domingo, 31 de mayo de 2009

ENFERMEDADES DEL CEREBRO

Cerca de 90 millones de personas en el mundo, en algún momento de su vida, han padecido algún problema mental severo, desde una depresión moderada hasta un brote agudo de psicosis. Se estima que el doble de esta cifra está seriamente dañada por la dependencia al alcohol, al tabaco, o a diversas drogas ilegales o de uso médico.

Hay estimaciones que señalan que cerca de una quinta parte del total de las personas que acuden a los servicios médicos, tanto en los países avanzados como en los países en vías de desarrollo, padecen alguna enfermedad mental.

Se estima que por lo menos una quinta parte de la población mexicana padece en el curso de su vida un trastorno mental, y puede decirse que en esta época, caracterizada por un amplio desarrollo tecnológico, pero al mismo tiempo tan complicada para el individuo y la familia, hay una tendencia creciente de estos padecimientos y de la propia demanda de servicios para atender enfermedades mentales.

En el ISSSTE, los trastornos mentales y del comportamiento contituyen el 9º motivo de demanda de consulta de la población derechohabiente, predominando los trastornos de la ansiedad, incluyendo al estrés y la depresión.

Aunque el inicio de un trastorno mental puede ser súbito, por ejemplo tras la pérdida de un ser querido o por una situación de intenso estrés, la mayoría de las veces se desarrolla lentamente, lo que quiere decir que los factores de riesgo, los problemas y las circunstancias difíciles de la vida, los efectos de la pobreza, la violencia, la deficiente comunicación en la familia, el aumento en el abuso de drogas, la presencia de enfermedades y el propio envejecimiento rompen la estabilidad y dan paso a la enfermedad mental.

MENSAJE

La comprensión de estos problemas, un diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado permitirá a la gente y a los pacientes tener un buen nivel de vida, una adecuada interacción con la familia y la sociedad. Fomentar los hábitos sanos como el ejercicio, una buena alimentación, descanso suficiente y mantener buenas relaciones con la familia y el grupo de amigos, son factores muy importantes para conservar la salud mental; al mismo tiempo la persona se sentirá mejor consigo misma y con el entorno que la rodea. Otro factor básico para mantener la salud mental es que la persona cuente con actividades productivas.

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LO QUE SE PUEDE HACER

Diariamente trate de programar tiempo para descansar y relajarse (aunque sea algunos minutos), durante este tiempo trate de no pensar en sus problemas.

Haga ejercicio por lo menos tres veces por semana; si no tiene tiempo, camine quince minutos.

Reserve tiempo para comer y mantenga buenos hábitos alimenticios, no se mal pase y trate de conservar su salud física, esto también favorecerá su autoestima y autopercepción.

Cuando sienta preocupación, ansiedad, miedo o tristeza, trate de identificar cuáles son las causas que le originan esas molestas sensaciones; de no haber motivos aparentes para estar alterado y esas sensaciones se vuelven frecuentes, entonces solicite ayuda, reflexione sobre qué alternativas tiene para solucionar sus problemas.

Sea tolerante con las personas con las que convive diariamente, esta actitud fomenta y promueve un clima de respeto.

Mantenga la comunicación abierta y directa con sus hijos y su familia, conviva con ellos.

En caso de existir conflictos laborales que no lo afecten directamente, manténgase al margen y no tome partido.

Medite sobre las decisiones difíciles que tiene que tomar tratando de apreciar con anticipación las consecuencias que su solución pueda traer consigo.

Es muy importante saber que la detección temprana de las enfermedades mentales favorece el que pueda proporcionarse una atención oportuna, con el objetivo de limitar los daños y repercusiones. De esta manera se puede cambiar drásticamente el curso de la mayoría de los trastornos mentales.

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Es importante reconocer que hay muchos valores de la propia sociedad, que pueden convertirse en factores protectores que mejoren nuestra salud mental y apoyen la rehabilitación de los que ya están enfermos; entre ellos se encuentran su alegría y optimismo, la solidaridad, la tolerancia, la hospitalidad, las costumbres y la fácil comunicación que le caracterizan. Sin duda que al conservar estos valores y promover su enseñanza y aplicación, será posible fortalecer las capacidades de los individuos y sus familias, para ser menos susceptibles ante las situaciones de riesgo o de adversidad que amenazan su salud.

Existen otros factores protectores de la salud mental que moderan el impacto del estrés y regulan los síntomas transitorios para lograr el bienestar físico y psicosocial, además de que reducen la posibilidad de que se presente una enfermedad mental.

Conozca y trate de aplicar y reforzar usted mismo, junto con los miembros de su familia, los factores protectores de la salud que se

viernes, 29 de mayo de 2009

La Salud Mental

DEFINICIÓN

La Salud Mental es la capacidad del individuo para interactuar de manera armónica con su ambiente. La salud integral de todo ser humano se compone de tres elementos básicos: la salud física, la salud mental y la armonía social. La salud mental permite al ser humano enfrentar las tensiones de la vida diaria, realizar mejor su trabajo, tener mejores relaciones con las personas de nuestro entorno y estar satisfechos de ello(1).

EFECTOS

Las principales manifestaciones de la pérdida de la salud mental, se expresan con la aparición de las enfermedades mentales, las cuales se caracterizan por la alteración de las funciones mentales y a veces cerebrales, las más frecuentes en México son: estrés, depresión, trastornos de ansiedad y adicciones, entre otras que afectan no sólo la vida y productividad del individuo, sino también la de su familia.

El estrés, cuando no se atiende a tiempo, se puede convertir en un síndrome de estrés postraumático que por su gravedad puede llegar a incapacitar a la persona en su vida productiva, social y afectiva; el caso de una depresión aguda no atendida, igualmente puede terminar en intentos de suicidio y desconexión de la realidad. Algunas veces, cuando estas enfermedades no son tratadas de manera efectiva y veraz, pueden desembocar en trastornos mentales más graves, por eso es muy importante que tratemos de conservar nuestra Salud Mental, practicando estilos de vida sanos, es esencial: hacer ejercicio, descansar y dormir bien, tener buenos hábitos alimenticios y abordar los problemas diarios con paciencia y tolerancia.

jueves, 28 de mayo de 2009

AEROBICOS EN LA TERCERA EDAD

Con ejercicios aeróbicos adecuados, aunque estos se empiezan a la edad de 60 años, se puede incrementar de uno a dos años la esperanza de vida, la independencia funcional, y ayudar a prevenir enfermedades. Se ha encontrado que las dos tercera parte de las personas con más de 60 años practican de manera irregular alguna actividad física o son totalmente sedentarios. Por causa de la inactividad aparecen los riesgos de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes, la osteoporosis y la depresión.(Rooney, 1993)

Muchas investigaciones han demostrado que la práctica física regular incrementa la habilidad de un adulto mayor en sus quehaceres diarios, reduce los riesgos de enfermedades crónicas específicas, incluyendo las enfermedades coronarias y baja la tasa de mortalidad.(Heath,1994) Los sistemas más susceptibles al cambio con el ejercicio son:

  • El cardiovascular (modulador de la variabilidad de la frecuencia cardiaca con ejercicio aeróbico)
  • El respiratorio
  • El inmunológico;

Además se ven beneficiados:

  • La masa metabólica activa
  • Los huesos
  • Llos músculo
  • Los riñones y los receptores sensoriales.(Barboza & Alvarado,1997; Albamonte,1991; Nieman,1993; De Meersman,1993 ).

El ejercicio logra ayudar en el tratamiento y la prevención de la osteoporosis (Perpignano,1993)
Se puede mejorar significativamente la calidad de vida de una persona de la tercera edad dándole mayor flexibilidad, fuerza y volumen muscular, movilidad y mayor capacidad funcional aeróbica.(Barry y Eathorne,1994; Larson & Bruce, 1987; Vandervoort,1992).

EL ESTADO MENTAL

También se ha encontrado que el ejercicio es benéfico para la salud mental en la tercera edad. Dawe y Curran-Smith (1994), Blair y otros (.Bouchard,1990) encontraron que el ejercicio mejora la auto-estima, el autocontrol, el funcionamiento autónomo, los hábitos de sueño, las funciones intelectuales y las relaciones sociales.

Cuando se investigaron los estados de ánimos positivos y negativos y la fatiga de mujeres después de una clase de aeróbicos, se encontró una diferencia significativa entre los estados de ánimos antes y después de la clase: el efecto positivo se incrementó y la fatiga se redujo.(Choi, 1993)

En una revisión de proyectos realizada por el Departamento de sicología de la Universidad Nacional de Australia, se demostró que el ejercicio es un antidepresivo, un antiestrés y mejora los estados de ánimos de las personas que participan en un programa de entrenamiento.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La felicidad de las personas mayores depende más de una actitud positiva que del estado físico

El estado de salud deja de ser sinónimo de un envejecimiento óptimo

Una actitud positiva ante la vida proporciona mayor felicidad en la vejez que el estado de salud, según una investigación desarrollada por la Universidad de California en San Diego. El estudio pone de manifiesto que el optimismo y la actitud de “hacer frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento feliz, que las mediciones tradicionales de salud y bienestar. Una nueva percepción del envejecimiento que pone fin a la creencia de que el buen estado físico es sinónimo de un envejecimiento óptimo.


