestigio.

El adulto mayor teme que le quede poco tiempo: debe crear, debe proyectar realidades, ha de trascender y dejar huella; suele aparecer el temor al daño físico, como hipocondría que le hace estar atento a cualquier trastorno, teme excederse y no resistir un ritmo fatigante y reaparecen los temores adolescentes de hacer el ridículo, se afecta en su narcisismo.

El daño emotivo que se acerca le agobia y su reacción resulta dramática, no-menos real. La previsión en este terreno, sólo puede lograrse si otros contenidos más hondos le han dado plenitud y conciencia del propio valor.

- Cólera: emoción básica, poco estudiada y muy mal tratada, adentra sus raíces en el conjunto de las emociones que la filosofía tradicional ha denominado virtudes o pulsiones irascibles que se vinculan a la agresividad.

En el adulto mayor la cólera aparece cuando el mundo “lógico y ordenado”, que se ha construido tras años de lucha, se ve alterado por “algo” que no encaja; cólera difícil de controlar porque nace en capas hondas del ser humano. Lo que la desata es aquello que le resulta ilógico, inesperado y carente de sentido, no es el dato objetivo lo que le molesta, sino el torbellino emotivo que remueve tal dato. La emotividad queda como desamparada, con peligro de desencadenar –otra vez- la agresión física o la verbal, porque son los modos aprendidos.

Es la explicación a conductas de crisis agresivas, protestas colectivas verbales, en una sociedad afectivamente mediocre y emotivamente envejecida; la cólera del adulto mayor se acrecienta ante su propio sentimiento de impotencia, frente a la gran máquina que impide sus sueños. No encuentra la salida en la creatividad y la originalidad, entonces vivirá en permanente cólera.

- Ternura: es la emoción más compleja y en la edad adulta de hace práctica, identificando lo práctico con lo pragmático, lo rentable, que da beneficio o reporta una ventaja sin ser “interesada”, es más sosegada, agridulce, como dar sin apenas esperar, lo que no le quita emotividad.

Aparece un amor incondicional, que sabe dar, quiere dar, que sabe renunciar sin angustia ni ira, éste es el carácter práctico; no es ternura sexualizada y erotizada, sino una ternura madura y coherente, precedida por el principio de la realidad y no por el del placer y del interés. No es puro egoísmo, tampoco altruismo total; no pocas veces buscará ser atendido, escuchado, comprendido y en otras demostrará que sabe atender, escuchar y comprender; resulta que está buscando, sin saber, un modo “práctico” de llenar su necesidad de ternura.

La ternura está implicada con el miedo, el adulto mayor ama y es tierno, aunque teme dominar y desea conquistar con la misma ternura. Puede canalizar su afecto hacia quienes le aseguren corresponder a su ternura.

Es un juego misterioso y enigmático que puede plantear tensiones conflictivas en el interior de la persona, al adentrarse en las zonas de identidad del “yo”. Y que si las supera, enriquecerá enormemente a la personalidad de quien la vive, será encontrar una nueva adaptación, un reajuste vital que logre un impulso más maduro, hondo y tierno.

Es cierto que la madurez proporciona estabilidad, como también aparecen tensiones al buscar una nueva forma de vida y que tienen raíces profundas con tres manifestaciones psicológicas: tensión por frustración, agresividad compensatoria y adaptación progresiva.

La tensión por frustración se refiere a que todo ser humano está en crecimiento continuo y cualquier interrupción en este proceso lleva a una tensión, o un desajuste; esta interrupción puede ser por la presencia de un obstáculo físico, psíquico o social, o puede ser un conflicto derivado de la presencia de varios deseos de incentivos que no se alcanzan al mismo tiempo; esa tensión lleva a la frustración por no conseguir lo buscado.

La presencia de obstáculos obliga a buscar caminos de superación: el transitorio uso de mecanismos como defensas inconscientes, la aceptación más o menos soportada o el más sano, el de la adaptación equilibrada y eficaz.