Swim of Happiness. Sebastien Fabre.
Swim of Happiness. Sebastien Fabre.
La felicidad en la vejez depende más de una actitud positiva que de la salud que se tenga, señala un estudio realizado por el Sam and Rose Stain Institute for Research on Aging (SIRA), perteneciente a la Universidad de California en San Diego. El estudio llama la atención por la inusual consideración de criterios subjetivos para evaluar el estado del envejecimiento.

En esta investigación se examinó a 500 voluntarios de edades comprendidas entre los 60 y 98 años, que vivían independientemente y que habían padecido diversas enfermedades, como el cáncer, fallos cardiacos, diabetes, problemas mentales u otro tipo de disfunciones.

Tal como explica al respecto la revista Medicalnewstoday, a los participantes en el estudio se les pidió que evaluaran su envejecimiento en una escala del 1-10, siendo 10 un grado de buena calidad de vida en la vejez.

La media de esta valoración entre los encuestados fue de 8.4, lo que desvela la actitud positiva dominante respecto a cómo vivían su envejecimiento. Menos del 10% de los entrevistados asociaban la calidad de su envejecimiento con el estado de salud corporal.

Lo más sorprendente de los resultados obtenidos, sin embargo, fue que los voluntarios más optimistas –aquellos que pensaban que estaban envejeciendo bien- no siempre coincidían con los que tenían mejor salud.

Ver con buenos ojos la vida

La investigación, llevada a cabo por el profesor Dilip Jeste, de dicha Universidad, y sus colegas, señala que el optimismo y la actitud de “hacer frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento exitoso que las mediciones tradicionales de salud y bienestar. Es decir, que el estado físico no es sinónimo de un envejecimiento óptimo. Por el contrario, una buena actitud es casi una garantía de un buen envejecimiento.

Suele considerarse normalmente que una persona “envejece bien” si tiene pocas dolencias o si sigue manteniendo más o menos sus facultades, si bien no existe un consenso en la comunidad médica a la hora de definir con exactitud lo que puede entenderse como un envejecimiento adecuado.

Este estudio demuestra que la percepción que se tiene de uno mismo puede ser incluso más importante que el estado físico, a la hora de considerar que el envejecimiento se está desarrollando adecuadamente. La salud física ha dejado de ser de esta forma el mejor indicador de un envejecimiento adecuado, según este estudio.

Otra conclusión que se desprende de este estudio es que la preocupación de las personas que adentran en edades avanzadas no debe centrarse tanto en el estado de salud como en el cuidado y cultivo de actitudes positivas, ya que estas actitudes pueden ser más importantes que el estado de salud corporal para alcanzar el envejecimiento adecuado.

La investigación también ha demostrado que la gente que pasa algo de tiempo cada día socializándose, leyendo o participando en otras actividades de ocio, tienen un nivel de satisfacción más alto en la vejez.

Los resultados de esta investigación no han sido publicados todavía, pero fueron dados a conocer en la asamblea annual de la American College of Neuropsichopharmalogy, celebrada esta semana en Waikoloa, Hawaii. La ACNP, fundada en 1961, es una organización profesional de más de 700 científicos, entre los que se encuentran tres premios Nobel. Su misión es prevenir enfermedades del sistema nervioso mediante el estudio del cerebro.

Buen estado de salud mental

Dilip V. Jeste, artífice de esta investigación, es profesor de psiquiatría y neurociencia en la Universidad de California. Está especializado en geriatría psiquiátrica y es el editor del American Journal of Geriatric Psychiatry.

Además, Jeste es jefe de la División de Geriatría Psiquiátrica de la mencionada Universidad y participa en numerosas actividades de investigación, preparación y cuidado de pacientes de la tercera edad. En una entrevista publicada el pasado septiembre por Medscape, explica entre otras cosas los mecanismos que permiten un envejecimiento exitoso.

Junto a su colega Gregory Stain en el Sam and Rose Stain Institute for Resarch on Aging (SIRA), también perteneciente a la universidad de California en San Diego, Jeste ha desarrollado otras investigaciones entre las que descaca un estudio sobre la misma temática.

En este estudio participaron 1.000 voluntarios seniors que viven en California, los cuales rellenaron un completo cuestionario acerca de su nutrición, su historial médico, hábitos de ejercicio y, en general, su estilo de vida. Asimismo, muchos de esos participantes facilitaron muestras de sangre para que se pudiera conocer su estado de salud. Los primeros resultados de este estudio señalan también que un mal estado físico no tiene por qué desembocar en un envejecimiento negativo.

A partir de estos resultados, Jeste y se equipo pretenden continuar analizando las causas de las diferentes percepciones sobre el envejecimiento, ya que estudios previos han demostrado que el mantenerse activos y el realizar ejercicio físico habitualmente ayuda también a envejecer en buen estado corporal y mental.

Otra prometedora área de investigación en la que el Jeste y el SIRA pretenden profundizar es la del cerebro, puesto que diversos estudios han adelantado ya que puede que haya neuronas que sí se regeneran, a pesar de la edad.

De esta manera, Jeste pretende descubrir por qué hay personas que, con 80 ó 90 años de edad siguen perfectamente activas, tengan o no achaques, y de qué depende el estar bien la mayor parte de tiempo que podamos de nuestra vida.

martes, 26 de mayo de 2009

Dolencias en el adulto mayor

Afortunadamente, las cosas han cambiado en las últimas décadas. La nueva ciencia de la gerontología puso en manos de los médicos todo un arsenal de herramientas para combatir las dolencias que afectan al adulto mayor y convertir el último tramo de nuestras vidas en una experiencia cada vez más larga y saludable.

Al calor de estos avances científicos ha surgido lo que muchos llaman la nueva medicina ansiedad. La definición de esta disciplina es, todavía hoy, objeto de una viva polémica pero, en general, se entiende por “medicina ansiedad” todo tipo de intervención destinada a retrasar la aparición o disminuir los efectos de las enfermedades dependientes de la edad y otros males catalogados como patológicos, pero que sólo afecta a la persona adulto mayor.

Adulto mayor: en realidad, no puede decirse que exista una “medicina de la vejez”

En realidad, no puede decirse que exista una “medicina de la vejez” fácilmente contrastable porque, entre otras cuestiones, carecemos de un medidor objetivo de la ancianidad, una especie de termómetro o test clínico que determine cuándo una persona puede considerarse vieja. Por lo tanto, este tipo de prácticas médicas sigue navegando en un terreno tan novedoso como indefinido. Para colmo, la sociedad actual, que practica un culto desmesurado a la juventud y no al adulto mayor, es pródiga en ofertas referidas a la edad que rozan más el mundo de las pseudociencias. Bajo la etiqueta de “fármacos rejuvenecedores” no son pocos los productos en el mercado cuya eficacia deja mucho que desear.

lunes, 25 de mayo de 2009

NUTRICION PARA PACIENTES CON CANCER

1. El azúcar es un alimento estimulante del cáncer. Eliminando el azúcar de nuestra alimentación se elimina un alimento que fortalece la proliferación de células cancerígenas. Los sustitutos de la azúcar, tales como: Nutra Sweet, Equal, Spoonful, etc., son fabricados con Aspartame el cual es dañino. Un mejor sustituto del azúcar es la miel de abeja y la melaza, pero siempre en pequeñas cantidades. El único edulcorante que no contiene Aspartame es “SPLENDA”. La sal de mesa se le añade un químico para el color blanco, lo cual es también un estimulante para el crecimiento de células cancerígenas. La mejor alternativa es la sal marina y Bragg’s aminoácidos.


2. La leche produce en el cuerpo flemas, especialmente en el tracto gastro-intestinal. El cáncer se alimenta de flemas. Eliminando la leche y sustituyéndola con leche de soya sin azúcar produce que las células cancerígenas mueran de hambre.


3. Las células cancerígenas se desarrollan en un ambiente ácido. Una dieta estructurada en cárnicos es ácida, por lo tanto es preferible ingerir pescado y carnes blancas (pollo) en lugar de carne de cerdo. La carne roja también contiene antibióticos de ganado (animales), hormonas del crecimiento y parásitos, todos ellos son dañinos, especialmente para la persona con cáncer.

sintonice http://www.radiosinfronteras.net/ ahi hay explicacion sobre salud natural


4. Una dieta elaborada con un 80 % de vegetales frescos y jugos, granos, semillas, nueces y un poco de frutas estimularía a crear un ambiente alcalino (PH mayor de 7) en el cuerpo. Alcalinidad es salud. El resto de la alimentación (20%) puede ser provista de alimentos cocidos como granos. Un jugo de vegetales frescos provee encimas vivas las cuales son fácilmente absorbidas, penetrando al nivel celular en 15 minutos, alimentando y estimulando el desarrollo de células sanas y saludables. Para conseguir encimas vivas que contribuyan a desarrollar células saludables pruebe y beba zumo, jugo o extracto de vegetales frescos (la mayoría de los vegetales incluyendo habichuelas y judías jóvenes). Además ingiera vegetales 2 o 3 veces al día. Las encimas son destruídas a temperatura de 104º F (40º C), por lo tanto cocine sus vegetales a temperaturas inferiores a 40º C, de esta manera garantiza los nutrientes que ellos poseen que NO son beneficiosos para células cancerigenas.


5. Elimine el café, el té y el chocolate, los cuales contienen cafeína. Té verde es mejor alternativa y posee propiedades que combaten el cáncer. La mejor agua para beber es el agua purificada o filtrada. Esto evita conocidos tóxicos y metales pesados en el agua. El agua destilada es ácida, evítela.


6. La proteína cárnica es difícil de digerir, requiere de muchas encimas digestivas. La carne no digerida permanece en el intestino, transformándose en sustancias putrefactas, lo cual conduce a la construcción de más tóxicos.


7. La pared exterior de las células cancerígenas tienen una capa exterior de protección de proteína. Reduciendo o comiendo menos cárnicos, libera más encimas que atacan la pared exterior de las células enfermas, lo cual permite destruir un mayor número de células con cáncer.

http://www.patiodeconcierto.blogspot.com/ es un programa patrocinado por Nortenatural y stemEnhance, que se trasmite por http://www.radiosinfronteras.net/

8. Algunos suplementos alimenticios ayudan a construir y a fortalecer el sistema inmunológico: IP6, Flor-essence, Essiac, antioxidantes, vitaminas, minerales, etc. lo cual contribuye a que el propio organismo genere células que destruyen las células con cáncer. Otros suplementos alimenticios, como la vitamina E, se saben que causan problemas apopléjicos, lo cual programa la muerte de células, que es el método normal del cuerpo de disponer de células dañadas, no deseadas e innecesarias.


9. El cáncer es una enfermedad de la mente, del cuerpo y del espíritu. Una actitud proactiva y un espíritu positivo ayudan, indudablemente, al portador de cáncer a sobrevivir. La ira, la soledad y la tristeza provocaran un fuerte estrés al organismo, creando un medio ácido en el mismo. Aprender a tener un espíritu lleno de amor y perdón contribuirá a mejorar las condiciones de cáncer. Aprender a relajarse y a disfrutar de la vida son herramientas útiles a la persona con el padecimiento.


10. Las células cancerígenas no pueden operar en un ambiente oxigenado. Ejercicios diarios y respiración profunda contribuyen a que las células reciban más oxígeno. La terapia con oxígeno es otra forma a emplear para destruir células cancerigenas.


1. NO UTILICE ENVASES PLÁSTICOS EN EL MICROONDAS.

2. NO PONGA BOTELLAS DE PLÁSTICO EN EL CONGELADOR.

3. NO UTILICE PAPEL DE ALUMINIO EN EL MICROONDAS.


Tome en cuenta utilizar en su dieta alimentaria la alga marina libre de contaminantes que tiene en stemEnhance que ademas ayuda a estimular y liberar la actividad de las celulas madre adultas, Y lograr una salud mas saludable.



domingo, 24 de mayo de 2009

TEMOR A ENVEJECER

La fobia a la vejez es un miedo generalizado que afecta todos los ámbitos de la vida del adulto, y puede provocar desde un estancamiento personal hasta cuadros depresivos. No es fácil llegar a vieja, pero hay que asumirlo y valorar la invaluable riqueza espiritual que tiene esta avanzada etapa de la vida.

La vida es tan natural como la muerte, y la vejez es una etapa más, pero insalvable del ciclo vital. Resistirse al paso de los años es un empeño inútil, y también peligroso para nuestro bienestar si se transforma en un miedo generalizado que hoy se conoce como Síndrome de Gerontofobia, o temor a envejecer.

Evitar con afán todo signo del inexorable paso de los años podría ser un rasgo de quienes padecen este síndrome, explica la psicóloga Marcela Lechuga. “Como todas las fobias, este miedo a la vejez se generaliza a todos los ámbitos de la vida. Quien padece este síndrome evita cualquier signo que delate la vejez; evita las canas y arrugas, el deterioro y las limitaciones propias del envejecimiento, no tolera perder el vigor físico o sexual�?, sostiene la especialista.

Este síndrome tiene un alto impacto en la población adulta y afecta, sobre todo, a hombres y mujeres sobre 45 años. En Estados Unidos la Gerontofobia afecta a una quinta parte de la población adulta.

La estrecha relación miedo-fobia-negación de la vejez es distintiva de la Gerontofobia. Este síndrome puede provocar desde un estancamiento personal hasta alteraciones psíquicas como ataques de pánico, obsesiones, cuadros fóbicos y depresivos.

Presiones sociales e internas

Tres factores son los que influyen en este miedo generalizado a ser viejos: el culto social a la juventud, nuestras presiones internas y el estrés mal conducido.

La sociedad exitista y negadora de la vejez influye con fuerza en las personas adultas. “Estamos inmersos en una sociedad aria, donde se privilegia a la persona exitosa, bella, joven y productiva. En estos cánones sociales no entran los viejos, que producen menos y no son tan perfectos como la sociedad aria lo exige�?, explica Lechuga.

Entre las presiones internas que conducen a la Gerontofobia podemos mencionar la ansiedad, la negación a los signos de vejez y el temor a perder la autonomía.

Un proceso interno clave para enfrentar la vejez es haber vivido y no saltado ninguna etapa previa, como la niñez o juventud. Si alguna de ellas no se vivió de manera íntegra ya no se puede volver atrás. Un retorno a etapas pasadas puede ser un riesgo.

“La integración siempre va hacia delante, hacia la siguiente etapa que es nuestro desafío. Si volvemos hacia atrás, como la mujer madura que usa mini falda o que quiere vivir como lola, estamos alterando el ciclo natural de la vida. No podemos buscar el sol en la noche, ni paisajes de primavera en otoño. Si una adulta se obsesiona con etapas pasadas, no podrá entrar a la vejez de forma natural y se frustrará. Cuando nos empeñamos en torcer nuestra naturaleza es mayor el deterioro, alterar el ciclo vital nos puede llevar incluso a deterioros mayores como la demencia o el alzheimer�?, advierte la psicóloga.

Por último, el estrés es un elemento inevitable ante todo cambio, en este caso, el paso de la adultez a la vejez.
Para la psicóloga Lechuga el estrés se debe tomar como un desafío positivo ante el paso de los años y no como una amenaza negativa que nos provoque temores e inseguridades.

Claves para envejecer bien
-Aceptar las pérdidas de la etapa previa para dar paso a lo nuevo, el cambio.
-Adaptarse a las disminuciones físicas, saber compensar pérdidas con ganancias.
-Encontrar medios en el presente para recuperar y reorganizar la autoestima.
-No estancarse en el pasado con una visión nostálgica.
-Aprender a cambiar el ritmo, el de un adulto no es el mismo de un viejo.
-Dar más vida a los años y no más años a la vida.

Una actitud importante para enfrentar la vejez es aprender a perder, para así también ganar otras cosas. Al pasar de una etapa a otra es inevitable perder, como en este caso la potencia física o altos niveles de productividad. En cambio la vejez otorga virtudes tan preciadas como sabiduría, amplitud de mirada o templanza. Al respecto la psicóloga Lechuga aclara que es importante derribar ciertos mitos, como que con la vejez se pierde salud, autonomía y alegría de vivir.

“Los viejos pueden depender más de los otros, como para caminar, pero eso no les quita autonomía. El Papa Juan Pablo II fue un gran ejemplo de que se puede depender de los demás, como para caminar, sin perder la autonomía. El nos enseñó cómo envejecer bien�?, explica la especialista.

Un error habitual en las sociedades que niegan le vejez es tratar a los adultos mayores como niños, quitándoles con ello su dignidad y autoridad. “A mi madre le podré cambiar los pañales, pero ella sigue teniendo la autoridad materna. Nunca se debe ver a los viejos como niños�?, dice Lechuga.

Aprender a pedir ayuda y no sentirse menoscabado por la dependencia es vital para envejecer bien, también asumir las limitaciones propias del paso de los años.

“Son necesarias una actitud comprometida con la vida, procurar la calidad de vida permaneciendo activos física y mentalmente. Quienes vamos camino a la vejez debemos estar dispuestas y no cerrarnos a este cambio de vida. Saber envejecer es la obra maestra de la sabiduría del adulto y una de las partes más difíciles del arte de vivir. La tarea es nuestra

UNIVERSIDAD PARA EL ADULTO MAYOR

Mirtha Hernández, una cubana de 65 años que sólo llegó a la educación media, está preparando una tesis para graduarse en la Universidad del Adulto Mayor.

Hernández es una de los más de 14.000 ancianos que participan este año del programa académico ideado en el 2002 por el Gobierno cubano en respuesta al envejecimiento de la población.

"Es lindo porque conoces gente, recuperas las amistades que perdiste después de jubilado. Es como si tú empezaras a vivir de nuevo", dijo Hernández, una costurera jubilada que vive en la ciudad de Ciego de Avila, a unos 420 kilómetros al este de La Habana.

El currículo, poco convencional, incluye desde la sexualidad en la tercera edad hasta cómo tener una alimentación sana.

Cuba ve el envejecimiento como una consecuencia inevitable de sus elevados indicadores sociales, que incluyen una esperanza de vida de 77 años.

Actualmente un 16 por ciento de los cubanos tiene 60 años o más. Según las proyecciones, la tendencia se acentuará con un 25 por ciento de la población en el 2025.

A Paulino Vigo, el esposo de Hernández, el programa le cambió la cabeza. Hoy, a sus 72 años, se niega a que le digan "viejo". El es, dice, un adulto mayor.

"Un viejo se mete en la casa, vive abatido y no le tiene amor a la vida. Pero un adulto mayor lucha por estar saludable y tener una vida mejor", dijo, sonriendo, el ex obrero forestal.

TODOS CABEN
La Universidad del Adulto Mayor es peculiar. Lo mismo se dan clases en un museo, una fábrica, un hogar de ancianos y hasta en las prisiones, según el Ministerio de Educación Superior.

Los cursos, impartidos por profesores universitarios una vez por semana, son gratuitos y duran un año. Muchas veces hasta se convierten en una de las pocas opciones de recreación en un país donde las pensiones de jubilados no pasan de los 400 pesos, equivalentes a 18 dólares.

El programa cuenta con 877 filiales en todo el país y en los últimos seis años se han titulado 57.700 cubanos.

En las aulas es fácil encontrar desde ingenieros a maestros, médicos y hasta amas de casas, carpinteros y mecánicos.

"En el aula cabemos todos. Está el comunista y el que no es comunista, el religioso y el que no es religioso. Todo el mundo", dijo con entusiasmo Hernández, cuya tesis final abordará la salud vinculada con la medicina alternativa.

Rolando Marrón, un ex piloto militar de 71 años, dice que la Universidad del Adulto Mayor le enseñó, por ejemplo, a ser menos autoritario y más tolerante con su familia.

"Pensamos que somos el todo de la casa que sin nosotros nada puede removerse (...) Es hora de entender que los que van creciendo al lado de uno vayan asumiendo las responsabilidades, eso nos han ensenado aquí", explicó durante una clase en un centro comunal en una antigua mansión de La Habana.

La Universidad del Adulto Mayor busca que los ancianos se sientan útiles y sigan desarrollándose.
Enseña, por ejemplo, técnicas de relajación, historia, primeros auxilios y computación.
A muchos de los alumnos se les puede ver temprano en las mañanas haciendo gimnasia o tai chi en plazas y parques.

El programa incluye, también gratis, visitas a museos y excursiones a la playa. Los más osados cantan, bailan y escriben poemas.

Isabel Báez, de 75 años, arrancó la risa y el aplauso de su grupo después de declamar su poema "Me siento como un cañón".

"Si cuenta no quiero darme que mi rostro ya está viejo / al pasar por el espejo ni se me ocurre mirarme / más yo no quiero engañarme, mi cara es un acordeón / mi cuerpo una salación, pero lucho por vivir/ y le quiero repetir: Me siento como un cañón".

IMPLICACIONES DE LAS CAIDAS EN EL ADULTO MAYOR

"No cabe duda que, en Geriatría, la interpretación adecuada de las situaciones que afectan multifactorialmente al adulto mayor permiten al clínico ofrecer una mejor perspectiva terapéutica para su paciente, no olvidando nunca un enfoque biopsicosocial. En gran medida de ésto dependerá el éxito que, tanto el paciente como su médico, esperan.

El conocimiento y el cambio de visión que pudiera aportar este Capítulo, permitirá que cuando usted enfrente a un adulto mayor que cae, no lo considerará sólo un hecho menor o un accidente banal. Caer no es normal, aunque los mecanismos patológicos muchas veces no lo parecen como tal, en la mayoría de los casos, la sumatoria de elementos infraclínicos muchas veces inadvertidos o no considerados en nuestro "disco duro médico" explican en algún grado el porqué de la caída.

Según la Organización Mundial de la Salud, "caída es la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al paciente al suelo en contra de su voluntad.

Epidemiología: si bien es cierto que la prevalencia de caídas puede ser estudiada de distintas maneras, ya sea por sus consecuencias, muertes, lesiones, hospitalizaciones o bien, por fracturas producidas, es un hecho claro que están subdiagnosticadas. Lógicamente la cosa cambia si la caída no ha producido hechos médicos tangibles como los anteriormente señalados, pero pueden provocar el llamado "síndrome post-caída" que, sin provocar problemas físicos iniciales, provoca secuelas psicológicas tan incapacitantes como una fractura de cadera. En efecto, se estima que alrededor del 5 al 10% de las caídas que tienen lugar en el domicilio, llegarían a conocimiento del médico, directa o indirectamente.

En estudios de prevalencia aparecidos en la literatura anglosajona (Age and Aging) aportados por Prudham, Campbell y Gabell, se postula una tasa promedio anual de caídas que va de un 15 a un 28% en adultos mayores sanos entre 60 y 75 años. Esta cifra aumenta al 35% sobre los 75 años. Estas estimaciones, además, demuestran una mayor prevalencia en el sexo femenino (relación 2/1) aunque después de los 75 años esta frecuencia se iguala en ambos sexos. Otro hecho importante de considerar es el claro predominio diurno de las caída: 85% (evidenciando su clara relación con la mayor actividad). De lo anterior y digno de tener en cuenta es que se caerán más los pacientes autovalentes y semi-dependientes que aquellos dependientes totales, desde el punto de vista funcional. Un punto importante también son los pacientes demenciados que, en la medida que conservan su desplazamiento, se caen el doble que aquellos adultos mayores sin problemas cognitivos, e incluso existe el problema en los pacientes demenciados que no recuerdan que han caído. La morbilidad de las caídas es considerable. Esta estaría relacionada en un tercio de las hospitalizaciones a partir de los 70 años. Muy por el contrario de los prejuicios que uno pudiera tener, las fracturas no son una consecuencia frecuente de las caídas, ya que no las complican más que en un 6% de los casos. Un estudio realizado en Toulouse informa que de 295 adultos mayores, hospitalizados por consecuencia de una caída sin fractura, se registró un 9% de defunciones, un 18% de pérdidas de la autovalencia a corto plazo y un 39% de institucionalizaciones. Si pudiéramos hacer una relación en el lugar de ocurrencia, existe una diferencia errónea entre las ocurridas en el hogar e instituciones, dado que de las caídas que son calificadas de hogareñas, alrededor de un 50% ocurren en la calle (colocándonos en alerta sobre las barreras arquitectónicas existentes en nuestras ciudades); en la casa en sí, 38%; en el baño, el 9%; en la cocina, 5%; en las escaleras, el 4%; en el dormitorio .

En un estudio epidemiológico realizado para caracterizar las caídas en residencias o instituciones, se llegó a una cifra en que el 61% de los pacientes se cayó durante su primer año de residencia. Existía una relación directa entre traumatismos y debilidad en las piernas, así también, se relacionó la severidad del traumatismo con aquellos que presentaban mayor grado de actividad (aumento en la fuerza del impacto) y también con aquellos que presentaban mayor grado de fragilidad corporal (disminución de las respuestas protectoras).

¿CÓMO SE PUEDEN TIPIFICAR A LOS CAEDORES?

En la práctica, se pueden agrupar para ayudar al entendimiento del tipo de ancianos que caen con más frecuencia, en tres categorías:

Adultos Mayores con buena salud con edades entre 60 a 75 años, ellos por lo general, presentan un grado más o menos importante de inestabilidad postural cuyo origen deberá ser investigado desde el punto de vista social. Generalmente aún perduran sus redes sociales de apoyo y mantienen autovalencia. La incidencia del síndrome post-caída (que será analizada posteriormente) es baja en estos adultos mayores.

Adultos Mayores con enfermedades crónicas e invalidantes, por lo general más de 75 años, viven solos o en una institución, existe desmedro nutricional que las más de las veces se evidencia en poca masa muscular global. En este grupo las caídas son recidivantes y van de la mano del síndrome post-caída, el que perpetúa su dependencia y disminuye su autoestima.

Adultos Mayores con problemas cognitivos, este grupo sufre de caídas múltiples pero, dados sus problemas de memoria, nunca hacen síndrome post-caída.

En estos tres grupos, pero en el último en particular, se deben desarrollar estrategias tendientes a mejorar la accesibilidad, con el fin de superar los diferentes peligros de las barreras arquitectónicas, falta de señalización, etc., que ponen en peligro la vida de estos adultos mayores.

FACTORES DE RIESGO DE CAIDAS

A pesar de ser las caídas una adaptación del adulto mayor a su entorno, los mecanismos causales directos de caídas aún son mal conocidos, aunque una investigadora eximia del tema, la Dra. M.E. Tinetti está realizando a la fecha estudios prospectivos en distintos tipos de adultos mayores, con lo que los datos o factores propuestos a continuación, aunque están íntimamente relacionados con las caídas, están en constante revisión. Es así como con los datos aún discutidos, parece que en un número de casos el frágil equilibrio existente entre las capacidades del individuo y las dificultades del entorno - que comprenden los factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos - se rompe por la introducción de una causa desencadenante suplementaria, factor precipitante de la caída.

De entre los factores intrínsecos está comprobado que cualquier episodio agudo (neumonía, retención urinaria, fiebre, deshidratación, la toma de un fármaco, etc.) que altere el equilibrio, pasa a ser - por sí sólo - un factor de riesgo adicional, así también como ocurre con los días de lluvia, en que los frenos no funcionan del todo bien. Lo mismo ocurre desde el punto de vista agudo o precipitante extrínseco, que un zapato - sea de suela o el baño esté mojado - favorecerá a la caída, con el consiguiente deterioro del frágil equilibrio que mantiene el adulto mayor sin caer. Por lo antes enunciado, dividiré los factores de riesgo en intrínsecos y extrínsecos, teniendo claro que existen otras clasificaciones, como pudieran ser las de factores de caídas en ancianos institucionalizados como de no-institucionalizados, pero recurriré a la antes elegida por encontrarla de más fácil aplicación.

a) Factores de riesgo intrínsecos

Teniendo claro que los factores que intervienen en las caídas pudieran conformar una lista interminable, no es menos cierto que se simplifica bastante, agrupando en grandes causales intrínsecas y destacando entre éstas:

1) Alteraciones de la marcha

No es casualidad que se parta con este enunciado, por su relación estrecha con la aparición de caídas, ya que teniendo en consideración que nuestro cuerpo es inminentemente inestable y el envejecimiento normal por sí solo ya se acompaña de cambios en el sistema nervioso central y periférico. Es así que cuando un adulto mayor camina, estando neurológicamente sano, presenta una marcada reducción tanto en la longitud del paso como en su velocidad, incidiendo parcialmente en las caídas. Existe una postura en flexión con una amplia base de sustentación, especialmente en el sexo masculino. Esto varía en las mujeres, las que tienen una marcha más bamboleante y con una base de sustentación más estrecha. Todo lo anterior en la literatura es conocido como marcha senil.

La desaferentación parcial del sistema nervioso central que modula las reacciones motoras, la adaptación al entorno y los problemas posturales antes mencionados, participan en el deterioro de la marcha. Esta se puede manifestar por las alteraciones de percepción sensitiva (alteración de la sensibilidad vibratoria y postural de los miembros inferiores) y sensorial (oído, vista y vestíbulo) que comprometen la percepción del ambiente que rodea al adulto mayor. La superposición de los déficit, junto al miedo de caer, determina el porqué muchos de ellos andan cautelosos tal cual fuesen caminando sobre hielo o en la oscuridad.

Sin embargo, el límite entre enfermedad y normalidad es tan sutil que, alteraciones inespecíficas se superponen con aquellas de la marcha senil, dando pie para que muchas veces la causa subyacente pase inadvertida. Es por eso que siendo tan importante como el origen de las caídas, se presenta en la siguiente tabla con las causas más frecuentes de alteraciones de la marcha, teniendo claro que es muy importante evaluar dicha marcha siempre en una consulta geriátrica, por la riqueza semiológica que significa y por su aviso de potenciales caídas, dado que junto a las alteraciones del equilibrio, dan cuenta de entre el 10 l 25% de la mayor parte de las series.



viernes, 22 de mayo de 2009

VIEJITOS, ABUELOS , ADULTO MAYOR

Por los años 70 los términos adulto mayor y tercera edad eran poco conocidos.

A los sesentones les decían abuelitos, viejitos, ancianos.

Actualmente, una persona de 60 años es un adulto mayor, pero de ninguna manera un viejo. Viejo se entiende muchas veces como una persona que es una carga para la sociedad.

Sin embargo, a los 60 o 75 años muchas personas están emprendiendo nuevas actividades productivas y con la energía y el aplomo de siempre.

A los 65 años las personas no pueden trabajar en la mayor parte de las empresas, pero si pueden ser presidentes de la república. Es algo totalmente contradictorio.Lo peor que les puede pasar a las personas a partir de los 60 años, que reciban de las personas que los rodean un trato como de un inválido, que no es capaz de hacer ni emprender nada con eficacia.

Claro que algunas funciones no son iguales que cuando tenian 30 años, pero es parte de las etapas por las que se atraviesan en la vida todas las personas.

Muchas cosas mejoran como la responsabilidad, sabiduría, reflexión, espiritualidad, condolencia. Que si los más jóvenes la tuvieran sería un mundo mucho mejor.

Se debe ver al adulto mayor desde varios puntos de vista, ya sea del aspecto funcional, físico, psicológico. No se puede evitar el envejecer en los dos primeros aspectos, pero si en el psicológico.

En este sentido el poder mental y la programación, la meditación y relajación, el desarrollo de la energía intrrna, mejora toda la energía interna y la psicología del adulto mayor.

En aspecto gubernamental se debe procurar que mejoren las facilidades que los gobiernos otorguen para que estudien cosas nuevas o se especialicen en algunas áreas, así como el de fomentar deportes y viajes de estudios y turismo a lugares importantes.

En el aspecto social se debe incentivar las instituciones que puedan agruparlos así como en el medio familiar fomentar las reuniones con los hijos, nietos, de toda edad, ya que no se trata de que sólo se relacionen con personas de la tercera edad.

Enseñarles a los hijos a escuchar la música de antaño y establecer la diferencia existente en las letras de las canciones con mucho mayor fondo que las actuales. Por otra parte pueden también los adultos mayores escuchar los ritmos actuales y aprenderlos.

La familia juega unos de los roles más importantes, deben facilitarles oportunidades, incentivarlos, nunca en afán de competir ni de reclamarles por el pasado.

Todo lo que ocurrió en el pasado fue porqué así tenía que suceder, de otra manera no hubiese sucedido. Fue parte de nuestro crecimiento y evolución.

Debe incentivarse a los niños ha acercarse a los adultos mayores y ser colaboradores con ellos. Las historias familiares no deben faltar así como las historias del país o del mundo de aquellos tiempos.

A los abuelos les encanta estar con los nietos, pero no solo debe ser para una compañía, sino también para ayudarles a estudiar, comprar, aconsejarles.

Por su parte los adultos mayores deben procurar mejorar su alimentación hacia lo más natural, hacer ejercicios todos los días por lo menos 20 minutos, siendo deseables el tai chi, chi kung, aeróbicos, caminatas, trotar.

Nada que sea de impacto o que pueda producir lesiones. Un poco de pesas, natación, bailes típicos, no les vendrá mal.

La Vida Ok puede ser a cualquier edad, como dice el antiguo refrán, “viejo es el mar y todavía se mueve”.

jueves, 21 de mayo de 2009

DOLOR EN LA TERCERA EDAD

El empleo de la palabra dolor no debe hacernos creer que necesariamente se trata sólo de un síntoma que requiere un tratamiento medicamentoso inmediato. Es importante darse cuenta de que el dolor no entraña únicamente una parte física sino también elementos mentales, espirituales y sociales que integran un todo, un síndrome de dolor global. Para cualquier médico es familiar el dolor causado por las metástasis óseas, pero puede no ser tan evidente el sufrimiento psicológico que conlleva saberse portador de una enfermedad fatal.
El sufrimiento social es ilustrado por la imagen del hombre adulto, parte de la familia y sostén económico de la misma que ve desaparecer su capacidad de apoyo económico. Su dolor espiritual surge de las dudas existenciales: ¿por qué yo?, ¿acaso existe un Dios? Estas reflexiones son comunes en creyentes y agnósticos en el periodo final de la vida que nos cuestiona acerca del fin último de la existencia. El lamento bíblico de Job nos ilustra también a este respecto cuando dice: “¿por qué razón fue concebida la luz a un desdichado y la vida a los que la pasan como yo, en amargura de ánimo? Los cuales están esperando la muerte, la que no acaba de llegar, como esperan los que cavan en busca de un tesoro”.
Es sólo a través de la consideración atenta de la totalidad de los elementos que integran el síndrome del dolor como será posible alcanzar un satisfactorio nivel de control del mismo. Además, en la evaluación del dolor se interponen con frecuencia los prejuicios. Entre la población general y aun entre los profesionales de la salud suele decirse que el dolor es parte del proceso de envejecimiento normal, que el dolor salva y redime, que el dolor es signo de debilidad, o bien, que el dolor atemoriza. Estos prejuicios alimentan la subestimación y las insuficiencias en el tratamiento. “La edad no es un analgésico”, dice Harkins,y conviene recordárselo sobre todo a los familiares y a veces al mismo enfermo.
El dolor, en particular el persistente, es causa usual de un deterioro significativo de la calidad de vida. Contribuye a exacerbar estados depresivos, entorpece la socialización, altera el sueño, compromete la marcha, aumenta el consumo de recursos destinados a la atención sanitaria, disminuye el potencial rehabilitatorio y predispone a sufrir efectos secundarios de la acción medicamentosa, especialmente cuando es necesaria la polifarmacia.
Asimismo, el dolor persistente se acompaña de una serie de ajustes homeostáticos y cambios patológicos que recuerdan al síndrome de adaptación al estrés crónico. Así, tiene lugar la liberación de ACTH, aldosterona (con sus implicaciones sobre el metabolismo de sodio y potasio y que hacen más susceptibles a la hiponatremia a los sujetos afectados) y cortisol, con el consecuente efecto sobre el catabolismo de proteínas y grasa, que favorece la sarcopenia. Aunado a ello se presenta un deterioro en la tolerancia a la glucosa, disminución en la cifra de linfocitos, inhibición en la actividad de macrófagos y una reducción en la respuesta a la inflamación, con una eventual tendencia a la supresión de la respuesta inmune. Se ha observado también la ocurrencia de depleción de calcio en hueso, en particular en los casos de distrofia simpático refleja.
La polipatología del anciano reviste una variedad de máscaras engañosas y conduce a situaciones equívocas en donde el dolor crónico, las alteraciones cognoscitivas y la depresión se expresan con frecuencia de manera semejante. Si ciertas afecciones son conocidas por ser generadoras de dolor (en particular las osteoarticulares), en otras el dolor puede destacar por su ausencia (infarto al miocardio, embolia pulmonar, urgencias abdominales o caries dental especialmente en pacientes con neuropatía por diabetes mellitus). La comorbilidad en general y en particular una variedad de patologías muy frecuentes en este grupo de edad modifican el umbral doloroso, en general disminuyéndolo.
Amén de la patología comórbida arriba enunciada, hay una serie de condiciones y factores asociados que contribuyen a modificar la expresión clínica de los síndromes dolorosos. Es particularmente frecuente la concomitancia de la depresión y/o de la ansiedad, que conducen al aislamiento social y, sobre todo, al deterioro funcional. En situaciones avanzadas que conllevan un síndrome de inmovilidad es común la ocurrencia de incontinencia urinaria y fecal, propensión a las caídas y, en última instancia, aparición de úlceras de presión.
Resulta usual la contribución al cuadro de un componente afectivo-cognitivo en el que es difícil desentrañar la interrelación entre el dolor y las manifestaciones depresivas que suelen entrar en un círculo vicioso en el cual se exacerban mutuamente.
La presencia de una ganancia secundaria no es elemento suficiente para considerar que el dolor sea de origen psicógeno en razón de lo arriba anotado. Matizan también la expresión del cuadro doloroso, la personalidad premórbida, la experiencia previa de afecciones dolorosas y el desenlace que hubieran tenido las mismas. La ansiedad anticipatoria y, eventualmente, la ansiedad generalizada acompañan en mayor grado a estos casos.
Un caso particular y especialmente frecuente entre los ancianos es el del sujeto afectado por el deterioro cognoscitivo. Esta situación clínica representa un reto difícil de abordar, pues el paciente adolece de una dificultad progresiva para expresar el dolor a causa de las alteraciones del lenguaje que acompañan a estas afecciones. Ello propicia una mala interpretación de los síntomas por parte del personal médico, que con frecuencia sólo observa a un sujeto con agitación psicomotriz en los casos de dolor agudo o un paciente que gradualmente se retrae y rechaza la alimentación hasta caer en el estupor en el caso de dolor crónico. Es indudable que esta circunstancia afecta por igual en el domicilio al cuidador primario que al que conoce mejor al enfermo; en el segundo caso es más posible sospechar la naturaleza del deterioro y reconocer al dolor como el elemento causal. El uso de escalas especiales que se apoyan en la expresión facial y la variación en los patrones de comportamiento se impone para hacer más objetiva la observación.
Evaluación del dolor en los adultos mayores
La consideración sistémica y exhaustiva de los orígenes del proceso patológico que generan el dolor y sus consecuencias funcionales, así como el impacto que tiene sobre la calidad de vida, permite un mejor resultado terapéutico. La presencia del dolor debe reconocerse a través de la entrevista y la observación del sujeto. Cualquier dolor lo bastante intenso como para comprometer la funcionalidad física o mental es digno de este abordaje.
En la primera entrevista debe evaluarse y establecerse la severidad del dolor de manera objetiva con el auxilio de la clinimetría o, en su caso, al menos preguntando: en una escala del 1 al 10, donde el cero es la ausencia de dolor y el 10 el máximo dolor posible, ¿qué tanto le duele? Algunos ancianos tendrán dificultad para responder a este cuestionamiento, en cuyo caso puede usarse un símil (termómetro, expresiones faciales). El mismo método deberá emplearse a lo largo de todo el seguimiento.
En forma ocasional el anciano no hablará del dolor como tal, asumiendo que es parte natural de envejecer o aceptándolo como su cruz. Estos pacientes se quejarán con frecuencia de incomodidad, molestia o acaso dolorimiento. Es necesario interrogar al sujeto en relación con el concepto que él tiene de dolor, molestia o incomodidad para así conocer realmente lo que está sintiendo. Como parte de la evaluación suele ser necesaria una nueva historia clínica donde la semiología del dolor se establezca con claridad.
La repercusión del dolor sobre las actividades de la vida diaria debe estimarse con los instrumentos de medición apropiados. Nunca debe soslayarse la importancia de hacer inventario de la historia medicamentosa. En ella debe precisarse la eficacia de tratamientos previos, así como los efectos secundarios experimentados.
Resulta invaluable la información concerniente a la vivencia individual del estado doloroso, de los resultados previos del tratamiento y muy particularmente de los eventuales procedimientos invasivos llevados a cabo. ¿Cuál es la actitud del enfermo al respecto? ¿Qué significa en última instancia para él? ¿Qué temores, remordimientos o dudas le despierta? ¿Qué ganancia obtiene el paciente al quejarse de dolor?
El examen físico debe enfocarse en el área comprometida y los sitios habituales de dolor referido. Debe, además, prestar especial atención al compromiso de la movilidad y otros aspectos de la funcionalidad. Las pruebas de laboratorio se indicarán en función de su interés para modificar el curso del tratamiento o de su potencialidad para esclarecer el origen del dolor. La evaluación de la cognición y del efecto ha de llevarse a cabo de manera sistemática y puede hacerse más objetiva con el empleo de escalas clinimétricas como el examen mínimo de Folstein y la escala de depresión geriátrica.
En la mayoría de los casos la entrevista y la observación directa del paciente permitirán la obtención de la información necesaria. Sin embargo, la obtención sistemática de información a partir de una tercera persona próxima al enfermo suele aportar datos útiles para una más clara comprensión del problema. Esto es indispensable cuando existe depresión y/o deterioro cognoscitivo.
Al realizar la evaluación inicial no debe olvidarse la importancia de recabar información acerca del entorno inmediato del enfermo, particularmente en lo que se refiere al nivel de apoyo familiar y social que recibe, la presencia de cuidadores profesionales o familiares disponibles, la calidad de la relación y los aspectos vinculados con la espiritualidad.
Tratamiento
En la valoración inicial y para sentar las bases del seguimiento de la terapéutica es fundamental establecer metas definidas en el tratamiento. La primera es, sin duda, alcanzar un control adecuado del dolor. A la par, sin embargo, han de considerarse la rehabilitación y la recuperación funcional. El manejo adecuado de la comorbilidad suele contribuir a proporcionar bienestar al enfermo, en particular el abordaje óptimo de las afecciones mentales (sobre todo de la depresión). En presencia de sintomatología depresiva es necesario el tratamiento sincrónico del dolor y la depresión; es útil observar respecto a la presencia de ganancias secundarias para, a través de una mejor comprensión del contexto, facilitar el abordaje terapéutico. Aquí importa mucho la experiencia personal previa que el enfermo ha tenido frente a síndromes dolorosos y la presencia de ansiedad anticipatoria, que puede ir asociada y debe ser reconocida y tratada.
Dentro de las estrategias de manejo también es preciso reconocer y, de ser necesario, modificar el significado del dolor. A la par es útil enseñar al enfermo a controlar la respuesta ante el estrés y a desarrollar una actitud positiva para su control. Para ello se requiere una variedad de estrategias que pueden ser pasivas, como la aceptación, el distanciamiento, el humor o el rezo. Durante la evaluación, hay que permanecer alerta para identificar la presencia de estrategias maladaptativas como la negación, la represión o una actitud catastrofista. Otras estrategias activas como la ayuda directa, la información, la educación y los grupos de apoyo pueden brindar un alivio significativo.
Nuestra eficiencia en el control del dolor puede verse afectada de manera adversa por una ausencia de estrategias útiles, por estrategias maladaptativas, un locus de control externo, bajas expectativas o por la presencia de dolor intratable, depresión o deterioro cognoscitivo no reconocidos y también por un estado de salud general gravemente deteriorado. También una pobre red de apoyo constituye un factor limitante con frecuencia significativo.
Ciertamente el abordaje es complejo cuando se presta atención a todos los detalles y ello hace necesario un manejo interdisciplinario, ya que si bien el médico está obligado a pensar en todo lo arriba anotado, difícilmente puede resolverlo todo. La participación de especialistas en psicología, enfermería, trabajo social, rehabilitación, terapia ocupacional y aun farmacología clínica mejorará los resultados.
Tratamiento farmacológico
Toda intervención de esta índole acarrea tanto riesgos como posibles beneficios. Ambos merecen una cuidadosa consideración. Esto debe quedar claro para el paciente, así como la expectativa de que el tratamiento habrá de beneficiarlo. Sin embargo, debe tenerse presente que es un error crear en la persona falsas expectativas y que espere de inmediato una completa remisión del dolor. El uso de un registro cotidiano es un auxiliar que sirve para poner en evidencia la evolución y la eventual respuesta al tratamiento o sus insuficiencias, así como las probables causas o exacerbantes del dolor. El tratamiento debe ser individualizado de manera cuidadosa. Los ancianos suelen ser más vulnerables a los efectos secundarios y más sensibles a los psicofármacos. Es necesario anticipar estas diferencias, considerarlas al formular la prescripción, sugerir la dosis útil más baja y efectuar incrementos paulatinos. Esto puede tomar de dos a tres días o dos o tres semanas según la vida media del fármaco en cuestión. La combinación del tratamiento farmacológico con medidas no medicamentosas dará el mejor resultado. Si ha de emplearse más de un fármaco, conviene introducir sólo uno a la vez y no agregar un segundo sino hasta haber alcanzado la dosis terapéutica del primero. Las interacciones pueden ocurrir también con otros fármacos prescritos o de venta libre, incluso con productos herbales, por lo cual es pertinente hacer un inventario exhaustivo de todas las sustancias que el paciente pueda estar ingiriendo. En la mayoría de los casos habrá de progresar, como es usual, de no opioides a neuromoduladores y, eventualmente, a opioides.

miércoles, 20 de mayo de 2009

QUE ES EL ADULTO MAYOR

Este es el término o nombre que reciben quienes pertenecen al grupo etáreo que comprende personas que tienen más de 65 años de edad. Por lo general, se considera que los adultos mayores, sólo por haber alcanzada este rango de edad, son lo que se conocen como pertenecientes a la tercera edad, o ancianos.

El adulto mayor pasa por una etapa de la vida que se considera como la última, en la que los proyectos de vida ya se han consumado, siendo posible poder disfrutar de lo que queda de vida con mayor tranquilidad. Usualmente las personas de la tercera edad han dejado de trabajar, o bien jubilan, por lo que su nivel de ingresos decrece en forma considerable, lo que junto con los problemas de salud asociados a la edad pueden traer consecuencias en todos los ámbitos de su vida. Esta situación hace que las personas de la tercera edad muchas veces sean consideradas como un estorbo para sus familias, por lo que un problema creciente en la sociedad actual es el abandono. Otra opción muchas veces tomada consiste en los asilos que se especializan en sus cuidados (de todas maneras hay considerar que en la actualidad los asilos o casas de reposo para el adulto mayor se han sofisticado crecientemente debido a la demanda del mercado, y los más sofisticados de entre estos establecimientos cuentas con comodidades y cuidados envidiables como spas, gimnasios, televisores de plasma y otros, aunque por supuesto los servicios van en relación directa con su precio, que puede llegar a ser considerable).

Como vemos, se trata de un grupo de personas que son fuertemente discriminados, ya que se comete el error de considerarlos como inoperantes o incapaces, enfermos o simplemente viejos que no pueden cumplir con las tareas más básicas. Debido a lo anterior, los gobiernos y los municipios se han ocupado de crear políticas y centros especializados que se preocupan en forma especial de los adultos mayores, otorgándoles beneficios especiales en relación a los servicios sociales y de salud, contando además con actividades especiales creadas especialmente para mantener a esta población activa y partícipe de la sociedad.

La anterior concepción de la tercera edad en la mayoría de los casos se encuentra bastante alejada de la realidad que estas personas viven. Muchas veces siguen siendo personas perfectamente sanas y activas, llenas de vitalidad que disfrutan de la tranquilidad de haber cumplido con todos los sus proyectos de vida, pudiendo disfrutar de la familia, los nietos y los triunfos acumulados durante la vida.

martes, 19 de mayo de 2009

VIVENCIAS

Hoy quiero hablarles con todo el respeto que se merecen, de un tema que no me es desconocido, por tener a mi esposo que es un enfermo desde que le dio un derrame. Desde ese día .nuestra vida cambio en nuestro entorno familiar, unas semanas antes me detectaron un cáncer al Endometrio y ya mi hogar estaba estupefacto pues nada hacia presagiar esta enfermedad. El, mi compañero siempre me a dicho que el derrame le dio por lo de mi enfermedad, cosa que me afecta, no se cuanto de cierto hay, la cosa es que me siento mal.

A mí me operaron y quede relativamente bien, aunque en ese proceso me detectaron DIABETES e HIPERTENSION, total han pasado 5 años con mis controles y medicación indicada, he querido hacer hincapié de lo mió para que me entiendan.

Me gustaría decir que tengo la paciencia del mundo, pero se que es muy poca para la personalidad que el a desarrollado después de la enfermedad, comenzando que el quisiera que la atención de todos fuera solo para el, que constantemente se le sobe la pierna o la espalda, el siente que le duele todo el día, eso y muchas cosas que no quiero seguir enumerando, pues estas líneas tienen por objetivo decir a las personas que tienen esta clase de enfermos “de mal carácter y negativos” que tengan mucha paciencia y mucho amor, lo principal pensar que podemos estar en su situación.

Cariños GERMANIA.


Hipocondriacos

La hipocondría es una enfermedad por la que el paciente cree de forma infundada que padece alguna enfermedad grave. El origen del término hace referencia a una región anatómica, el hipocondrio, situada bajo las costillas y el apéndice xifoides del esternón, donde según la escuela médica humoral se creía que se acumulaban los vapores causantes de este mal. La hipocondría es, en esencia, una actitud que el individuo adopta ante la enfermedad. La persona hipocondríaca está constantemente sometida a un análisis minucioso y preocupado de sus funciones fisiológicas básicas, pensando en ellas como una fuente de segura enfermedad biológica.

La característica esencial de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de alguna sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo. Puede ocurrir, por ejemplo, con lunares, pequeñas heridas, toses, incluso latidos del corazón, movimientos involuntarios, o sensaciones físicas no muy claras. Aunque el médico le asegure que no tiene nada, el hipocondríaco solamente se queda tranquilo un rato, pero su preocupación vuelve de nuevo.

La interpretación catastrófica de los signos corporales más ínfimos por parte del individuo, es el mecanismo que desencadena la hipocondría. Se sabe que este trastorno afecta a menudo a ambientes familiares, es decir, que muchos miembros de una familia tienden a estar afectados. Hay familias que son especialmente sensibles y están muy inclinadas hacia la interpretación de los signos de enfermedad en todos los ámbitos de la vida. De esta forma, los miembros de la misma familia aprenden a interpretar de negativamente cualquier signo corporal y lo asocian con angustia, miedo o ansiedad.

No debemos descartar que una persona hipocondríaca esté realmente enferma. En muchas ocasiones lo que hace es centrar su atención en síntomas leves o imaginarios (mareos, dolor de cabeza, etc.), y no en los verdaderamente importantes. Asimismo, el hipocondríaco al centrar su atención emocional en una determinada función biológica, puede terminar por formar síntomas orgánicos reales (reacciones psicosomáticas).

lunes, 18 de mayo de 2009

ESCARAS

Escaras, llagas o úlceras por decúbito.
La frase úlceras por decúbito indica la presencia de lesiones por la permanencia del paciente en una sola posición por largos períodos de tiempo. Ese término significa lo mismo que las palabras llagas o escaras.
Estas lesiones son causadas por la presión prolongada sobre alguna zona del cuerpo al apoyarse contra la cama (sacro, crestas ilíacas, talones, codos, glúteos, hombros, rodillas, etc.), ocasionando la disminución de la circulación ya de por sí difícil. Como consecuencia se aminora el aporte de oxígeno a esos tejidos comprimidos, llevándolos a morir.
Las lesiones más superficiales de la piel enseguida afectan a todos los tejidos que están debajo de ésta. La lesión primaria semeja a una ampolla, en ocasiones a una quemadura cuando ha perdido la parte más superficial de la piel. El tejido se advierte rosa vivo, casi rojo, formándose una capa forma en una placa o costra de color oscuro. Estas lesiones se forman con extraordinaria rapidez, en ocasiones el mismo día es posible ver esos cambios.
Todas las áreas del cuerpo del adulto mayor que estén apoyadas directamente contra la cama son susceptibles de deteriorarse, conduciendo a formar esas tan temidas llagas o escaras.
Un factor que favorece extraordinariamente la formación de estas lesiones es la humedad, la presencia de excremento y de orina, macerando muy rápidamente la piel y dando lugar de inmediato a la formación de la escara.
Una vez que la llaga o úlcera se ha presentado en forma de costra, los tejidos que se encuentran debajo sufren mayor compresión, aumentando por consecuencia la extensión de la lesión. Y si alguna bacteria penetra bajo esta lesión se desarrolla una infección.
Como con mucha frecuencia las llagas están cerca del ano, se contaminan con el excremento, y obviamente, con las bacterias que éste contiene.
Pasados unos días (en ocasiones hasta 30 días), los bordes de la costra se levantan hasta que finalmente cae, descu-briendo porciones profundas de la piel, el músculo y hasta de hueso. Si no se manejan adecuadamente, estas lesiones se cavitan (forman túneles), lo que hace cada vez más difícil su curación. Un olor característico denota la mala evolución de este problema. En el lecho de la herida se forma una secreción amarillo-verdosa, de mal olor, que denota también el desarrollo de un proceso infeccioso.
Una vez que esta llaga alcanza niveles o estratos más profundos de la piel o de los músculos, la probabilidad de que se presente una septicemia (infección que se disemina por todo el organismo a través del torrente sanguíneo) es mayor y eso constituye la causa número uno de las muertes por esta complicación.


Manejo y prevención.
Como en todas las cosas, pero especialmente en medicina, el mejor manejo o tratamiento es la prevención.
Cuando al adulto mayor, o cualquier persona, lo obliga su estado a permanecer la mayor parte del día en la cama, es necesario preparar una cama preferentemente de tamaño individual u hospitalaria que facilitará la tarea de moverlo. El colchón puede ser convencional, de agua, de aire de presión intermitente, un colchón de “huevera” (algunas personas lo llaman de cascarón de huevo) o cuando menos una zalea de borrego.


Colchón de agua.
Este colchón permitirá que con el menor de los movimientos del adulto mayor enfermo, incluso su respiración, el agua se mueva y por lo tanto la circulación se mantenga activa en esas áreas críticas de su piel. Este colchón se llena con agua de la llave y no necesita de ninguna instalación adicional. Antes de que llenes de agua el colchón, colócalo sobre la cama donde permanecerá, y ahí llénalo. El colchón contiene cerca de 150 lts. de agua y el subirlo del piso a la cama puede ocasionarte fácilmente una hernia o que desaparezcan todas tus buenas intenciones.


Colchón de aire de presión intermitente.
Está formado por una enorme cantidad de rombitos inflables cuyo aporte de aire tiene diferentes e independientes conductos de origen. Una vez inflado, el colchón requiere de una fuente de poder o batería que gobierna su funcionamiento. Un pequeño regulador que forma parte del equipo, desinfla unos rombitos e infla otros, modificando o alternando la presión en ellos, con
una frecuencia de cada 15 segundos. De este modo, las distintas zonas de la piel nunca permanecen apoyadas en el mismo punto por más de 15 segundos, favoreciendo la circulación en todo el cuerpo.
Los inconvenientes de estos colchones son el costo y que pueden pincharse con cierta facilidad. No obstante, se reparan como las cámaras de bicicleta.


Colchón de “huevera” o de cascarón de huevo.
Se le llama así porque se asemeja a los empaques donde se acomoda el huevo para su venta. Tiene la misma dimensión que un colchón individual y su forma permite que el aire pase entre el colchón y la piel del paciente, manteniéndola seca y ventilada. Estos colchones también se pueden lavar. El con-sejo es que coloques una sábana sobre el colchón para que sea más efectivo.


Protectores para talones y codos.
En el comercio local existen unas taloneras y coderas hechas de lana, de espuma tipo huevera o forradas por dentro de zalea de borrego. Poseen cintas con cierre tipo velcro que se ajustan perfectamente y evitan la compresión y el roce de estas partes del cuerpo con las sábanas o con el piso. Estos accesorios son magníficos y muy recomendables.
Algo bueno para prevenir muchos problemas será aplicar algún lubricante sobre toda la piel, como crema, aceite, vaselina; en especial sobre las superficies donde los huesos están inmediatamente bajo la piel o amenazan con asomarse (crestas ilíacas, codos, hombros, rodillas, sacros, talones, etc.). Nunca olvides que a pesar de tener el mejor de los colchones preventivos, debes cambiar la posición de la persona, cada hora al menos, ya de un costado, ya del otro, boca arriba, semisentado o sentado, y siempre colocando un cojín entre sus rodillas.


Tratamiento.
Supongamos que a pesar de todos los cuidados que le proporcionas al adulto mayor, una llaga apareció...lo único y, desde luego, lo mejor que debes hacer, es tratarla para evitar las consecuencias que se mencionaron anteriormente.
Al principio, la llaga es solamente una raspadura que muestra la parte central con un color rojo fresco, vivo. En este momento hay que lavarla con agua y jabón neutro y a continuación, utilizando gasas esterilizadas (el uso de algodón deja filamentos en la lesión que impiden su satisfactoria evolución), aplica un antiséptico, como Isodine en espuma, frotando vigorosamente aunque eso le cause un poco de dolor. Será un excelente remedio si después de este aseo rocías la llaga con Rifocyna en spray, y la cubres con una gasa estéril. Este procedimiento deberás repetirlo al menos cada 24 hrs.
Si a pesar de tus cuidados aparecen zonas amoratadas y reblandecidas en su piel, por favor no las retires, solamente acolchónalas con algodón envuelto en gasa e impide que la persona permanezca apoyada sobre esa área por mucho tiempo. Una vez que se tornen como costras y sus bordes se empiecen a levantar, entonces sí es oportuno que las retires, ya que la dureza de la costra ocasiona mayor presión debajo de la misma y favorecerá la extensión de la llaga.
Al levantar la costra, aparecerá un agujero, con bordes blancuzcos, verdosos y amarillentos, que en ocasiones sangran un poco y tienen cierto olor característico que no es desagradable, pero sí lo será cuando la lesión esté infectada. Esas porciones cuyo color no sea rosado o rojizo, deberás retirarlas con tijeras y pinzas, puesto que se encuentran necrosadas (son tejidos muertos).
A esta altura del tratamiento se recomienda que la primera curación la haga un médico, pues a ti te resultará especialmente doloroso, sin mencionar lo que sienta la persona.
Una vez limpia la lesión de tejido muerto o necrótico, lava escrupulosamente con agua estéril o hervida y jabón o Isodine en espuma, pasando por alto el sangrado que pueda presentarse, siempre que sea discreto. Si el sangrado es abundante, comprime la zona con una gasa durante tres minutos hasta que se detenga. El cepillado de la lesión con la gasa recomendada es la mejor forma de asear a conciencia y asegurar la menor cantidad de curaciones y, como consecuencia, menos sufrimiento de la persona. Una vez debridada (limpia del tejido necrótico) y aseada, toma una gasa estéril, imprégnala de Isodine en solución y empapa perfectamente la lesión con ella, cubriéndola con otra gasa gruesa y utilizando cinta adhesiva del tipo Micropore, que causa menos lesiones en la piel al desprenderla. Otra excelente cinta es la Transpore aunque es más difícil de encontrar en el mercado local.


domingo, 17 de mayo de 2009

PERDIDA DE LA AUDICION EN LA TERCERA EDAD

La pérdida de la audición tiene graves consecuencias para nuestra vida social. Las causas de sordera en el adulto mayor son los tapones de cerumen, la presbiacusia (una sordera progresiva en relación con el envejecimiento), el trauma acústico, y las infecciones (otitis) mal tratadas.
Para protegerse de la sordera por trauma acústico es necesario evitar los excesos de ruido o usar protección; las otitis pueden prevenirse con aseo, cuidándose de los enfriamientos y evitando hurgarse los oídos con objetos punzantes.
Cuando se ha perdido la audición, un médico otorrinolaringólogo puede, a veces, mejorarla haciendo un lavado de oídos para sacar los tapones de cerumen o, en su defecto, indicar audífonos. Si la sordera persiste, es necesario que los familiares le conversen de frente, fuerte y modulando bien.
El exceso de ruido y el desaseo pueden ensordecer.
Si escucha poco, consulte: puede mejorar.


Cancer de Prostata

El cáncer de próstata es una tumoración maligna que se presenta en la glándula prostática en el hombre

Sintomas

La mayoría de los pacientes con cáncer de próstata no presentan síntomas de la enfermedad; pero cuando éstos se presentan suelen ser de tipo obstructivo al flujo de la orina y alrededor de 43% de los casos diagnosticados progresan a una retención aguda en un lapso de 18 a 20 meses(1).

Los pacientes no tratados progresan en un periodo de 5 años; 50% de ellos desarrolla diseminación del cáncer a otras partes del cuerpo y 75% habrá fallecido en un lapso de 10 años.

El 85% de los pacientes con cáncer avanzado presenta progresión de la enfermedad o desarrolla diseminación del cáncer a otras partes del cuerpo al cabo de 5 años y la mayoría de ellos muere en los 3 años posteriores al diagnóstico(1).

Entre los síntomas visibles puede detectarse la presencia de algún nódulo durante el tacto rectal o presentarse dolor perineal persistente, dolor ciático con irradiación posterior hacia glúteos o a la porción posterior de los muslos, constipación y pérdida de peso importante.